Como un puñal húmedo, azul el mar se adentra entre las montañas desmenbrandolas, convirtiendo la tierra en Islas solitarias, habitadas por un verde mundo vertical.
El sol parece no querer dar a luz los siglos inhabitados de la vastedad, la canción sin repertorio humano de un ave nunca vista, aún así, no puedo descubrir el derrotero submarino de los peces y los secretos profundos del mar.
A lo lejos los grandes monstruos marinos nos saludan e intimidan, es un espacio en movimiento, se escurre como garras en el cuerpo sumergido de las naves. Los pájaros surfean el aire huyendo de nuestra atrevida e inesperada presencia