ㅡHazel.ㅡescuché otra vez, esta vez más fuerte.
Giré mi cabeza en dirección a la entrada con el corazón en la garganta. Mis pulmones estaban sobre esforzándose al sentirse comprimidos por la falta de oxígeno y sentía que en cualquier momento vomitaría o me desplomaría en el suelo.
Christian estaba en la entrada con esa postura tan imponente que tenía. Llevaba una camisa de mangas largas azul rey, pantalones negros y un calzado negro bastante elegante. Su cabello castaño brillante estaba peinado, naturalmente, en un desordenado copete hacia arriba. Era tan atractivo y yo tan tonta. Dirigí mis ojos a su rostro con temor y noté con claridad la pequeña vena que salía a un costado de su frente cuando comprimía la mandíbula. Estaba furioso, lo sabía, su mirada severa me está reprendiendo silenciosamente y si no hacía algo ahora, no sería capaz de vivir para contarlo.
ㅡ¡Amor, hola!ㅡ solté lo más segura que podía sonar ante esa situación.ㅡ pensé que no vendrías, pasa.
Christian no se movió ni un milímetro de la puerta, en su lugar, nos escaneó de pies a cabeza sin expresión alguna. Tragué con dificultad y me levanté de la mecedora como si fuese un venado bebé aprendiendo a caminar.
ㅡBueno, si quieres tomas asiento. Yo, ah, cambiaré mis tacones, sí... amh, a-ahora vuelvo.ㅡY corrí adentro para ocultarme como la cobarde que era. Necesitaba tiempo, no sabía qué hacer, desde el principio sabía que algo terrible sucedería, pero jamás imaginé algo de esta magnitud.
Me encerré en la habitación de mi hermana y llevé mis manos en un exasperante movimiento a mi rostro restregándolo con fuerza. Tomé asiento en la cama. Tenía ganas de llorar, estaba nerviosa y no quería saber qué iba a decirme lobo cuando dejara de ocultarme.
Era la reina de las imbéciles, sí, definitivamente había obtenido un honorable doctorado en imbecilidad avanzada; ¿en qué se supone que estaba pensando cuando permití que Andrew se quedara? Y ¿por qué estaba huyendo?
Inhalé y exhalé antes de ponerme de pié y cambiar mis zapatos por unos más cómodos, mi excusa debía ser creíble. Miré mi reflejo por un segundo en el espejo y me exigí ser valiente. Inhalé hondo una vez más y salí.
Cuando me dirigía a la puerta principal, vi a Christian sentado en el mueble del living haciendo algo en su móvil. Había entrado y la puerta se mantenía abierta de par en par permitiéndome ver a un Andrew de pie y al maldito auto de Buddy estacionado en la calle tras él.
¿Esto era en serio?
Caminé con lentitud hasta él pasando totalmente de Chris y me despedí como si nada sucediera. Me rodeó en sus brazos con fuerza y me miró antes de marcharse.
ㅡ¿Estarás bien?ㅡpreguntó con un brillo de compasión en la mirada. Le sonreí con fingida tranquilidad.
Me observó por un tiempo más y bajó las escaleras del pórtico para entrar al coche. Buddy tocó el claxon y se despidió con un movimiento de cabeza arrancando finalmente y dejándome sola ante mi verdugo.
Cerré la puerta y me encaminé al sofá donde estaba Christian. Él seguía usando su teléfono con aires de desinterés y no me miró ni una vez cuando tomé asiento a su lado.
Tan silencioso.
ㅡ¡Feliz año nuevo!ㅡsonreí para élㅡ, luces muy apuesto.
Hizo una mueca.ㅡClaro, súper feliz año nuevo, princesa.
ㅡ¿Qué tal tus abuelos?
ㅡBien, les gusta navidad.
ㅡ¡Genial! Me da gusto.ㅡseguía sonriendo, quería que pareciese menos incómodo. Pero él seguía sin mirarme, luciendo esa expresión neutral que estaba poniéndome los bellos de puntaㅡ¿a quién escribes?
ㅡUna amiga del instituto, no la conocesㅡrespondió secoㅡ. Su padre falleció y está mal.
ㅡYa veo... que lamentable. Y tu...eh. ¿Quieres algo de pavo? Está muy bueno, dijiste que comeríamos ¿no?ㅡdije.
ㅡNo, no quieroㅡdirigió, finalmente, sus ojos a míㅡ. Ya casi me voy, mamá se enojará si llego tarde.ㅡEstaba mintiendo, nuestro plan era comer juntos y tener uno de nuestros maratones de películas hasta el amanecer. Pero él estaba molesto y quería irse. Debía actuar con rapidez, no quería que se fuera.
ㅡOh, de acuerdoㅡasentíㅡ,pero yo sí quiero un poco. Acompáñame.ㅡme levanté de un brinco y tiré de él para posteriormente arrastrarlo hasta la cocina. Sabía que estaba portándome como una idiota y que él explotaría en cualquier momento, pero quería intentar que olvidara toda esta situación.
¿Por qué era tan difícil enfrentar a las personas que queremos?
Corrí al refrigerador y lo abrí para sacar el paquete lleno de comida que había guardado para nosotros. Me giré para ir hasta la mesa del comedor y esparcí todos los alimentos sobre este.
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Editado: 12.04.2018