Vince©

Capítulo 2.

Vince.

Miré a la castaña detenidamente, todo en ella es perfecto, sus hermosos ojos y larga cabellera la hacen ver tan inocente. Por mi mente solo pasa una pregunta, ¿será que otro hombre ya tocó lo que por naturaleza es mío?.

Ya le había explicado que al ser mi mate jamás podrá irse de mi casa o librarse de mi. Para dicha mía, ella lo entendió muy bien y dejó de insistir en irse.

—Tengo unas reglas que debes tener claras y respetarlas al pie de la letra, de lo contrario harás que me enoje y no te gustará conocer ese lado mío— hable con seriedad.

Sus verdes ojos se fijaron en los míos, debo decir que anhelo marcarla para que todos sepan que me pertenece. Jamás pensé sentirme así, pero en éste preciso momento lo único que puedo hacer es pensar en ella.

—Si me dice las reglas lo agradeceré mucho —su voz es firme pero sin dejar su tono dulce.

Asentí, le hice señas para que se sentara justo a mi lado, ella hizo caso rápido. Puse mi mano sobre su pierna creyendo que la quitaría, pero no fue así.

—Presta atención —pedí —No debes acercarte a otro hombre, tu cuerpo no puede verlo nadie mas que yo. Debes decirme siempre dónde estás y no preocuparme, nadie puede tocar lo que es mío, que en este caso lo eres tú. Soy muy celoso y posesivo, cuando algo me hace enojar no reacciono de la mejor manera, así que te sugiero que no me hagas enfadar, no te gustará conocer mi lado oscuro —le advertí.

—Cumpliré sus reglas, no lo haré enojar —me aseguró.

Honestamente, pensé que diría que estoy loco y que jamás seguiría mis reglas.

—Daniela ven— le ordené a la muchacha de servicio.

La rubia rápidamente se hizo presente en la habitación, su vista se fijo en mi niña.

—Asi que ya encontró a su pareja destinada, ¡felicidades!— dijo Daniela emocionada.

Ignorando sus palabras y tratando de ocultar mi sonrisa —Lleva a mi mate al baño y ayudale en lo que te pida— le ordené.

—Vamos señorita— Daniela la tomó de la mano y así ambas desaparecieron de mi vista.

—¿Cuándo piensas marcarla?— preguntó mi lobo abriendo el link.

—Cuando ella esté lista —respondí.

—No creo que aguante tanto, yo quiero marcarla y sellar el vínculo— confesó.

—Eso tardará un poco Emrick, lo que menos deseo ahora es asustar a mi mate. No me estreses con tus deseos lujuriosos— le pedí.

—¡La culpa de que yo tenga estos deseos es tuya! Llevo setecientos años virgen, creo que ya hasta telaraña tenemos en nuestra entrepierna —se quejó.

—No pensaba dejar que otra mujer que no fuera mi mate tocara mi cuerpo— le dejé claro y cerré el link.

Tomé el libro que estaba leyendo y seguí mi lectura mientras espero a mi mate para ir comer. Hoy me tomé el día libre en el consejo, quiero pasar con Bella.

Un pequeño grito me alertó, Arabella se apareció frente a mi en ropa interior, el deseo por poseer su cuerpo invadió mi ser. Me levanté del sofá y acerqué a ella, la tomé de la cintura y la acerqué a mi cuerpo, su olor es tan exquisito.

—Señor, la muchacha quería que me desnudara y usted me dijo que mi cuerpo no puede verlo nadie mas, por eso no le hice caso— dijo Bella.

—Así es pequeña —solté una risilla —¿Quieres que te ayude yo?— pregunté aunque se perfectamente que sé negará.

Ella asintió —Claro señor, eso de conocer su lado mas oscuro es algo que quiero evitar.

—Muy bien, Bella —susurré.

Seguí absorbiendo su embriagante olor, el tenerla muy cerca de mi cuerpo y en ropa interior solo está despertando un gran deseo en mi interior.

—Señor, sus ojos están completamente dorados— me informó Bella.

—Lo sé, tú eres la culpable por aparecer ante mi únicamente en ropa interior —le expliqué tratando de controlarme.

Sus mejillas se tornaron rojizas y rápidamente bajó el rostro avergonzado.

&Esto es normal, mi cuerpo es algo que le pertenece desde que nací. Asi como usted y su cuerpo también me pertenecen— soltó tímidamente.

Reí sin poder evitarlo —Asi que me estás reclamando como tuyo —me acerqué a su cuello y dejé besos húmedos en él —Eso me encanta— susurré contra su piel.

—Vamos a bañarme, está haciendo mucho frío y estar solo en ropa interior no ayuda —dijo dulcemente.

Asentí —Aunque cambies de tema, algún día tu cuerpo será mío por completo— dejé un corto beso en sus labios —Te haré el amor de tal forma que tu cuerpo tendrá tatuado mi nombre en cada milímetro de tu piel.

Dicho eso, la tomé de la mano y llevé hasta el baño de la que ahora será nuestra habitación.

Ordené a Daniela salir, entré en el baño con Bella, pedí que se quedara en ropa interior y no se desnudara, de lo contrario no podré controlarme. Al salir le pedí a mi niña que se sentara en la cama mientras busco algo que ella pueda usar.

Saqué el bóxer mas pequeño que tengo junto a una camisa y le di ambas prendas a Bella.

—Por ahora usarás esto, mañana mandaré a Daniela por ropa para ti— le informé.

Ella solo asintió, se levantó y dejó caer la toalla que cubría su cuerpo al piso, cerré mis ojos tratando de no verla, pero me fue imposible, la curiosidad fue más. Observé el cuerpo de mi pequeña detenidamente, ¿es normal querer hacerle el amor?.

Ella empezó a vestirse bajo mi intensa mirada.

—Ya estoy lista, señor— anunció.

Mi camisa le queda igual que un vestido, por lo visto es muy bajita.

—Te ves hermosa— salió de mi boca sin poder evitarlo.

Una sonrisa se formó en su rostro —Gracias, espero ser suficiente para usted.

—Eres más de lo que alguna vez deseé —le confesé.

Me acerqué a ella y la tomé en brazos, mi pequeña puso ambas piernas al rededor de mi cadera, la posición en la que se acomodó no ayuda, tener su intimidad rozando la mía es algo que me hará perder el control.

—Oh pequeña, iremos a comer, necesito quitar este deseo de mi cabeza— salí de la habitación con ella en brazos.

La dejé sentada en la silla mientras yo me senté justo a su lado, Daniela no tardó en servir la comida.




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