Capítulo 3. Un domingo como cualquier otro

            Hola, Mauro buen día, ¿cómo amaneces? Mirándome en el espejo

           ¡Upss, pareces un mribundo, vaya pinta, y ni hablar del dolor de cabeza! ¡válgame Dios, parece que me va a estallar!, me voy al baño a lavarme, asearme y tomarme un anasgésico

             Bueno, al menos tengo fuerzas para hacerme el desayuno-almuerzo, porque ya casi son las doce, ¡vaya!  el rato donde Miguel estuvo genial, me divertí bastante y Claudia me hizo reir de lo lindo con sus anegdotas locas, ¡esa jefa de verdad que tiene cada cuento!

             De nuevo se quedó el ejercicio para otro día, jajaja, así nunca voy a comenzar, cuando no es el mucho trabajo es que me acuesto tarde, a ver ¿qué hago, qué hago?,  estuve un rato contemplando la nevera y me decidí por una suculenta sopa de res, que si ¿sé cocinar?, pues sí y aunque parezca presuntuoso, todo lo que hago me queda exquisito, según mi Sara, al parecer heredé la sazón de mi  madre.

             Pensando en ella, debería pásar por su casa un rato, llevo meses sin visitarla ni llamarla, en realidad desde que mis hermanos y ellas se confabularon en mi contra no le hablo mucho, la amo, ciertamente, porque es mi madre, pero de allá hacia acá no percibo lo mismo, desde hace mucho, solo percibo rechazo, críticas y malas intenciones, ojalá esté equivocado, sin embargo el hecho de que no me llame ni nada, deja mucho que desear,creo que terminaré por declararme hijo único y huerfano, bueno ya veré que hago al respecto, no se debe pensar en cosas desagradables mientras se cocina.

              ¡Ummm! esta sopa está excelente, después de lavar el plato, descansaré una hora para bajar la comida, no es bueno para mí ponerme a arreglar cosas y trabajar acabando de comer, siempre me hace sentir lento y pesado mientras trabajo, eso me quita destreza, tengo pendiente la lámpara del escritorio y una canilla del lavamanos, que lleva algunos días goteando, un tobo debajo, no es la solución más adecuada y tampoco lo es, tener el escritorio casi inhabilitado por baja luminosidad, sobre todo porque soy soltero pero no inutil, amante de mi trabajo y no por eso flojo en casa y menos aún pichirre o desconfiado para no pagar por la reparación.

          Más de uno me ha dicho, ¿si tienes con qué pagar las reparaciones para qué las haces tú? y mis razones me parecen tan obvias, si puedo hacerlo yo, porque sé cómo se hace, para qué contratar a otra persona si además de eso de lunes a viernes no estoy en casa y no hay nadie que supervise el trabajo para quedar conforme con él, mejor asumo yo mismo y así, no me estreso con que debo asegurarme de que me hicieron bien el arreglo, si el asunto en más complicado sí, ¿pero una lámpara y una pequeña fuga de agua?, soy perfectamente capaz de hacerlo bien. Siempre tengo largas conversaciones conmigo mismo cuando estoy en casa...

             Bien, estoy listo, manos a la obra, llevaré el sócate, el téster, un destornillador, el pelacables, el teipe y arreglaré la lámpara primero, veamos....   cable, perfecto, el enchufe, perfecto,  el interruptor perfecto, por lo que veo es el sócate, toca desarmar un poco más, continué con ella y al cambiarle el sócate que se había derretido un poco, dejé la lámpara funcionando... continué con la canilla...

            Bueno así llegué a las 5 de la tarde y después de eso, como cada domingo, lustré mis zapatos y preparé mi ropa para la semana, desde que Sara se fué, me doy cuenta de la cantidad de cosas que ella me facilitaba, no sé cómo era capáz de tener tantas cosas al día, hacer tantas al mismo tiempo y además de eso estudiar o trabajar. Ambos nos graduamos poco después de casarnos y siempre nos apoyamos en todo, sin embargo, no llenamos nuestras espectativas o yo no llené las de ella, no termino de asimilar su partida.

          Recuerdo que era capáz de lavar mientras cocinaba o limpiaba, casi siempre estaba ocupada y aún así solía asistirme si se me dificultaba algo con un trámite bancario o con el manejo de la computadora, cuando inicié la empresa, siempre estaba para mí y en los últimos meses me absorbía tanto mi trabajo que dejé de estar para ella, debí prestar más atención, tal vez no se habría sentido recargada, pero yo nunca he tenido la habilidad de hacer varias cosas a la vez, ni siquiera dos cosas al mismo tiempo, mientras ella era todo lo contrario, nunca he podido comprender cómo lograba retomar su concentración tan rápidamente.

          Bien, todo en orden, llamaré a la señora Ana para que venga el martes a limpiar, todo se ve ya con polvo y aunque solo estoy por las noches, me gusta tener las cosas límpias y en orden, buena herencia de mi madre ventaja quizá de haber tenido solo varones... La llamo, acuerdo con ella a qué hora debe llegar para entregarle las llaves y me siento en el  balcón con mis pensamientos.

          Tomándome un ron, ¡Ah! es bueno estar solo de vez en cuando, aunque amaría más estar con... bueno, que digo... eso no es posible, y siendo que hoy no me siento triste, sino apenas un poquito nostálgico voy a ver si hay alguna película buena en la tele, ya dejé todo listo, se me pasó rápido el día, al menos no tuve mucho tiempo de pensar sandeces. ¡vaya los 35 años solo, son bastante duros! ya debería tener esposa y algún triponsito alegrándome o enredándome la vida, pero a decir verdad, ¿con quién? si no me interesa ninguna de las  frívolas con las que he salido en los últimos 5 años, no, de vardad, no hay ninguna... bueno ya llegará si es que la hay, de todas maneras estar solo no ha sido tan malo he podido enrrumbar la compañía y a pesar de la situación económica del país, nos hemos mantenido en el mercado sin que el gobierno intente ponernos las manos encima, con todo eso de las expropiaciones y la ambición desmedida de los militares, controlándolo todo, o al menos queriendo controlarlo todo, no se que habría pasado si en lugar de ser una empresa del área de servicios fuera una finca o una del área de alimentos o de la salud, seguramenten estaría frito.