VitÍligo

Capítulo 7 - ¡Tengo un retraso!

 

De Emiliano:  


   Amor. Eres la forma más bonita que me ha puesto la vida en mi camino, para 
enseñarme que vale la pena arriesgarse a mar. Que tengas un lindo día.   
 

 


Era imposible no enamorarse cada día más de un hombre, el cual enviaba mensajes así todas las mañanas. No dudé en responderle algo a la altura de ese hermoso mensaje. 

De Kaira: 
Cariño. Uno de los hombres más perfectos, después de mi padre; que sin ninguna 
barrera logro amar a esta pobre chica a pesar de su color de piel y que cada día 
           le demuestra que hay que apreciar los pequeños detalles de la vida.  ¡Espero y tú también tengas un hermoso día, Guapo! 

Salí de mi habitación y vi caminar a Simona rumbo al baño, pero ahora qué tendra pare una anciana caminando de esa forma. 
— Amiga ¿Estás bien? 
— No, llegó Andrés esta madrugada y se trajo de arrume a su colega Don Cólicos.     
¡Oh! Solo abrí mi boca sin decir nada; ella entró al baño cerrando la puerta y recordé que no me había bajado aún, tampoco cuándo fue la última vez que me bajó, ¡ahhh, no! corrí de vuelta a mi habitación y busqué entres los cajones de la mesa de noche el cuaderno el cual uso para anotar mi periodo. Según mis cálculos tenia diez días. 
— ¡Oh! Por Dios ¡Tengo un retraso! 
— ¿Qué tienes un qué? 
— ¡Por Dios Simona, pareces gato! 
— Escuché bien,  ¿Tienes un retraso? ¿De cuántos días? 
— Que metiche eres, solo son 10 días. 
— Hay que ir a comprar una prueba de embarazo. 
— Para que, no estoy embarazada, además hay mujeres que su periodo llega cada 48 días. 
— ¡Ay! Por Dios, de donde sacaste esa blasfemia. 
— De Internet. 
— Ajá y como todo lo que está en internet es tan creíble, cualquiera con un hombre así a su lado, también estaría embarazada. 
— Que no estoy embarazada, y ya que muera el tema aquí. 
Salí de la habitación rumbo a la cocina por algo de comer, tenia ganas de comerme una ensalada de aguacate, Simona iba detrás mío: 
— ¡Dios!, porque será tan terca esta chica, no dejará el tema hasta que no haga lo que ella quiera   — susurré mientras caminaba. 
Entré a la cocina y caminé en dirección al otro lado del mesón; allí estaba comiéndose algo, yo no sabia qué era y le pregunte: 
— ¿Qué te estas comiendo? 
— Ensalada de Atún. 
Solo pensé en ese Atún y se me revolvió el estómago; corrí al baño más cercano a vomitar. Dejé que mi alma saliera por mi boca, lágrimas salían de mis ojos y detrás de mí escuche: 
— ¿Ahora si quieres que compre la prueba de embarazo o aún tienes alguna otra duda? 
— Te odio  — le dije esas palabras como pude. 
— Ahora vuelvo, no te vayas a desmayar, espera a que yo vuelva y grabe tu reacción. 
Quince minutos después me encontraba sentada en el  inodoro; inclinada un poco había adelante, vomité hasta el alma y sin haber comido nada aún. Luego llegó Simona; me entregó la bolsa, le hice una seña para que me dejara sola y eso hizo. Realicé el procedimiento como estaba escrito en la caja, esperé el tiempo necesario. 
— ¡NOOOOO!  — grité mientras intentaba no caerme al suelo.  
Lágrimas empezaron a salir de mis ojos;  no sabía cómo sentirme, si feliz, nerviosa o con miedo. Solo sabía que me estaba dando un ataque de pánico; pensaba en lo que diría Emiliano, no llevábamos ni cinco meses juntos y ya me había embarazado.     
De pronto la puerta se abrió y entró Emiliano con cara de preocupación, pero antes de preguntarme algo miró la prueba que aun tenía en la mano y su boca se abrió; nadie decía nada, él solo estaba allí procesando todo.     
 



#19527 en Novela romántica

En el texto hay: amor

Editado: 25.01.2022

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