Capítulo 37
Una tarde agradable
El momento del combate final había llegado. Itto y Kazuha, los dos peleadores, se pararon cada uno en un extremo de la arena, cada uno sujetando a su campeón en sus manos. Los espectadores estaban reunidos en torno a ambos, expectantes y emocionados, embriagados por la pesada tensión que se respiraba en el aire…
O, quizás no tanto en realidad. Después de todo, sólo era una pelea de escaradiablos organizado por un grupo de niños… y algunos adultos que evidentemente no tenían algo más importante que hacer esa tarde. Como fuera, el premio de mil doscientas moras ciertamente valía el interés.
—¿Estás listo, amigo Kazuha? —preguntó Itto con desbordante confianza en su voz—. Espero que no me guardes ningún resentimiento una vez que te gane ese enorme premio.
—En lo absoluto —respondió Kazuha con una sonrisa despreocupada—. Tengamos un combate justo y que gane el mejor.
—¡Ese es el espíritu! ¡Andando entonces, Demonio Ninja X!
Itto se agachó colocando su escarabajo en el suelo justo dentro de la arena. Kazuha lo imitó poco después, colocando a Princesa Garza en su respectiva posición.
—Lo has hecho muy bien —le susurró el samurái en voz baja al pequeño escarabajo azul—. Sólo bríndame tu fuerza una vez más, por favor.
Casi pareció que el pequeño insecto alzaba su cabecita en su dirección para mirarlo, e incluso compartirle una respuesta. Para casi todos era evidente que no era así, pero Kazuha no lo aseguraría con tanta convicción.
Los dos peleadores se giraron a ver el uno al otro, quedándose quietos al inicio en sus extremos contrarios, pero con sus cuerpos enteros tensos, listos para el combate. Demonio Ninja X ciertamente era bastante más grande y eso lo hacía lucir intimidante. Pero Kazuha tenía confianza en Princesa Garza. Como bien le había dicho a Ayato, su nombre era un amuleto de buena suerte.
El escaradiablo de Itto fue el primero en reaccionar, lanzándose en embestida contra su oponente, pero éste a último momento se movió hacia un lado para esquivarlo. El escarabajo rojo no tardó en volverse de nuevo en su contra, antes de que el escarabajo azul pudiera contratacar. Las cabezas de ambos insectos chocaron entre sí, comenzando a empujarse mutuamente. El tamaño y la fuerza claramente superiores de Demonio Ninja X comenzó a aventajarlo, y el pequeño cuerpo de Princesa Garza comenzaba a ser empujando hacia la orilla de la arena, por más que el escarabajo azul opusiera resistencia.
—¡Eso es! —espetó Itto con orgullo—. ¡Un poco más y lo tendremos!
Los espectadores observaron todo en silencio, sin siquiera respirar. ¿Podría ser que el ganador fuera decidido tan rápido?
Cuando parecía que Demonio Ninja X lograría empujarlo por completo fuera de la arena, Princesa Garza logró moverse grácilmente hacia un lado, sacándole la vuelta al enorme escaradiablo, que se fue casi de bruces al frente por el impulso. Justo después, se lanzó contra el costado del escaradiablo rojo, dándole varios empujones en esa área que hacían que el cuerpo del insecto de mayor tamaño se moviera poco a poco hacia un lado.
El combate había tomado un giro repentino, y esto se reflejó en las reacciones de asombro de todos.
Princesa Garza siguió empujando a su oponente hacia la orilla con ahínco, pero antes de lograr sacarlo del todo, Demonio Ninja X logró oponer resistencia en sus patas para evitar seguir avanzando. Sacudió justo después el cuerpo, quitándose a Princesa Garza de encima y empujándola hacia atrás. Ambos volvieron a ponerse frente a frente, y Demonio Ninja X volvió a lanzarse en su contra. Chocando sus cabezas uno contra el otro.
—¡Resiste, amiguito! —gritó Itto con energía—. ¡Sólo tienes que empujarlo un poco más! ¡Ya lo tenemos!
—¡Tú puedes, Princesa Garza! —exclamó Shouta con emoción—. ¡Resiste!
—¡No!, ¡tú puedes Demonio Ninja X! —añadió Midori a su lado—. ¡Haz que pague por lo que le hizo a Té de Cerezo!
—¡Princesa Garza no perderá tan fácil! —añadió Daisuke con decisión.
—¡Vamos, Demonio Ninja X! —gritó entonces de pronto la voz de Shinobu con gran ahínco, tomando por sorpresa al resto de sus acompañantes—. ¡No te rindas que necesitamos ese dinero! ¡Vamos!
Era extraño para todos ver a Shinobu tan emocionada por una pelea de escaradiablos, pero en efecto parecía que el saldar las deudas con el premio la había convencido para ver todo aquello con mejores ojos.
Los gritos de apoyo hacia ambos combatientes resonaron en el aire como un gran estruendo. Aquello prácticamente había dejado de ser sólo un juego de niño, y convertido en algo que reunía en conjunto las vibraciones de todos esos individuos. Era algo ciertamente palpable y agradable. Kazuha lograba entender un poco por qué les gustaba tanto.
—Vamos, tú puedes —susurró Kazuha muy despacio, con su atención fija en Princesa Garza. Cerró entonces lentamente sus ojos, y respiró hondo, concentrándose en que sus emociones y pensamientos fluyeran con el viento hacia su escaradiablo.
Aquel día había compartido con Ayaka lo que había aprendido en su tiempo viviendo en la naturaleza. Como todo se afectaba y conectaba entre sí. Y como si te concentrabas lo suficientes, podías tú también volverte parte de dicho equilibrio. Y en esos momentos, se sentía capaz de ver y sentir las cosas desde la perspectiva de Princesa Garza. De ser uno con su peleador…