La gratitud es como un faro que ilumina nuestra vida, recordándonos las bendiciones que nos rodean. En momentos difíciles, podemos encontrar consuelo en dar gracias por lo que tenemos. En las Escrituras, vemos ejemplos de personas que, a pesar de los desafíos, eligieron agradecer.
En el Antiguo Testamento, el rey David alentó a dar gracias por las bendiciones recibidas. En el Nuevo Testamento, Jesús nos enseñó a dar gracias incluso en momentos difíciles.
La gratitud nos libera de la amargura y nos llena de paz. Al apreciar lo que tenemos, reconocemos el amor de Dios en nuestras vidas.
Que en todas las circunstancias, recordemos dar gracias, sabiendo que es la voluntad de Dios para nosotros. Que nuestra vida sea un reflejo de gratitud y alabanza a aquel que nos ha dado todo. Amen.
Salmo 23
"El Señor es mi pastor, nada me falta;
en verdes pastos me hace descansar.
Junto a tranquilas aguas me conduce;
me infunde nuevas fuerzas.
Me guía por sendas de justicia
por amor a su nombre.
Aunque pase por el más oscuro de los valles,
no temeré peligro alguno,
porque tú, Señor, estás conmigo;
tu vara y tu cayado me infunden aliento.
Tú preparas un banquete ante mí,
enfrente de mis enemigos.
Unges con perfume mi cabeza;
mi copa está rebosando.
La bondad y el amor me seguirán
todos los días de mi vida;
y en la casa del Señor
habitaré para siempre."