Capítulo 42
¿Estás Lista?
Ayaka volvió a la casa de té con su nuevo kimono, bastante emocionada por probárselo, lo cual a cualquiera le resultaría un tanto confuso pues su nueva adquisición distaba mucho del tipo de kimonos finos que la Princesa Garza solía lucir. Pero esa sería una noche especial, pues por una vez no sería la Princesa Garza, ni Lady Kamisato, ni ninguno de esos tantos nombres con los solían referirse a ella. El plan de esa noche era ser sólo una chica más paseando en el festival, y esa era una posibilidad que la emocionaba enormemente.
Y el hecho de que eso significara que además podría salir y pasear con Kazuha con libertad, no hacía más hacer que todo fuera aún mejor.
En cuestión de tamaño, su nuevo kimono azul le quedaba a la perfección, lo cual sólo podía ser gracias a la providencia de los Arcontes. Lo complementó con un obi azul oscuro, y unas sandalias sencillas. Se recogió el cabello en una cola simple, sujeta con cordel rosado. Y como único accesorio adicional, por supuesto, los dos broches en forma mariposa en los mechones que caían a los lados de su rostro, y la sortija al juego. No combinaban del todo con el estilo del resto de su atuendo, pero no le importaba. Si había una noche en la que quería usarlos, era precisamente esa. Además, nadie fuera de la casa de té la había visto con ellos, así que era improbable que alguien los relacionara con ella.
El único verdadero problema era su visión. No podía llevarla a la vista como acostumbraba, pues de inmediato alguien podría reconocerla por ella; o si no lo hacían, en el peor escenario algún guardia Tenryu intentaría quitársela. Pero tampoco podía separarse demasiado de ella, así que tendría que llevarla oculta en el interior de su kimono.
Una vez que estuvo totalmente vestida, se paró frente a su espejo de cuerpo completo, y se contempló meticulosamente de arriba abajo, girando y ladeando también el cuerpo para poder apreciar mejor los detalles. Estuvo en eso buen rato, de seguro más de lo que ella era consciente, hasta que en el reflejo del espejo contempló a Thoma, de pie en la puerta de la habitación, observándola con discreción.
—Thoma —pronunció alegre—. ¿Qué te parece? ¿Me veo como cualquier chica normal de la ciudad?
—Ciertamente se ve como una chica “normal”, señorita —comentó Thoma con cierto humor en su tono, pero igual esto bastó para que Ayaka se entusiasmara.
—Perfecto.
—Pero me temo que aunque se vista con esas ropas o use esos accesorios, es bastante probable que la gente aun así la reconozca —señaló Thoma con cierto pesar—. Que supongo que el punto de todo esto es justamente prevenir eso, ¿o me equivoco?
—Así es —asintió Ayaka, mirándolo aún a través del reflejo—. Pero eso no me preocupa. Kazuha dijo que se encargaría de solucionarlo.
—Entonces, ¿piensa salir al festival con Kaedehara?
—Así es —respondió Ayaka rápidamente, aunque luego vaciló en cuanto contempló el semblante pensativo que su sirviente había puesto—. ¿Por qué? —preguntó con aprensión, girándose para mirarlo directamente—. ¿Piensas que no es oportuno?
—Bueno… Creo que es una gran idea el que salga a divertirse un poco. Después de todo, fue usted quien se encargó de organizar todo esto.
Era evidente que había más detrás de esas palabras, pero igualmente lo fue el hecho de que no deseaba compartirlo en ese momento. Ayaka podría haber insistido, pero decidió mejor dejarlo así. Quizás en el fondo temía que le fuera a dar un buen motivo para no hacerlo, y eso era lo que menos deseaba escuchar ese momento.
—Muchas gracias, Thoma —le respondió con una media sonrisa—. ¿Tú qué harás? ¿También irás a divertirte un poco?
—Quizás. Ya que no habrá entrega de visiones esta noche, y si usted no me requiere para nada más…
—En lo absoluto —contestó la joven Kamisato, negando con la cabeza—. Tómate la noche libre, por favor. Te lo mereces.
—Muchas gracias, señorita. Entonces creo que veré qué puedo hacer por ahí.
—¿Visitarás a la Srta. Naganohara?
Thoma pareció sorprendido por la insinuación, aunque no demasiado en realidad.
—¿Por qué dice eso? —preguntó, esbozando una discreta sonrisa juguetona en el proceso.
—No lo sé —respondió Ayaka disimulada, y se giró entonces de regreso al espejo para terminar de acomodarse su cabello con los dedos—. Tenía la impresión de que habías mencionado algo al respecto.
—Bueno, de hecho ella sí me mencionó algo sobre que la visitara durante el festival si tenía oportunidad. Tal vez lo haga, aunque de seguro ella estará bastante ocupada.
—Salúdala de mi parte, por favor. Y también mándale mis buenos deseos al maestro Masakatsu.
Antes de que Thoma tuviera oportunidad de responderle algo, una de las empleadas de la casa de té se aproximó por el pasillo hacia la puerta de la habitación, agachándose delante de ésta.
—Srta. Kamisato, su amigo el espadachín la busca.
No era necesario dar más información para saber de quién estaba hablando.
—Que pase, por favor —le indicó Ayaka, y la joven se respondió con una ligera reverencia, y se marchó de nuevo a la planta baja.