Capítulo 32

— Siempre estarás con nosotros. —Maggie besó sus nudillos— Serás una parte de nosotros.

Todos empezaron a salir de la habitación. Aún no me había despedido, nunca fui buena para las despedidas.

— Rick. —lo llamó para que se quedara— No, no. Quédate. —me detuvo justo antes de que cruzara la puerta con Sasha.

— Los dejaré solos. —escuché los pasos de Sasha desaparecer detrás de mi y comencé a acercarme de nuevo.

— Solo quería agradecerles.

Negué con la cabeza mientras sujetaba la manito de Judith en los brazos de su padre.

— ¿Por que? —terminó cuestionando el mayor de los Grimes.

— Antes de la prisión no sabía si aún quedaba gente buena. No sabía si quedaba alguien. —me miró a mi— Me recibiste.

— No. —susurré mientras negaba con la cabeza— Sabes que fue Rick.

— Pero también tú. —se apuró en responder— Ambos siempre fueron los lideres del grupo. —se detuvo un momento— Aunque Rick debe ser quien de la cara porque tú no das las mejores impresiones, —Rick rió por la nariz mientras yo asentía con aires divertidos— pero aún así fuiste amable conmigo, con todos.

— Al parecer no soy tan mala.

— Tú no eres mala. —me sonrió sin mostrar los dientes— Solo tienes el corazón roto. —Suspiré asintiendo— Dile al cazador de mi parte que le patearía las pelotas por irse sin avisar. —reí— Va a volver lo sabes ¿no?

— Lo sé.

Luego de dedicarme esas palabras se dirigió a Rick.

— Lo que dije ayer... no lo modifico, incluso con los acontecimientos actuales. Las pesadillas terminan, pero no deben terminar con lo que eres. —aclaró su garganta— Es solo la opinión de un pobre hombre muerto.

Rick le sonrió sin mostrar los dientes mientras asentía.

— Tienes razón.

— Solo mírenla —dijo por Judith— y díganme que el mundo no va a cambiar.

Claro que va a cambiar. Cambiará por ella.

— Te quiero Bob.

Bob era un buen hombre, de aquellos que este mundo no merecía tener en sus malas tierras. Supongo que ahora está en un lugar mejor, claro que lo está, pero ¿Qué queda con nosotros, con los que aún estamos aquí batallando con el recuerdo que nuestros muertos dejan? Sasha, me destroza tanto verla, ¿Cómo puedes decirle a alguien que todo estará bien, cuando no es así?

— Esta es nuestra ruta a la capital. Nos mantendremos en ella todo lo que podamos. Si no, bueno, tienes nuestro destino. —Abe le entregó un mapa a Rick— Cuando Eugene se reúna con los cerebritos que quedan allí las cosas volverán a la normalidad. Este grupo debe estar allí para eso. —silencio— Tú debes estar allí para eso.

— Ellos estarán. —aseguró Maggie— Estaremos. —sin decir más subió detrás de Glenn.

Abraham asintió junto a Rick, ambos hombres tenían decisiones importantes que tomar y responsabilidades, pero se caían bien.

— ¡Vámonos! —gritó subiendo de conductor.

— No tienes que irte.

Le sonreí.

— Esta vez no puedes hacer nada al respecto Rick.

Miró al suelo unos segundos.

— Lo sé. —me miró a los ojos palmeando mi hombro— ¿Qué le diremos a Daryl?

Bufé de manera graciosa encogiéndome de hombros.

— Él sabe que volveré, tú sabes que volveré. —besé la cabeza de Judith y le di un pequeño abrazo— ¡Vamos Rick! He sido tu maldito grano en el culo desde tiempos inmemorables y ¿Te pondrás así cuando solo estaré a unos kilómetros de distancia?

Él asintió mientras yo giraba y empezaba a subir las gradas del autobús. En el ultimo escalón tuve que girar.

— Sé que volverás. —se adelantó a decir.

Sonreí quedándome como estúpida talvez por demasiado tiempo. Asentí.

Acaricié su cabeza y terminé despeinando todo su cabello.

— ¡Mueve tu trasero aquí Eduardo! —dije adentrándome. Él seguía despidiéndose del grupo— ¡Tara ya nos ganó la ventana imbécil!

— Y.... ya volvió la loca del bate. —Abe.

Eduardo empezó a subir.

— ¿Por qué siempre tienes que arruinar los momentos emotivos? —se quejó el arquero sentándose a mi lado.

— Cállate —contesté mientras observaba por la ventana los cuerpos de mis amigos desaparecer.