Wolf Soul: La amenaza de los Lobos Sombra

Capítulo 23

Conociendo la verdad

Las dos lobas blancas estaban llegando a su destino, el río. Sin embargo, al estar casi frente al río, visualizaron a un lobo de pelaje café. Este iba a gran velocidad hacia el río, con la cola levantada.

—¡Cuidado! —exclamó la de ojos grises dando unos pasos hacia atrás, haciendo que Ice también retrocediera—. Aquel es el macho que me estaba persiguiendo.

Ice elevó su cabeza para ver mejor al mencionado. Al observarlo sus pupilas se dilataron del miedo.

—Es él, ¡ese es el lobo que me hirió hace unos días! —informó agachando sus orejas.

A pesar de estar a pocos metros de distancia, afortunadamente el lobo no notó a las dos hembras. Parecía algo enfurecido y empeñado en llegar al otro lado. Cuando este se detuvo justo en la orilla del río, tomó impulso y sacudió su cola. Acto seguido, el guerrero dio un salto tan largo, que aterrizó en la orilla del otro lado, y se escabulló entre el espeso bosque, desapareciendo tan rápido como había aparecido.

—¿¡Cómo ha hecho eso!? —preguntó Ice sin apartar la vista de donde había desaparecido el lobo.

—No tengo ni idea —respondió su acompañante—. Al menos se ha ido, sigamos.

La mayor retomó el camino. Ice iba a dar un paso, cuando una voz familiar hizo que se volteara.

—¡Ice! —gritó Atsu, acercándose a las hembras con un incesante jadeo.

—¡Atsu! —exclamó la joven recibiéndolo con alegría—. ¿Estás bien?

—Sí, aunque he corrido tan rápido que estoy algo cansado —contestó. Se sentó frente a su compañera, aún jadeando, para luego mirar a la otra loba y bajar sus orejas nerviosamente.

—¿Este es tu amigo? —le preguntó la hembra a Ice, girándose para mirar fijamente a Atsu.

La menor asintió.

—Él es Atsu —dijo sonriendo—. Es un poco tímido —agregó susurrando en el oido de la loba.

La hembra rió un poco y sacudió su cola.

—Bueno, ahora que estamos los tres, continuemos —dijo volteándose con la mirada puesta en el río.

—La colina está cerca —informó Atsu todavía con las orejas levemente agachadas—. ¿Por qué no cruzamos por ahí, como lo teníamos planeado desde un principio?

—Es cierto. ¡Vamos! —Ice buscó con la mirada la colina. Estaba tan cerca que le sorprendió no haberla visto mientras caminaba.

Los tres caninos fueron rumbo al lugar que los llevaría al otro lado. Ice iba a la cabeza, la otra hembra iba en el medio, y Atsu iba de último, caminando a un paso un poco más lento, algo incomodado por la presencia de una nueva acompañante. Antes de comenzar a subir por la colina, Ice volvió la mirada a los de atrás.

—Tenemos que esperar a Makoto —comentó.

Atsu solo se sentó, aceptando la orden de la joven Ice. La otra loba arqueó una ceja. Después recordó que la menor le había contado sobre una amiga que también iría con ellos.

Ambas se sentaron frente a la colina al mismo tiempo. El ambiente se tornó silencioso mientras los caninos esperaban a la de pelaje oscuro.

...

Kabu llegó a la cabaña, luego de dar un pequeño recorrido por el bosque para tranquilizarse. Makoto estaba allí, atada otra vez al mismo árbol con la misma cadena. Esta movía su cola con ansiedad y frustración, con su seria mirada posada en el suelo. El joven no sabía si era correcto hablarle en ese momento, pues lo más seguro era que estuviese enojada con él. Aun así, el macho estaba aliviado al ver que el cazador no le había hecho daño a su compañera. Sospechó que este le había dado otra oportunidad.

El padre de Kabu apareció detrás del árbol y se posó frente a Makoto. En ese instante el hijo se dirigió hacia allí con un leve gruñido de advertencia.

—Aléjate de ella —espetó—. Mi amo me ha encargado su cuidado. Tú puedes irte.

El mayor no dijo nada, sino que siguió mirando fijamente a la hembra.

—¿El amo te dijo algo? —le preguntó Kabu ignorando la presencia de su padre.

—Estaba algo molesto y confundido, pero dijo que me daría solo una oportunidad más, y que si fallaba me convertiría en un abrigo —dijo con una voz algo desanimada, pero se notaba un toque de ira en su pronunciación.

—Kabu, ese hombre suele ir de caza por la madrugada, ¿cierto? —interrumpió el mayor.

—Así es —contestó con frialdad.

—Entonces... —dijo el lobo negro sentándose frente a los dos jóvenes. Dirigió su vista al cielo, el sol seguía en su punto más alto—. Tengo tiempo de contarles una historia, y luego liberar a Makoto antes de que llegue la hora de cazar.

El macho marrón claro ladeó levemente la cabeza y frunció el ceño. La guerrera lunar tomó asiento en su lugar y miró al mayor con brillo en sus ojos. Estaba muy interesada en oír la historia de aquel lobo, y la alegraba saber que él la liberaría. Kabu finalmente suspiró y se sentó junto a la hembra.



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En el texto hay: lobos, animales, misterio y drama

Editado: 12.05.2019

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