Extra

Noah dio una risa dulce mientras miraba lo más oscuro de la noche. Las estrellas brillaban ante sus ojos como recuerdos magníficos. Como si la felicidad que siempre buscó se encontrara allí. Quería atraparlas en sus manos. Estiró sus brazos para llegar a ellas, pero lo único que consiguió fue que Alex, quien estaba a su lado, tomara sus dedos entre los suyos. Recordó por qué se encontraba tan risueño. Fue, una vez más, culpa de una pregunta algo tonta. 

—¿Qué dijiste? —carcajeó. 

—¿Qué es lo que no te deja dormir por las noches? —prosiguió Alex.

—Cuando bebemos te pones muy sentimental. Deberíamos dejar de hacerlo. 

Haciendo una ligera broma, dio la vuelta a su cabeza para encontrarse con la mirada perdida del otro. Los ojos verdes de Noah brillaron para Alex, quien se acercó a besar su nariz. Repitió una vez más la pregunta. 

—¿Te he dicho que eres un idiota? 

—Me lo dices constantemente. 

—A veces en verdad lo eres. —No deseaba responder.

—Solo estoy haciendo una pregunta.

—Lo sé… 

Noah realmente odiaba esos momentos en los que ambos sabían que algo que tenían que hablar sobre algo que ocultaban. Pero estaba lo suficientemente borracho como para seguir adelante sin sentir mucho remordimiento. 

—A veces pienso en León. —Regresó a ver las estrellas—. Sé que no te gusta cuando hablamos de él, pero… aún duele cuando pienso que lo perdí. 

—¿Sigues extrañándolo? —preguntó levemente asustado. 

—No. No lo extraño. Solo que… duele. 

Alex siempre se sentía incómodo cuando hablaban del amor perdido de Noah. Aquel que fue asesinado en nombre del odio. Siempre luchaba por darle a Noah lo mejor de él, pero siempre terminaba en el mismo problema: Nunca se sentía suficiente para ello. 

—No pongas esa cara de idiota —dijo Noah riendo. 

—Es mi cara. 

—No. —Regresó a verlo—. Yo no lo extraño. Solo… duele pensar que me encerré en él por tanto tiempo que me olvidé de vivir. Me da miedo pensar que si no te hubiera encontrado, seguiría encerrado en mi habitación, en esa casa… con esa gente. 

—Quiero ayudarte en todo. —Sus ojos brillaban—. Quiero ayudarte a recuperar tu vida. A vivir. Quiero ser parte de tu nueva vida. 

Ver cómo asentía de manera ferviente hacía que Noah se sintiera alagado por su determinación. En Alex era realmente extraño ver ese tipo de seguridad cuando hablaba de las cosas que quería hacer con él. Llevó su mano a su rostro antes de acariciarlo con calma y mover levemente su labio con su pulgar. No podía creer que en aquel pelinegro era capaz de encontrar la felicidad que las estrellas le recordaban. 

—Siempre dices las cosas como si fueran fáciles. —Noah odiaba ilusionarse.

—Sé que no es fácil —murmuró tomando su mano—. También es difícil para mi saber que si fallo seré otro terrible recuerdo.

—Nunca serías un mal recuerdo, Allamand. Deja de ser idiota.

—Eso no lo decides tú, Freeman.

—Claro que puedo decidirlo. Mira y aprende —se burló.

—¿Cómo lo decides?

—… Ni idea.

—¿Entonces?

—Si nunca te vuelves un recuerdo, nunca te volverás un mal recuerdo.

—¿Eso qué significa?

Noah sabía lo que significaba, pero no quería decírselo. Sabía muy bien que si lo decía, Alex haría todo por él. Que jamás lo dejaría solo. Que jamás podría retractarse de su decisión. Que viviría una vida a su lado. No estaba seguro de ello, pero volver a ver esos ojos le causaba tanto amor y ternura en el pecho que sintió que si perdía alguna vez a esa persona, probablemente moriría. 

No quería perderlo. 

—¿Qué significa? —insistió. 

—... que no quiero que te vayas jamás. 

—¿Estás aceptando mi amor? —preguntó realmente ilusionado.

—Estoy aceptando tu ayuda. Tu cariño. Te estoy aceptando a ti. 

—No te arrepentirás. 

—Eso espero.

Nota del autor: Jamás pensé que subiría un extra, pero este lo encontré recientemente en mi Drive. Al recordar que esta era mi primera historia (y lo mucho que amo a los personajes) pensé en corregirlo y publicarlo. Es corto, pero espero les haya gustado. <3