“La sombra incesante”
Sienna
Estaba en mi habitación con Ayla compartiendo un momento tranquilo después de un día agitado. En mis manos sostenía una taza de té, y Ayla hojeaba una revista de moda con entusiasmo.
Nos gusta hacer esto cuando es fin de semana donde nos podemos relajar y pasar tiempo juntas.
—¿Sabes qué sería emocionante? —dijo Ayla mirando hacia arriba entusiasmada— tener un guardaespaldas. ¡Imagina todo el misterio y la intriga que eso agregaría a nuestra vida!
La miré frunciendo el ceño con un disgusto evidente.
—¡Ayla, no te imaginas lo molesto que es tener un guardaespaldas! Mi padre ha contratado a alguien para vigilarme todo el tiempo. Es... es incómodo, me hace sentir como si estuviera bajo un microscopio.
Quería que ella viera como me estaba sintiendo con todo esto. El que debería de tener uno es mi padre no yo.
—¡Vamos, Sienna! —dijo con picardía mientras se sentaba—. Debe ser emocionante tener a alguien tan... protector a tu alrededor. Quizás sea un tipo misterioso y atractivo.
—No es tan glamuroso como parece —manifesté negando con la cabeza y con expresión de preocupación—. Es... intimidante, en realidad. No puedo hacer nada sin sentir que estoy siendo observada. ¿Cómo puedes pensar que es emocionante?
—Lo siento, lo siento —dijo riendo ligeramente— no quería que te preocuparas. Pero, ¿no sería interesante tener a alguien misterioso cuidándote las 24 horas del día? Podría ser como un personaje de novela o una película de espías.
Doy un suspiro.
—Ayla, esto no es una película. Es mi vida real —manifesté con poca paciencia que me estaba quedando—. Preferiría tener mi privacidad sin alguien siguiéndome por todos lados. Simplemente, no es lo que esperaba.
A veces me pregunto quién es realmente. ¿Qué vida lleva? ¿Cómo terminó siendo un guardaespaldas? Esos pensamientos rondan mi mente, pero sé que no debería indagar demasiado. Supongo que solo necesito encontrar la manera de acostumbrarme a esta nueva dinámica. Espero que con el tiempo esto se vuelva menos invasivo y que pueda recuperar algo de mi libertad personal.
Ayla puso la revista a un lado, con expresión comprensiva.
—Lo siento, Sienna. Entiendo que te sientas así. Pero, mira el lado positivo, tal vez este guardaespaldas sea un tipo fascinante. ¿Quién sabe? Podría ser divertido tener a alguien vigilando tus pasos.
Me acosté en la cama.
—Sí, tal vez tengas razón —exprese con una sonrisa irónica—. Esperemos que no sea tan abrumador como parece.
Guardamos silencio, yo en mi cama mirando hacia el techo intentando procesar todo este suceso. Puedo cuidar de mí misma sin tener a personas a mi alrededor. Además de que me cuidan si todo está yendo bien.
Miro a Ayla que se recuesta en mi cama con una sonrisa traviesa en su rostro mientras me mira con complicidad.
En sus ojos puedo notar lo juguetones que se expresan. Aquí vamos con su nueva idea.
—¡Oye, podrías considerar que sea una especie de asistente personal! Imagina todo lo que podrías hacer con un guardaespaldas a tu disposición. ¡Sería como tener tu propio agente secreto!
Negué con la cabeza riendo.
—Oh, sí, un agente secreto que arruina mi privacidad. ¡Eso suena emocionante!
—Bueno, podrías aprovecharlo —expresó con una risa juguetona— ¿Quién sabe? Tal vez te ayudará a descubrir algún misterio fascinante o a vivir una aventura emocionante.
—Sí —articulo bromeando— supongo que podría intentar pedirle que organice mi agenda o me consiga un café. Eso sería algo.
Ella ríe.
—¡Exactamente! Tienes que ver el lado positivo. Además, seguro que no está nada mal tener a alguien apuesto cerca de ti, ¿no?
Esta situación con el guardaespaldas es tan inesperada como incómoda. No puedo negar que me hace sentir atrapada, como si mi vida estuviera bajo un constante escrutinio. Aunque entiendo la preocupación de papá por mi seguridad, esto está yendo un paso más allá de lo que imaginaba. La presencia constante de este nuevo elemento en mi día a día es, francamente, agobiante.
—Ayla, no empieces con eso —rodee los ojos—. La verdad es que aún me resulta extraño, pero espero poder acostumbrarme a esta situación.
No es que no aprecie la intención detrás de esto. Es solo que me siento privada de mi propia privacidad. Me cuesta hacer cosas simples sin sentirme observada, como si estuviera bajo una lupa. Aunque él parece ser profesional y competente en su trabajo, no puedo evitar sentir cierta incomodidad cada vez que estoy cerca de él.
—Bueno, estás en una situación que podría ser la trama de una película de espías —dice con tono de complicidad— solo trata de disfrutar el espectáculo, ¿quién sabe qué cosas emocionantes podrían suceder?
Asiento con una sonrisa, aunque todavía algo escéptica. Ambas continuamos bromeando sobre las posibles situaciones emocionantes y peculiares que podrían surgir con la presencia constante de Bastien, tratando de hacer que la situación parezca más intrigante y menos abrumadora.