Viviria Un Infierno a Tu Lado

Capitulo 4

María mentiría si dijera que no estaba ansiosa porque el chico se fuera después de todo tendría tiempo suficiente para salir de dicha casa y nunca regresar, si bien era cierto tenía algo de miedo pues nada podría evitar que la asesinara si llegaba a encontrarla. Pero como dicen el que no arriesga no gana y María ya estaba harta de perder. 
- ¿A dónde vas? -repitió nuevamente la joven mirándolo desde el sillón en el que estaba recostada 
-No es algo que te importe-decía aquel chico recogiendo todas las carpetas que tenía en la sala para guardarlas en su habitación y regresar-Pero por si te interesa me iré muy muy lejos-María solo rodo los ojos para volver a recostarse en su sillón 
-Bien, entonces me quedare aquí-contesto de mala gana volviendo a contar aquellos agujeros que había en el techo- ¿por cierto donde está mi mochila? 
-mmm creo que la tire a la basura-decía restándole importancia 
-¡que!-grito alterada la joven-¡Acaso eres idiota! ¡No tenías derecho a tirarla!-se paro del sillón para caminar hacia el dispuesta a golpearlo si bien la mochila no era el problema si no lo que había dentro de ella 
-Relájate es solo una mochila, además ni siquiera la vas a ocupar-sin interés contesto el joven deteniendo los movimientos de la chica 
María estaba demasiado enojada y frustrada por no poder golpear a este completo desconocido ¿quien se creía como para deshacerse de aquella mochila sin siquiera preguntar? Dentro de ella estaba su ropa e incluso el retrato de su madre. 
-El…. El retrato-susurro a lo que el chico la miro curioso-¿Dónde la tiraste?-decía mirándolo con súplica esperando que a dónde sea que haya desechado su mochila todavía siguiera ahí, pues la única cosa que no podía perder era aquella foto que su madre le había dejado 
-mmmmm no lo sé déjame pensar-una sonrisa asomo por la boca del chico-ciertamente no recuerdo pero tranquila ,no tienes de que preocuparte-María apretó los puños en señal de frustración pero al cabo de unos minutos se relajo. 
¿de que le serviría gritarle a la cara? De todas formas el tenía el control de todo y si quisiera la mataría e incluso si le decía eso no traería su mochila de vuelta 
-no necesitas nada de lo que tenías en ella así que ya deja poner esa cara-molesto el chico camino hacia su habitación-me molesta. 
Primero decía que era interesante el tipo de expresión que ponía y ahora resulta que le molesta ¿acaso era bipolar? O es que  le molestaba que su ropa fuera de marca. Con razón le había dado ropa vieja que no le pertenecía para vestirse aún que resultaba algo bueno si resultaba salir de ahí, pues nadie sospecharía de ella y menos que fuera alguien rica o al menos ese era su pensamiento. 
Conforme el tiempo pasaba cada minuto se le hacía eterno ,no veía la hora en que el chico se fuera y está pudiera correr lo más lejos que pudiera para desaparecer de su radar. Mientras tanto cierto chico se alistaba  para salir debatiéndose entre amarrarla o dejarla encerrada en algún sitio, al final optó por dejarla encerrada en el baño ya que todo ser humano tiene sus necesidades y en el no había más que una pequeña ventana por la cual estaba seguro de que no escaparía. 
Una vez listo salió de la habitación llamando la atención de aquella joven que sólo se incorporo en el sillón para observarlo atentamente 
-ven aquí-pronuncio con voz autoritaria el chico haciendo una seña con la mano, por lo que la chica solo se incorporó y camino con el hasta entrar en dicho baño 
-¿no piensas hacerme nada extraño verdad?-la joven lo miró con cautela y sospecha 
-No solo te quedarás aquí hasta que regrese-dijo restándole importancia por lo que la chica paro en seco 
-¿Qué? 
--Claro, no pensabas que iba a ser tan tonto como para dejarte sola deambulando por todo el departamento mientras no estaba o ¿si?-proclamo con burla  para después agacharse y acercarse a ella mientras está retrocedía hasta chocar con la pared 
-¿q-que haces?-nerviosa la chica apretó sus manos mientras sus mejillas se pintaban de rojo, pero el chico no respondió y solo acercó su cabeza hasta la altura de su cuello 
-Hueles muy bien- sonrió para después verla a los ojos 
-es obvio que huela bien, acabo de bañarme-se negaba a verlo a los ojos pues realmente estaba totalmente avergonzada de sus acciones-puedes alejarte invades mi espacio personal 
-creí que no te ha quedado claro, pero tú no tienes espacio personal-sin más abrió la boca para dar un pequeño mordisco en su cuello haciendo qué la joven soltara un pequeño sonido parecido al de una especie de gemido- realmente eres muy sensible-satisfecho por la reacción de la chica se alejo saliendo del baño y cerrando la puerta con llave 
-¡oye!-grito la joven desde adentro tratando de abrir la puerta- ¡déjame salir! ¡esto es ridículo!-golpeo la puerta más fuerte-¡ Te prometo que si salgo de aquí te arrepentirás de haberme encerrado maldito!-se escuchaba bastante molesta  
-ridículo es que pensaras que yo te dejaría andar libre cuál mariposa-grito divertido desde el otro lado de la puerta-debo irme, ya hablaremos cuando regrese. 
Sinceramente lo que a J.B. le atraía más que sus reacciones era aquel dulce aroma que desprendía tan femenino y apetecible ,no cómo las otras chicas con las que estuvo. Sus perfumes solían ser fuertes e incluso le daban dolor de cabeza, pero sin embargo está chica tenía un olor propio bastante agradable por lo que al final se quedaría un tiempo más con ella. Tenía la intención de probar aquella piel tan suave y blanca como la porcelana , pues a pesar de que prefería a las mujeres voluptuosas , su cuerpo no estaba nada mal y lo que más llamaba la atención en ella era aquella quemadura con dos letras parecían ser las iniciales de algo pero el chico no lograba identificar de que.  
No obstante, mientras ella estuviera con el admirarla cada una de sus cualidades para convertirla en su posición más preciada. J.B. se alejo de aquella puerta en la que María todavía exigía y le reclamaba dejarla ir . Sinceramente no importaba que tanto patalea o lloriqueara el no tenía planes de dejarla salir y menos si trataba de ordenarle algo. 
“Bien si el no le deja salir, yo buscaré una forma” pensó María mientras iba de un lado a otro sin saber qué hacer hasta que una idea loca cruzo por su mente, tomo la pequeña silla que había junto al lavabo y la coloco debajo de la ventana  en la que estaba la regadera, subió cuidadosamente en ella y la analizo pensando si realmente entraría por ella o no además de asegurarse que hubiera algo del otro lado y para su suerte habían unos contenedores repletos de basura en la parte de abajo “perfecto” pensó  pues ahora sólo tendría que armarse de valor para saltar por aquella ventana. 
Nuevamente bajo del banquito para recargar la cabeza en la puerta y asegurarse de que el chico se hubiera ido pues tampoco quería llamar su atención, lo más sentado sería esperar un tiempo para que si lograba salir no fuera interceptada por este. Esta vez tenía muchas expectativas acerca de su libertad, ya que si todo iba de acuerdo al plan pronto estaría saliendo de aquella ciudad sin ser vista por la policía y menos por J.B. 
“Ya quiero ver la cara de ese tonto cuando vea que no estoy” pensó María con una sonrisa pues ya imaginaria la cara de estupefacto que tendría, esa será la última vez que la tocaría o sabría algo de ella “espero que hayas disfrutado de aquel beso porque será el último que tendrás” varios pensamientos así pasaron por su cabeza además de insultos y maldiciones hacia este.  
Por otro lado, el joven se encontraba cambiando su ropa por una más cautelosa, camisa, abrigo, pantalón y zapatos negros además de cargar su arma en la espalda pues nunca sabía cuándo sería de utilidad. Por unos momentos pensó en esposar a la chica pero creyó que no sería necesario pues creía que la amenaza había bastado para que está no saliera de dicha habitación aún que pensándolo mejor tal vez debería tomar algunas precauciones. 
Al momento de salir cerro también la puerta de la entrada principal con cerrojo y le puso una cadena con candado pensando que así está ya no podría salir, pero lo que nunca se imagino fue que aquella chica tuviera la suficiente confianza como para saltar por la ventana del baño 

-Tienes una última oportunidad de dejarme salir-grito la joven pero no hubo respuesta por lo que supuso que ya se había ido 
“maldito sádico” pensó la joven mientras se agarraba el cabello con cierta frustración pues ciertamente no quería saltar por aquella ventana pero si era su única opción claro que lo haría. Tampoco lo culpaba por desconfiar de ella pero ¿tener que encerrarla en un baño? Eso sí era patético. Nuevamente subió en aquel banquito para sacar la mitad de su cuerpo fuera y apoyarse con las manos para levantar su propio peso “bien María sólo tienes que saltar y después dile hola a la libertad” sus manos temblaban mientras sacaba su cuerpo por la ventanita “realmente no puedo creer que entrara por ahí” pensó para después tomar toda la valentía del mundo y saltar hasta los contenedores soltando un pequeño grito que rápidamente callo tapando su boca con ambas manos. 
El aterrizaje fue cuestión de segundos y cayó en el contenedor ocasionando algo de ruido si alguna ves le preguntaban que era lo más extremo que había hecho en su vida, estaba segura cuál sería la respuesta, algo adolorida la joven salió de dicho contenedor aún algo mareada por la caída pero rápidamente se reincorporo para ver a sus alrededores y asegurarse que nadie la hubiera visto. 
Ágilmente corrió por las calles de aquella ciudad rogando por no toparse ni con la policía ni con alguno de los compañeros de J.B. pues no quería regresar ni a su casa ni al departamento de este. 
(….) 
El sol brillaba en lo alto del cielo manteniendo al barrio sereno de a momentos. Pese a que no había muchas personas en circulación J.B. no podía darse el lujo de llamar mucho la atención a estas horas, por lo que optó ir por calles aún menos transitadas pasando por algunos bares donde las personas trabajaban y lo saludaban aquellos que lo reconocían a primera vista ,pues ellos sabían que el era el jefe. Otros simplemente hacia algún ademan con la intención de decir ¿pasas luego o tomamos algo? A lo que el les respondía con otros gestos negando o aceptando sus oferta. No era malo el que las personas lo conocieran aún que prefería tener un perfil bajo, ya que no era como aquellos estúpidos que creían que mientras la gente supiera cuántos habías matado predominarían más en la zona, J.B. no podía darse el lujo de hacer este tipo de tonterías ya que debido a sus contratistas y el tipo de trabajo que llevaba debía mantener su identidad lo más común posible y seguir la corriente. 
J.B. cruzaba un par de callejones antes de llegar a un sitio aislado en el que el sol no alcanzaba a iluminar del todo, sumergiéndose dentro de un edificio de al menos unos cinco pisos de alto entrando por una puerta de acero con disimulo. 
Por otro lado María corría por las calles ante la atenta mirada de algunas personas las cuales ya comenzaban a darse cuenta de ella y no dejaban de murmurar cosas como ¿será ella? “Creo que es la chica de la que hablan” ¿Qué hace alguien como ella aquí?   Entre muchas otras cosas, al principio todo le parecía confuso hasta que pasó frente a una tienda de televisores y entendió todo .Salía en las noticias como desaparecida y al parecer su padre estaba dando una gran recompensa por la persona que se la entregará con vida. Debía ser cuidadosa con lo que hacía ya que al pasar unas cuantas cuadras de topo con un policía y este comenzó a perseguirla unas cuadras antes de cansarse y regresar por dónde había venido. 
Sin perder mucho tiempo María decidió que tal vez sería más sencillo ir por las calles menos transitadas, pero como siempre resultó ser una muy mala idea ya que terminó perdiéndose y tampoco sabía cómo regresar por dónde minutos antes había pasado pues todas las calles parecían ser iguales. La única aspiración que tenía en ese momento era poder encontrar aquel parque al que había ido la primera noche que conoció a J.B. tal vez ahí pudiera tener una mejor orientación. 
Aún que viendo como estaba las cosas ni siquiera tenía esperanza de poder ir a algún sitio en el que su cara no estuviera en las televisoras, en cuanto su padre se dio cuenta que había escapado estaba segura de que se volvió loco y estaba moviendo cielo, mar y tierra tratando de encontrarla cosa que está no quería. Pues sería un total suicidio. 
Creo que el haber salido de aquel edificio había sido una pésima idea ahora que lo pensaba mejor, nunca en su vida alguno de sus planes habían salido bien y ahora que estaba expuesta a todo se sentía más vulnerable que nunca incluso deseaba que J.B. estuviera ahí con ella mínimo así tendría un seguro de vida. Después de todo no tenía dinero y menos algo con que defenderse. 
Su mirada se posos en el cielo mientras pensaba en aquella noche en donde siguió a J.B. como si su vida dependiera de ello y en las miradas que recibía mientras caminaban, un escalofrío recorrió su espalda. No quería imaginar lo que pasaría si llegaba la noche y volvía a toparse con algún extraño  ¿y si está vez estaba más loco que el anterior? Con eso en mente sacudió su cabeza y nuevamente hecho a correr sin rumbo fijo. 
Las luces de la calle comenzaron a iluminarse dando comienzo a la bella noche, las personas comenzaron a transitar más y más estás como si fueran los dueños del lugar. Mientras tanto María caminada despacio abrazando sus brazos en busca de calor, las personas que pasaban por su lado volvían a verla extraño pero está vez no era porque la reconocieran o algo así era mas por el hecho de las pintas que traía. Hoy era una de las noches más frías del año y ella se encontraba solamente con una camisa negra ancha y unos shorts algo grandes para su tamaño. 
Muy cerca de donde se haya a María se encontraba un muchacho de cabello castaño claro el cual se veía muy alegre hablando con el dueño de un bar en la parte de afuera 
-¿y esa chica?-comento uno de los clientes mientras le echaba un vistazo por la puerta, a lo que el chico volteo en su misma dirección encontrándose con una chica de mirada perdida solo vestida con una camisa negra que reconocería en cualquier sitio y unos shorts cortos bastante anchos para ser de mujer, se veía como si estuviera huyendo de algo o las bien de Alguien 
-¿pero que le pasó a esa?-proclamo el extraño chico de cabello negro frente a el, por lo que esté solo se levantó de su lugar para ir tras aquella pequeña gatita que estaba muy lejos de aquel departamento del que seguro se había escapado 

María intuyo que al fin pudo encontrar algo que le resultaba familiar por lo que siguió por esa calle sin percatarse de que alguien ya estaba caminando en su dirección. Todo el camino se las había ingeniado para no cruzarse con alguna persona que la reconociera pero al parecer ese día no tenía buena suerte ya que sin poder evitarlo su camino se cruzó con aquel chico de cabello castaño estampando se contra el por tener la mirada en el piso 
-lo siento , yo no veía por dónde iba-hablo María mirando hacia el frente el sujeto que tenía frente a el tenia una contextura aún más intimidante que la de J.B. pues se veía aún más alto 
-tranquila. Fui yo el que no veía por dónde iba-le regalo una sonrisa sincera-ya que te vez tan indefensa y arrepentirá cariño ¿Por qué no mejor vamos detrás de aquella puerta y te disculpas como es debido?-la sangre de María se quedó completamente helada mientras el temor la invadía. 

Ni siquiera podía determinar si golpearlo o darle una patada en la entrepierna ¿acaso estaba loco? Retrocedió unos pasos  
-era broma cariño-comento a reír divertido por su expresión-ven-la tomo por el brazo para apartarla lejos de todos hasta llegar a un oscuro callejón 
-¿pero que….-no pudo terminar porque ya estaba siendo arrastrada a sepa donde ¿era buena idea seguirle? Podía imaginar cualquier cosa debido a su evaluación sádica de J.B. 
Estudio cada parte de sus movimientos en busca de algún indicio que le dijera “ hey soy un Psicópata corre” pero su aura era muy distinta cualquiera que hubiera conocido antes parecía ser una buena persona y transmitía cierta paz y tranquilidad, además siempre podría golpearlo si hacía algo extraño 
- ¿Por qué me llevaste a este callejón? -María lo miraba con demasiada desconfianza, si en ese mismo instante no la soltaba planeaba golpearlo tan duro que jamás olvidaría aquello- debo alejarme de aquí, no internarme mas 
-En primer lugar ¿cómo llegaste aquí? -pregunto el chico calmado mientras soltaba su mano en espera que la chica lo siguiera, si iba ayudarla mínimo esperaba que esta le respondiera-No parece que tu seas el tipo de persona que vive por aquí 
- ¿enserio? ¿y qué tipo de persona vive por aquí? -pregunto curiosa-además tampoco es como que te importe el cómo llegue aquí, solo quiero irme de aquí-comento finalizando la conversación. Necesitaba irse de ese lugar y rápido 
-Conozco a todos los que vienen por este lugar y tú eres de afuera mi pequeña-decía orgulloso-todavía no entiendo como terminaste aquí 
-Pues felicidades por conocer el rostro de todos por aquí-hablo con desinterés, pero se detuvo al razonar lo que quería decir 
-Escapaste de casa ¿o me equivoco?, si es así espero que la persona que te haya encontrado solo te encontrara como un entretenimiento y no como algo más.... 
- ¿Por qué tengo que seguirte? Ni siquiera te conozco-la chica rodo los ojos para volver por donde recién había entrado 
-Bien entonces te deseo suerte, una persona con tu apariencia y físico no tardara tanto en ser notada, la pregunta es ¿Qué tanto quieres llamar la atención? -al terminar la pregunta la chica freno en seco ante su insinuación-Ven conmigo y te llevare por un sitio más seguro-grito el castaño. 
María lo pensó un momento antes de regresar a donde el desconocido y seguir caminado pues concluyo que si se había tomado las molestias para acercarse y ayudarla no podía ser una mala persona. El callejón por el que iban desembocaba en otros por lo que el chico la fue guiando, a veces iban por la derecha y otras por la izquierda, se veía que aquel joven sí que tenía experiencia recorriendo aquellos callejones si hubiera ido ella sola ya estaría más que perdida. 
 -Bien, si seguimos por aquí llegaremos pronto-decía el chico de cabello castaño-tienes suerte de que te encontraras conmigo, cualquier otro se hubiera aprovechado de ti-la joven solo asintió-Espero que no vuelvas nunca más a este barrio. Puede ser peligroso. 
-Si, créeme que no tengo pensado volver a este lugar-suspiro aliviada-Gracias por ayudarme. De no ser por ti no hubiera escapado de él, horas atrás fui cautiva por un hombre llamado J.B. o algo así era. Realmente estaba loco y era un Sádico Psicópata, todo un idiota. 
El chico de cabello castaño claro se frenó de golpe haciendo que la joven se estrellara contra su espalda. 
- ¿Paso algo? -extrañada maría lo miro 
-No, no es nada-el chico cambio de dirección por otro camino por lo que la chica confusa pregunto 
- ¿no dijiste que era por ahí enfrente? 
-No, lo que pasa es que me confundí era por acá-contesto el chico algo tenso-Dijiste que se llamaba J.B. 
-Si ¿algún problema? -el chico solo negó para seguir por ese camino 
- ¿Cuál es tu nombre? -el joven la miraba curioso esperando su respuesta 
Mientras caminaban el eco de sus zapatos hacia un leve eco por las paredes del callejón lo que les indicaba que ya estaban muy lejos del punto inicial, a su alrededor solo había unas escaleras de emergencia pegadas a los edificios y se podían observar las ventanas de los departamentos. 
-Me llamo María y ¿tu? -aquella voz se escuchaba tan angelical que el mismo chico no podía creer que existiera una persona con una voz tan suave como la de ella, incluso podía decirse que daba la ilusión de que un ángel era el que hablaba. 
La chica se veía tan pura y tenía una mirada tan inocente que era imposible pensar que ella termino en una situación tan complicada como esa, pero lo que aquel chico no sabía era que esa chica parecida a un ángel realmente ocultaba un terrible pasado. 
-Me conocen como Luke. Mucho gusto-contesto aquel chico de radiante sonrisa 
Por lo que notaba en este lado de la ciudad se usaba mucho eso de los apodos, será una especie de moda o algo. Todos con los que ha hablado hasta ahora tienen algún apodo. 




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