La lluvia era eterna y no tenía indicios de que fuera a acabar pronto, en ese momento una estúpida idea invadió mi mente, otra vez el tonto corazón asomándose con su ingenua forma de pensar.
«Espero que ella no vaya a mojarse, odiaría que se resfriara, ojalá deje de llover pronto.»
—Cállate, insensato... Somos nosotros los que estamos bajo un árbol, empapados, con frío y esperando que esto termine pronto; ella está bien... ¿Quién es tan tonto para preocuparse por eso en estos momentos?
«Tú y yo... Engañarás a todos, pero no a ti mismo, ambos lo somos. Dos tontos bajo la lluvia esperando que pase pronto solo para que ella no pase por lo mismo que nosotros.»