🍃Cayden🍃
— ¿Te roció con la manguera?
Asentí con la cabeza, le reste importancia encogiéndome de hombros. Cameron comenzó a reírse sin poder parar, llevó una mano a su pecho intentando contener sus carcajadas pero parecía algo imposible.
—Mierda Cayden... —Murmura entre risas—, esa chica sí que me agrada.
—Eso lo dices porque no la conoces —Dije bufando— Ni siquiera me habla.
Él volvió a reír, y lo golpeo en el hombro.
—Ya, ya —Dijo parando de reír pero seguía con una sonrisa en el rostro—. Es que... ¿Desde cuándo persigues a las mujeres?
Arqueo una ceja.
— ¿Perseguirla? ¿Yo? —Comencé a reír algo nervioso— Claro que no.
—Pues lo que me acabas de decir apunta a que la acosaste en la casa de tu hermana.
—Solo quiero echar un polvo con ella.
— ¿No era que tiene dieciséis? —Cayden asintió—. Pues no creo que haya tenido relaciones con alguien idiota, no todo el mundo es calenturiento como tú. Además es menor yo por ahí no paso.
—Oh mira quién habla.
—No soy virgen lo admito, pero no me ando acostando con cada chica guapa que se me insinué.
—Estás exagerando.
— ¿Exagerando? Cayden... ¿Con cuántas te has acostado está semana?
Me removí incómodo.
— ¿Y eso a ti que tiene que ver con esto?
— ¿Cuántas?
— ¿Dos? ¿Cuatro?
—Mujeriego —Canturreó mi amigo.
—Cállate, por lo menos yo sí tengo sexo.
—Dios Cayden, no sé vive de sexo... está bien tirarte a una chica de vez en cuando pero tu exageras..
—Tengo diecinueve años, creo que este es el momento en el cual debo vivir la vida.
—Lo que te hace falta es enamorarte.
Rodé los ojos, no necesito cursilería en mi vida. Cameron ya se está pareciendo a mi madre.
—No, eso no va conmigo.
El timbre de mi departamento suena. Lo miro y él hace una mueca.
—Oh... —Dice él incomodo—. Es lizzy.
—¿Lizzy? ¿Qué hace ella en mi casa?
Cameron rodó los ojos.
—Es mi hermana.
—Sí, lo sé, pero ella me da miedo.
Cameron negó con la cabeza y se levantó. Lizzy es una niña de doce años la cual está enamorada de mi... a tal punto de acosarme. Una vez mientras me duchaba en la casa de Cameron luego de un partido con nuestros amigos lo siguiente que supe era que la cortina fue abierta y la niña me extendía una esponja. Es muy extraña y en definitiva eso y sus miradas asustan.
— ¡No la dejes entrar! —Grité pero fue demasiado tarde.
Lizzy corrió en mi dirección, quería salir corriendo pero no me dio tiempo de levantarme del sofá porque ella se tiró encima de mí sin importarle nada.
—Hola corazón.
Demonios.
—Lizzy —Dijo intentando sacar sus manos de mi cuello—. ¿Qué tal?
—Genial, gracias por preguntar —Dijo revoloteando su pestañas.
— ¡Cameron!
—No va a venir en un buen rato.
— ¿Dónde fue?
Una sonrisa maliciosa se extiende en los labios de la niña
—Mamá dijo que me quedara con él... o sea aquí contigo —Comenzó a poner las manos en mi pecho, la detuve—, pero primero fue a buscar algo para comer.
Mierda.
Lizzy acerca su pequeño rostro y yo me alejo. ¿Qué le dan a está niña? Tiene doce años y anda con las hormonas alborotadas.
—Oh, creo que me están llamando —Dije levantándome torpemente. Escuche sus pasos detrás de mí.
Esa tarde será larga.
Muy larga...