¿No les ha sucedido que quieren que la tierra se los trague para evitar el escándalo por algo que hicieron? Bueno, así me siento ahora mismo, avergonzada es una palabra que no describe con totalidad mis emociones en estos momentos.
Todos, literalmente todos me observaban, la escena ocurrió hace tres horas, después de que me diera cuenta que nos observaban salí disparada de aquel lugar y me encerré en el baño, no precisamente a llorar, sino que quería evitar un escándalo. Pero tarde o temprano tenía que salir de allí ya que tenía que hacer el encargo de mi jefe, así que con el poco valor que tenía lo hice y con la frente en alto.
Los murmullos no se hicieron esperar, sobre todo por parte de las chicas. Y no las culpo, deben de estar algo sorprendidas de lo que pasó, pero si yo fuera ellas, sabría disimular. Lo único bueno de estar trabajando en la oficina de Derek es que evitó esas miradas, pero lo malo es que se harán una historia ficticia, pero a mi me da igual, yo sé que lo sucedido fue no sólo indebido sino también inesperado.
—¿Zoé?
—¿Qué? —le respondo a Derek de forma cortante y él lo nota.
—No quiero que te sientas mal por los comentarios o las miradas...
—Derek, créeme que eso es algo que no me quitará el sueño, así que tranquilo.
Terminó de teclear las últimas letras del dichoso informe y se lo envío a el correo de mi jefe, solo espero que no me llame para reclamarme que todo está mal y tengo que volver a hacerlo.
La puerta se abre de golpe dejando ver a la odiosa muy alterada, como puede camina a paso rápido con sus exagerados tacones altos.
—Señor Black... Él está aquí...
Derek la ve con el ceñir fruncido —¿Quién? Puede ser más específica.
—El señor Alex Montoví.
—¡¿Qué?! —está vez preguntó yo.
—Esta en la planta baja, probablemente esperando el ascensor —dice ignorandome. Maldita.
—De acuerdo, no dudes en dejarlo pasar —le dijo Derek y ella adinete con la cabeza.
Con la misma velocidad que entró se fue, ahora la sorprendida soy yo, se supone que mi jefe estaría aquí el día de mañana, pero algo debió de haber pasado para que adelantará su vuelo, ¿Y si se entero...?
—Zoé, tranquila, no creo que lo sepa —dijo Derek leyendo mis pensamientos.
—Tú no lo conoces Derek. Él no necesita estar presente para enterarse de las cosas.
—Me sorprende que lo conozcas bien.
—¿Ahora tú eres el celoso? —le pregunto con una gran sonrisa.
La puerta vuelve a abrirse y mi jefe, perfectamente vestido y su mismo semblante serio se hace presente.
—Señor Montoví, bienvenido de nuevo.
—Gracias, podría disculparme un momento con mi secretaria —dijo haciendo énfasis en “mi” —. Son asuntos del trabajo.
—Por supuesto —Derek sale de la oficina sin voltear a verme, supongo que es para evitar malos entendidos.
—Señor Alex ¿Qué tal su vuelo? —me levanto de la silla...
—No se levante —me indica mi jefe con una de sus manos, dudosa vuelvo a mi asiento, ahora un millón de preguntas rondan por mi cabeza —. Se debe de estar preguntando mi precipitado regreso.
Su rostro se muestra serio e intimidante, en realidad es la misma expresión que lleva siempre, con el tiempo he logrado acostumbrarme un poco.
—La verdad si, esperaba que regresará el día de mañana.
—Así es, pero he recibido una noticia que la involucra.
Mis alertas se encienden, trato la manera de controlar mi nerviosismo, pero creo que no lo logro.
—¿Qué noticia es?
Se acerca a mi de manera lenta, se pone de cuclillas e inesperadamente toma una de mis manos entre las suyas, mis ojos se abren ante la sorpresa y él se muestra sereno, como si ya lo hubiera hecho.
—Zoé... Es tu padre.
Es inevitable que pensará en miles de escenas, un escalofrío recorre por mi espalda y siento una punzada en mi pecho.
—¿Qué sucede con él? —trato la menera de no romperme en llanto, tal vez tuvo un recaída.
—No sé como decirlo...
—¡Solo dilo y ya! ¡¿Qué le paso a mi papá?!
Sus manos suben por mis brazos y se quedan posicionados en mis hombros, su mirada fría ha cambiado, me mira con ¿Pena? ¿Lástima? No lo sé, pero su rostro muestra algo que nunca había visto y no me gusta nada.
—Quiero que te tranquilices —sus ojos me inspeccionan.
Decido hacerle caso, así que suspiro pesadamente y trato la manera de tranquilizarme, aunque es difícil.
—Tu padre tuvo un ataque, como estaba solo no pudo socorrerse el mismo, ni siquiera tuvo tiempo de llamar una ambulancia...
—Significa que él... ¿Murió? —dije en un susurro apenas audible.
Alex simplemente asintió con la cabeza y otra vez mi mundo se derrumbó. Mi padre está muerto y lo último que recuerdo de él es su mirada de tristeza en el aeropuerto junto con sus palabras diciéndome que no volviera a negar mis sentimientos, aunque en ese intante no le preste atención, de haber sabido lo hubiera abrazado con fuerza y le diría cuanto lo amo y me duele saber que eso ya no será posible. Las lágrimas se deslizan por mis mejillas y Alex sigue observando detenidamente.
—¿Cómo te enteraste? —le pregunto en un susurro.
—Regresé a Ámsterdam por un problema personal, y ya sabes que dejaste a cargo a Joel para llevarle el dinero a tu padre, él lo encontró y me lo informó a mi...
—¿Cuando?
—Hoy, en la mañana.
Comienzo a respirar rápidamente, algo en mi pecho duele y siento que el aire no llega a mis pulmones, Alex se pone serio y me toma por los hombros.
—Zoé, necesito que te calmes...
Sin embargo eso no me ayuda, trato de ponerme en pie, pero al levantarme caigo de rodillas, mi pecho no deja de doler y siento que mi cuerpo está temblando ¿Qué es lo que me sucede? Las lágrimas siguen cayendo por mi mejillas, mi respiración se hace cada vez más pesada y el dolor de mi pecho aumenta.
—¡Mierda!
No logro reconocer la voz de esa persona, tampoco mi entorno, es casi como si no supiera donde estoy o que es lo que está sucediendo. Mi vista se vuelve borrosa y lo último que veo es a Derek entrando a prisa ¿Por que esta tan preocupado? Luego todo se vuelve negro.