Lunes.
ㅡEntonces, ¿ya no hay problemas?
ㅡNo, al menos no de momento.
ㅡNo estoy segura de ese asunto, Zely, pero si tú lo dices te creo.
ㅡTambién me creo.
Hice un puchero.
Hani y yo estábamos sentadas en una de las mesas en el restaurante veraniego de la azotea, aunque claro, con el clima fresco no daba mucha pinta de ser cálido. No mientras estábamos afuera. Estuvimos observando a los aprendices de la agencia yendo y viniendo para comprar agua e hidratarse del duro entrenamiento o comer algo antes de continuar el suplicio. Se suponía que debíamos estar trabajando también, pero en su lugar, nuestros cuerpos estaban cada vez más incrustados a los asientos metálicos.
Era principios de Febrero y el ambiente se sentía relativamente bien. Los episodios de mi imaginación se habían detenido por el momento y estaba evitando que reaparecieran bajo cualquier medio. Estaba viviendo cómodamente.
"Cubre tus ojos, inventa otra realidad, vive una mentira hasta que la verdad acabe contigo"
Ashley se acercó a nosotras con una sonrisa y su neceser rosa de maquillaje. Rubia, alta y con un rostro exageradamente adorable, así era ella. Hani me miró de reojo y se recostó por completo del espaldar de la silla, cruzando los brazos sobre su pecho. Acto que sólo significaba que estaba apunto de soltar una de esas preguntas terriblemente directas. Rodé los ojos. No iba a detenerla.
ㅡ¡Chicas!ㅡsaludó una vez estuvo frente nuestro ㅡ Me quedaré con ustedes, estoy cansada ㅡ tomó asiento en el lugar delante de Hani y abrió su estuche sacando un pequeño espejo. Se miró detenidamenteㅡ. Bien, no está tan mal. Pensé que el día había estropeado mi rostro ㅡ comentó después de un segundo; sacó una mota de goma y empezó a retocarse.
ㅡAsh...ㅡ la llamó Hani.
ㅡDime.
ㅡ¿Has hablado con el aullador?ㅡdirecto al grano, pensé.
ㅡMmh... la verdad es que hace mucho no ㅡrespondió. Bajó la mota de su nariz y se giró en nuestra dirección. Hizo una mueca ㅡ. Él es raro. A veces parecía que le interesaba y otras veces no; luego ya no volvió a escribirme, ni yo a él. No sé por qué ㅡ se encogió de hombros y continuó con su actividad ㅡ ¿por qué?
ㅡCuriosidad ㅡHani se levantó de golpe he hizo ademán de irseㅡ. Ya vuelvo.
ㅡ¿A dónde vas?ㅡindagué.
ㅡNo sé... a masturbarme, creo.
ㅡ¡Hani! ㅡsolté una risotada.
ㅡNo es cierto ㅡrió también y empezó a caminarㅡ. Voy por unos dulces, necesito azúcar en mi organismo.
Asentí y pronto me enderecé en mi lugar clavando la vista en un punto muerto. Me replantee la situación y estuve considerando la posibilidad de que había sido una persona terrible en mi vida pasada, tal vez el tener que estar estancada en esta situación significara que todos mis faltas están siendo reprendidas. El día continuaba demasiado tedioso y quería irme pronto a casa, a dormir o a mirar las mismas películas por diez horas seguidas. Cualquier cosa me era más entretenido y distractor que estar inmiscuyéndome en la vida de mi amiga. Ella podía hacer lo que quisiera, si seguía hablando con Chris no debería ser de gran peso en mi ánimo o en el proceso normal de mi vida ¿no?
El móvil en el bolsillo izquierdo de mi pantalón vibró sacándome de mi lamento y lo saqué notando que se trataba de un mensaje de Andrew.
Andrew☆
Hola señorita
11:25am
Reí por su educación.
Andrew☆
¿Qué hay?
11:25am
La pálida mano de Ashley se posó en mi pierna derecha llamando mi atención. Ella mantenía una expresión decaída poniendo en alerta todos mis sentidos. No era estúpida. Mi subconsciente me sonrió con cinismo y los brazos cruzados desde el otro lado del restaurante. La ignoré.
ㅡHazel... hay algo que quiero preguntarte ㅡhabló en un tono bajo. La estudié en silencio dándole a entender que podía continuar.
ㅡDurante el último mes me he sentido algo excluida. Tú y Hani parecen muy unidas, por lo que me preguntaba si...ㅡagachó la cabeza ocultando sus ojos de mí ㅡ ya sabes, si ustedes no me consideran su amiga.
Volvió sus ojos avellana que empezaban a verse cristalinos. Grandes y tristes, añadiendo más rocas al peso acumulado en la boca de mi estómago. Me sentí la peor escoria. Mi otra versión enarcó una ceja desafiante, restregándome en la cara que ya me lo había advertido y envió una amenaza con ojos chispeantes exigiéndome hacer las cosas bien. Hani empezaba a hacer su camino hasta nosotras. Tragué duro.
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Editado: 12.04.2018