( SUS SECRETOS TIENEN SECRETOS─ TONY STARK)
CAPÍTULO DOS: EL SECRETO DEL PROFESOR JAMES
WENDY CAMINÓ CALLE ABAJO PARA LLEGAR A SU CASA. En el camino solo pensaba en lo sucedido con su profesor hace unos minutos. Aún trataba de entender varias cosas como el por qué su actitud, la relación de Peter y James pero sobretodo que era Nunca Jamás.
Trató de olvidar lo que pasó pero simplemente no podía. También quiso olvidar la supuesta amenaza del profesor pero recordaba cada palabra dicha por el ojiazul. Aún podía sentir las palabras susurradas en su oído logrando que la pelirroja se estremeciera con tan solo pensarlo.
Recorrió tres calles cuando se encontró en casa. Cuando entró recibió en brazos a sus hermanos Jhon, castaño con ojos verdes como su madre, de seis años, y Michael, un niño rubio con ojos marrones de apenas un año y dos meses. Mientras el mayor llegó corriendo y abrazó las piernas de la pelirroja, Michael gateó hasta donde ella. Wendy, con una sonrisa, tomó al rubio entre brazos y se fue a la cocina con un Jhon tras ella.
─¿Cómo te fue hoy en el trabajo?─preguntó la pelirroja al ver a su madre haciendo galletas. Solía hacerlas cuando estaba nerviosa con respecto a algo.
─Agotador.─contestó su madre.
Mary Darling tendría que ser una de las mujeres más bellas de toda Inglaterra. De piel porcelana con un cabello castaño y ojos marrones siendo aquello lo más bello que muchos podrían ver además de a hermosa sonrisa que siempre tenía en cara era digna de admirar. Era maestra en una universidad local de Londres por las mañanas debido a que tenía que cuidar de dos de sus tres hijos.
─Familia, llegué.─gritó alguien a lo lejos logrando que un Jhon saliera corriendo hacia la puerta. Wendy rió al ver la acción de su hermano menor.
Por la puerta entró George Darling, un señor de apenas cuarenta años con ojos azules encantadores y un cabello rubio espectacular. Muchos dirían que también era atractivo. Este era profesor de Física en la misma universidad en la que trabajaba su esposa con una tanda más extendida que la de ella.
─Wendy Gwendolen Darling,─exclamó el padre de familia.─tenemos que hablar.─la pelirroja murmuró algo apenas audible y prestó atención a su padre.─¿Por qué tuviste que repetir el examen?─Mary Darling, la cual no sabía de aquello, se quedó sorprendida.
─Ya te dije. El maestro se enfadó porque ayudé a alguien en medio de su examen.─dijo ella frustrada.─No fue la gran cosa además, apuesto a que me fue mejor que a muchos del curso.─Wendy suspiró. Esperaba que luego de lo ocurrido le pusiera la mejor calificación.
Su madre dejó la toalla que tenía en manos y se acercó a su hija.─Como maestra entiendo al profesor.─Wendy soltó un bufido.─como amiga, te entiendo. Pero si debes de dejar a los demás que se vayan por otro lado para salvarte tú, debes de hacerlo. El mundo ya no se rige por amistades querida.
La pelirroja sonrió. Sus padres solían darle los mejores consejos del mundo. Mary dejó un beso en la frente de su hija mientras su padre le acarició el cabello antes de que ella subiera escaleras arriba para poder hacer sus tareas y dormir un poco.
Cuando entró a su habitación se acostó en la cama inmediatamente y cerró los ojos. Necesitaba un descanso después del agotador día que tuvo. Sintió como su ventana se abría dejando la brisa entrar. No era la primera vez que aquello pasaba así que no le dio mente a aquello pero, cuando abrió los ojos, hizo lo imposible por no gritar.
Se levantó de la cama de un sobresaltó y observó con cuidado lo que estuviera frente a ella. Era oscuro, como si fuera una sombra y tenía forma humana. Lo que parecieran ser sus ojos brillaban de color verde como si fueran dos esmeraldas.
Wendy contuvo el aliento. No sabía qué era eso pero tenía mucho miedo de lo que podía ser. Comenzó a arrastrarse en la cama hasta chocar con su espaldar. La sombra hizo lo mismo y con una mano tocó el cabello de la pelirroja. Ella, por su parte, con miedo, trató de tocarlo pero justo cuando iba a hacerlo, se fue más rápido que la misma luz por la ventana perdiéndose en la noche estrellada de Londres.
─Peter.─exclamó la pelirroja al otro día en la escuela al ver al castaño en el pasillo.─¡Peter Rowling!─gritó haciendo que varios la observaran por unos segundos antes de volver a lo suyo. Wendy cerró su casillero y fue a un lado del castaño.
Peter sonrió al ver a la pelirroja.─Darling, ¿cómo estás?─Wendy rodó los ojos ante eso. Estaba un poco traumada con el día de ayer.