Al día siguiente, Helena no tuvo que ir a la escuela, era sábado. En la mañana había estado nerviosa por lo sucedido. Denise lo había notado y le había preguntado por su comportamiento extraño. A la niña no le gustaba mentir, pero tampoco se decidía a contarle a su madre todo lo que había visto, ni siquiera estaba segura de que hubiera pasado. No de esa forma, talvez alguien le había jugado una pesada broma, y ella en su desconcierto inocente lo había creído sin objetar. Hasta ahora. Sea como sea, Helena solo le dijo que era estrés por los deberes de la escuela.
—¿Estas segura? — Le había dicho su madre no muy convencida de su respuesta- normalmente las tareas no te generan tanto estrés.
—Sí, estoy segura— Mintió fatalmente— Últimamente los estándares han aumentado mucho.
Luego del pequeño interrogatorio acompaño a su madre al mercado del pueblo. Era realmente hermoso, sobre todo entre los últimos días de verano y los primeros de otoño. Cuando el vivaz y fuerte verde daba paso a los tonos ambarinos y naranjas suaves. Cuando el sol brillaba cálido pero el ambiente fresco lo equilibraba. A Helena le encantaba caminar por el mercado. Todos los puestos de legumbres frescas ofrecían los productos exóticos que importaban. Las floristerías armaban los ramos de flores más hermosas de la temporada. Pero la parte favorita de Helena era pasar junto a las panaderías artesanales. Se deleitaba mirando la infinidad de galletas y confites coloridos expuestos en los escaparates y disfrutando del aroma a pan recién horneado que inundaba toda la plaza. Su madre siempre le daba dinero para que comprara un pan artesanal de semillas y le dejaba el resto para que comprara algo de comer mientras ella compraba los frigoríficos, un par de calles más lejos. La niña siempre compraba lo mismo. Un panecillo de canela y chispas de chocolate. Se sentaba en el puente de piedra que cruzaba el rio y esperaba la llegada de su madre. Siempre guardándole un trozo del panecillo. Justamente empezaba a probar el panecillo cuando Missi apareció junto a ella acompañada por un par de niñas de su edad.
—Hola Helena, te ves tan... menos rara de lo normal— Dijo Missi con sarcasmo provocando risitas de sus acompañantes.
—Ahh ¿gracias? — Helena no conocía muy bien cómo funcionaba el sarcasmo. Apenas si entendía su significado.
Missi se molestó por la ingenuidad de Helena. Que le respondiera de forma mínimamente amable solo la irritaba. Desde hace un tiempo la simple presencia de la sabelotodo la sacaba de sus casillas. Sobre todo, desde que Missi le había comentado a su hermana mayor lo de la feria de ciencias. Su hermana le había dicho que la feria de ciencias era solo mucha tarea extra, pero más difícil, y que si alguna persona quería participar de forma voluntaria era solo una o un nerd muy presumido.
—Eres realmente tonta ¿no es así? — espeto molesta— ese cerebrito tuyo solo sirve para memorizar palabras, pero no para funcionar más como una persona normal- Se acercó y le dio unos nada suaves golpecitos en la cabeza.
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amistad sin limites, magia blanca y oscuros poderes, lazos ancestrales y herencia de sangre
Editado: 19.06.2019