Capítulo 1 ¿Cómo estoy justo ahora?

         Hoy, miro por mi balcón, y a lo lejos percibo tú silueta, tu cabello negro, largo y sedoso agitado por el viento, cierro mis ojos, y depués de tantos años aún logro ver los tuyos, esos ojos grandes, negros y profundos, que solían mirarme con tanta ternura, que me partían en mil pedazos, me desarmaban y bajo ninguna circunstancia lograba darte un "No", como respuesta.

         Sí, es verdad, te amé con locura, con pasion desmedida, ¡oh, que estúpido soy!, ¿por qué negarmelo a mi mismo, si es que.. tengo que reconocer que te amo todavía?, ¡si es que no te sales de mis pensamientos! Ojalá ubiera tenido el valor o al menos el interés de abrirle mi corazón a alguien más, pero ¡no, no podía, tenía que seguir pensándote todo este tiempo! 

        Miserable de mí, que a pesar de los años no he logrado apartarte de mi mente ni de mi corazón, me quedé solo como el propio tonto que soy, me gusta a pesar de todo, revivir en mi memoria nuestros días, me he conformado con eso, ¡cuanto te extraño, mi querida Sara!, me pregunto siempre ¿qué sería de tí?, ¿lograrías tus sueños?, así como logré los míos.

       Suena mi teléfono, y espanta mis ideas.... ¡Aló! aquí yo, allá ¿quién?

       Hola, Mauro soy yo, Susana, quería informarte que nesecitas venir a la oficina.

       ¿Qué?  y así como ¿para qué?, si te dije que me tomaría el fin de semana, necesito pensar, poner en orden mis ideas.

       Mauro, por favor, es que ayer a última hora nos llegó algo que requiere urgente tu firma

       Que espere al lunes, le digo en tono aspero e imperativo, pero mi secretaria osa insistir.

       ¡Noooo Mauro!, tienes que venir de inmediato, nos esperan con los documentos hasta la una de la tarde para procesarnos el pedido el lunes a primera hora, necesitas venir, no puedes perder ese contrato, deja tus ideas en desorden hasta después de la firma, jejeje,   soltó su chillona risa, la Susana.

       Que, molesta eres Susana, ¿por qué no le inventas algo y que lo despachen el martes? dile que estoy enfermo, no se, que me emborraché anoche y no valgo medio, que estoy en el hopital, lo que te plazca, pero dejame en paz, no quiero ir a la oficina hoy, tenía en mente otra cosa. Resoplo mal humorado

       No Mauro, por favor, si tú nunca has sido irresponsable con los compromisos de la empresa, ¿qué te pasó, quieres que te lleve los papeles?

      Me parece bien, traelos aquí, mejor ubieras pensado en eso antes, en lugar de tratar de convencerme, ¿no te parece?

      Bueno está bien, es que tengo tanto que hacer que quería ahorrar un poco de tiempo, ahora mismo salgo para allá, vas a tener que pagarme el día completo.

      Está bien, te lo pago, si el dinero no es problema, ¿cuándo has trabajado de gratis? sabes que lo único que tienes que hacer es pasarme la relación que yo la firmo con gusto, tonta para qué te tengo, si no es para que hagas las cosas que yo no quiero hacer, vente rápido, te espero..

      Está bien jefe, como usted diga, jejeje

      Mil veces tonta, arranca y le corto la llamada.

      Mira a esta loca, pues, pretender hacerme salir cuando no quiero, pudiendo hallar otra solución, definitifamente le falta un poco de "testa" a veces.... 

      ¿Qué te decía Mauro?, ¿en qué ibamos?... le doy un sorbo a mi café... uff, ya se enfrió atendiendo a la loca de Susana, mientras voy de nuevo a calentarlo un poco.

      A veces quiero mandarla por un tubo, se la da de incapaz cuando no debe, pero bueno quizá no consiga fácilmente otra en quien de verás pueda confiar, si hay algo que debo reconocerle es su lealtad y comprensión, si no fuera casada pensaría que está enamorada de mí, siempre me he preguntado cómo es que su marido no se molesta cuando le toca trabajar los sábados...

      Caliento el café, coloco unos panes en la tostadora, me preparo un jugoso sandwitch de jamón y queso, full lechuga, tomate y cebolla, cojo mi café y me siento a la mesa, tengo un hambre descomunal, que ha explotado de repente, mientras me dirigía a calentar mi bebida.

      Poco minutos depués suena el timbre, ¡pasa Susana, está abierto!

      Buen día Mauro, ¿ya te calmaste?, toma acá están los papeles. y los extiende hacia mí, con su delicada mano

      Disculpa Susana, de verdad no estoy de humor, tengo la cabeza revuelta de nuevo, como de vez en cuando me pasa, y cogiendo la carpeta procedo a firmarle los documentos

      Si necesitas con quién hablar y puedo ayudarte, estoy a la orden.

     Bueno, gracias por la oferta, pero como siempre te digo, no mezclo lo personal con el trabajo, y tú querida, eres parte del trabajo

     Bueno Mauro, siempre te he  dicho que también podemos ser amigos, Andrés y tú se conocen, así que jamás me celaría de tí, y además él sabe que lo amo con locura, y que solo te tengo mucho aprecio por lo buena persona que has sido conmigo, bueno con todos, porque tu eres un pan de Dios.

    No si no lo digo por Andrés, sino por prudencia Susana, lo que no conviene no conviene, déjate de cuentos, mira ya terminé de firmar, coge la bendita carpeta y vete, que nadie tiene por qué hablar mal de tí, ¡ándate, mija! deja esto así que yo me las se arreglar, no soy un niño, ¡ándate!

      Así la despído siempre que trata de presuadirme de que le cuente lo que me pasa, y es que en realidad le tengo aprecio a esta muchacha, por lo que sale enseguida sin decir más nada, llevándose los papeles para terminar los pendientes y no molestarme más hasta el siguiente lunes, y es que de verdad lo menos que quiero es complicarle la vida, si bien es cierto su relación matrimonial parece excelente, la gente es tan perversa que tengo que cuidar que no haya nada que pueda poner en duda nuestra relación laboral, eso no sería justo, es muy buena secretaria y mejor persona.

       Poco a poco, retomo mis recuerdos después de lavar los trastes y volver al balcón, para pensar de nuevo.