Viviendo Con El Enemigo

CAPITULO XL

Han pasado dos días desde que charlé con Teresa, y aún me pregunto si lo que estoy a punto de hacer es correcto.

Michael, quien hasta hace poco nunca me dio una segunda mirada en el pasillo, me habla como si fuéramos amigos de toda la vida. Incluso me va a buscar a casa en las mañanas y comemos juntos en el almuerzo. Por las tardes vamos juntos a casa, lo sé, extraño.

En el instituto ya se ha esparcido el rumor de que Mark me dejó. Algunos de los rumores dicen que se escapó de la cuidad con una actriz poco famosa que conoció en un club nocturno. Si me preguntas, te puedo decir que admiro la increíble imaginación que tienen estos chicos hoy en día. Pero también se ha esparcido el rumor de que Michael está interesado en mí, algunas personas me llaman zorra a mis espaldas y otras quieren ser como yo, pero en realidad, lo único que yo quiero es que todo vuelva a ser como antes, cuando era invisible, cuando en lo único que destacaba era en los estudios y mis notas.

Además, estoy segura de que Mark va a aparecer en cualquier minuto, después de todo debe estar presente para la ceremonia de graduación.

— ¿En qué piensas? —me pregunta Michael, quien está sentado a mi lado.

—En nada—respondo sin mirarlo, aun no me acostumbro a estar cerca de él, y tampoco puedo acostumbrarme a mirarlo directamente a la cara, eso me cohíbe.

— ¿Sabes? Aun no comprendo por qué vienes a clases, todos saben que ya no es necesario que te presentes, deberías de estar disfrutando mientras puedas—dice Michael.

Me doy vuelta para mirarlo. —Teresa aun no acaba con los exámenes, ella me necesita aquí—digo a la defensiva.

Además, no quiero que se den cuenta de que estoy nerviosa, me faltan dos días para ir a la entrevista de la universidad a la que estoy aspirando a ir, no puedo solo estar en casa sin hacer nada, porque eso es lo que estaría haciendo. Estaría en esa gigante casa absolutamente sola. Ahora que Mark se ha ido, ya no tiene sentido regresar a casa.

— ¿Podrías dejar de pensar en Mark cuando estés conmigo? Es un poco molesto y me hace sentir mal—la voz de Michael es cortante y tiene una pisca de tristeza.

Me giro para mirarlo. Él está a unos centímetros de mi rostro, me coloco nerviosa y trago saliva, de pronto comienza a hacer calor. Odio cuando hacia eso, él está invadiendo mi espacio personal y eso me molesta.

— ¿Puedes alejarte? Invades mi espacio, y no puedo creer que estés haciendo esto, sabes que me gusta Mark—susurro—, y él es tu mejor amigo.

Él se encoge de hombros. —Yo intente ayudarlos haciéndome a un lado, pero Mark está siendo lo suficientemente estúpido, y si él no te va a apreciar, entonces lo haré yo—dice como si esto fuera lo más normal del mundo.

Me sonrojo involuntariamente, detesto lo sincero que es.

—Te quiero invitar—dice cambiando de tema. —Quiero ir al cine, pero no quiero ir con mi hermana, estoy pensando en que podríamos ir tu y yo.

Lo miro con el ceño fruncido. —Vamos, no es como si te estuviera pidiendo matrimonio, es solo una invitación al cine.

Abro la boca para rechazar su invitación, pero Teresa aparece junto con Theo. —Eso suena fantástico, si quieren, puede ser una cita doble—ella sonríe. Yo por mi parte miro a Theo en busca de ayuda, pero el solo niega con la cabeza. Al parecer el tampoco tiene escapatoria.

—Creo que es una buena idea—dice Michael. —Así Mel no se sentirá ansiosa. —Teresa ríe y yo frunzo el ceño, no veo lo gracioso allí.

—Entonces está decidido, iremos al cine—dice Michael mirándome a los ojos.

El transcurso del almuerzo es extraño, Michael habla con Teresa como si fueran mejores amigos. Él dice cosas y ella reía. Miro a Theo, el cual tiene la mirada fija en mí. Su rostro me dice que quiere decirme algo.

—Voy al baño—digo levantándome de la mesa.

—No tardes mucho—dice mi amiga sin siquiera mirarme.

Abandono el casino y me dirijo al baño. Necesito estar sola unos segundos, estoy a punto de entrar en el baño cuando una mano masculina me toma de la muñeca.

—Theo, por favor no me asustes de esa forma—digo un poco histérica.

El me deja ir. —Lo siento, no quise asustarte.

Frunzo el ceño. No lo vi levantarse después de mí. — ¿Qué pasa? —pido saber.

El de manera nerviosa se mete las manos en los bolsillos.

—Solo escúpelo—digo con una sonrisa. —Sé que me quieres decir algo, te escucho.



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En el texto hay: juventud, amorodio, amistad

Editado: 28.12.2019

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