No todos los días pueden ser buenos; algunas veces sin motivo alguno este colibrí se siente demasiado abrumado, y siente que llegó al limite, que se rendirá, porque ya no puede más.
Y no es que no pueda, (porque es perfectamente capaz), es sólo que ya no quiere. Ya se hartó de todo. De sobrevivir en lugar de vivir. De no disfrutar nada y tener el mismo vuelo de siempre, tan monótono.
Se siente abrumado por todo lo que ha reprimido, o porque no ha llegado a sentir nada, ninguna emoción que valga la pena, o alguna situación que lo llene.
Se siente realmente cansado, porque este pequeño colibrí está dando todo de sí, pero parece que nada está dando resultados, y nadie lo está notando.
Es como nadar contra corriente, como rociar agua dulce a un inmenso océano.
¿Realmente vale la pena todo lo que está haciendo?
Claro que lo vale, pero este pequeño colibrí abrumado, está teniendo un bajón, que es completamente válido y natural. Porque no es ninguna deidad o un ser sobrenatural que no tenga emociones; este colibrí siente, no solo siente emociones "buenas" o que hagan ver todo de rosa.
También tiene derecho a cansarse de todo, o de frustrarse. Son sus emociones, y son bajones que así pasan. Es parte de; forman parte del vuelo constante de su vida.
Lo que sí no estaría bien es que esté fuerte colibrí se quedará allí abajo, y decidiera pausar su vuelo por quedarse tirado y abrumado lidiando con esas emociones, o esos pensamientos; quedarse allí sin más, dejar que todo lo consuma y simplemente desistir y vivir en el bajón.
#13381 en Otros
#1137 en No ficción
#3979 en Relatos cortos
psicologico, ayuda emocional, autoestima y superacion personal
Editado: 13.12.2021