Una importante misión
El lobo sombra se levantó tras ser arrojado fuera de la cueva por Kiyomi. Este se dirigió a su atacante mostrando los colmillos. La cazadora se giró hacia él y se lanzó sobre su lomo. Ambos salieron de la cueva enfrascados en una lucha feroz, mientras Kyouya los veía con ojos bien abiertos. El macho marrón salió cojeando de la guarida. Tenía que ver con sus propios ojos si lo que decía la cazadora era cierto. Una vez afuera, vio a su hermano parado sobre una enorme roca, observando con una mirada penetrante a los que invadieron su territorio. La cola de Kyouya se movió de la alegría y sus ojos lagrimeaban un poco.
Uno de los enemigos saltó hacia Takeshi con las garras desenvainadas, mas el líder consiguió esquivarlo. El lobo negro se preparó para dar un brinco, pero Takeshi se le adelantó, cayendo con sus cuatro patas sobre el que al parecer era el líder de la pandilla. El rival intentó zafarse, pero el guerrero lunar ejercía mucha fuerza sobre él, resistiendo el dolor que le provocaba la bala en su pata. Todos los Lobos Sombra se unieron a la batalla contra el alfa del clan prisionero. Sin embargo, Sora se abalanzó sobre el más joven y empezó a darle mordiscos y zarpazos.
El macho que anteriormente había fallado en atrapar a Takeshi, estaba listo para volver a atacar. Fue en ese momento cuando Kyouya corrió con dificultad hacia él y lo arrastró de la cola. El contrincante se volvió confundido y frunció el ceño al percatarse de quien lo había interrumpido. Este quiso alejarse, pero Kyouya le clavó los colmillos en un costado. Estaba dispuesto a luchar por su manada, sin importarle su mal estado físico.
Dos enemigos empujaron a Takeshi al mismo tiempo. Este perdió el equilibrio por un rato y el lobo negro se liberó para propinarle una fuerte mordida en el pecho. El guerrero lunar gimió de dolor y fulminó a su rival con la mirada.
—¿Crees que podrás ganar luchando contra todos nosotros? —preguntó el macho negro. Tras él, se hallaban tres de sus camaradas.
Takeshi rasguñó su hocico, pero este ni se inmutó. El líder no tenía más opción que luchar por su manada, sin importar a cuántos se tuviera que enfrentar. Uno de los contrarios se le engarzó en la espalda, pero Takeshi se levantó sobre sus patas traseras y retrocedió hasta hacer que la cabeza de su atacante chocara fuertemente contra la gran roca, cayendo al suelo inconsciente.
—Uno menos, solo faltan tres —dijo poniéndose sobre sus cuatro patas nuevamente y mirando a los adversarios restantes. Hacía lo posible para mantenerse amenazante, pero tras el movimiento anterior la pata trasera le ardía intensamente, por lo que soltó un gemido de dolor.
Los tres Lobos Sombra se lanzaron contra él entre gruñidos. El guerrero lunar pateó el costado de uno de ellos, haciéndolo caer y rodar sobre el césped. Mordió la pata trasera de uno que le estaba enterrando los colmillos en el lomo. El lobo negro lo tomó del cuello y lo inmovilizó contra el suelo.
...
—¡Estamos llegando! —anunció Tsume. Sin embargo, frenó en seco tan pronto como percibió olores de su clan mezclados con los del clan enemigo, además de un aroma a sangre, y gruñidos oyéndose no muy lejos.
Los demás también se detuvieron y sintieron aquellos aromas.
—¿Qué sucede, Tsume? —inquirió la de pelaje oscuro.
—Escucho gruñidos y chillidos —musitó Atsu bajando sus orejas y resguardando su peluda cola entre las patas traseras.
—Se está desatando una lucha cerca —informó Yukiko con las orejas bien altas, captando cada sonido que salía de algún lugar cercano.
El guerrero gris asintió ante el comentario de la hembra ceniza.
—Espero no haber llegado demasiado tarde —susurró para sí mismo—. Quédense aquí —ordenó a sus seguidores—. Esta batalla solo concierne a los guerreros lunares.
—¡Queremos ayudar! —exclamó Ice—. Mientras más seamos, la victoria será más fácil de alcanzar.
—¿Dudas que seamos lo suficientemente fuertes? —bufó Yukiko.
—No es eso —espetó el macho gris—. Mi clan no los conoce. Si ustedes entran a nuestro territorio así nada más, los considerarán enemigos, y ya hay bastantes enemigos con los que ellos deben lidiar.
—Pero tal vez si empezamos a atacar a los Lobos Sombra, ellos reconozcan que estamos de su lado —dijo Kabu—. Y si mi padre está allí, sabrá que son confiables al verlos contigo, conmigo y con Makoto. ¡Podríamos aullarles que venimos a ayudar!
Tsume enseñó levemente sus colmillos. Parecía no convencerlo del todo aquella idea.
—Les he dicho que se queden, esto no les incumbe —espetó antes de ingresar al territorio y dirigirse a la zona del combate, mas unos pasos tras él lo hicieron parar y girarse.
—Tsume —dijo Makoto con una voz dulce pero firme, a su lado se hallaba su hermano—. Kabu y yo somos de la misma manada que tú, esto también nos incumbe a nosotros.
Editado: 12.05.2019