Intersección y transposición.
Miércoles 17 de enero.
Año 2060.
Lima -- Perú.
"El hombre debe soportar el sufrimiento,es parte de la vida.Como es fácil sufrir. Sin embargo hay quienes piensan que la vida es un sufrimiento."
Raul Benavente Sarmiento.
Amanecía en la ciudad de Lima. Pero este día era diferente. Diferente porque en parte el calor muy característico en la ciudad no estaba presente, y en el cielo se divisaban pequeñas volutas de humo, producto de una fábrica de bolsas. Me frote los ojos y observe mi ordenador; este se encontraba encendido como siempre. Mi madre me llamo para ir a comprar el pan y para que me diera un baño, su vos siempre me irritaba.
--¡Ya mama, ya voy! -- Grite enfurruñado. Molesto.
A veces me preguntaba qué pasaría si mi vida cambiara. Si las cosas se volverían diferentes y la vida daría un giro inesperado en mi futuro. Sin embargo, sabía que la realidad era una cabrona conmigo. Mi madre a menudo me hostigaba y mi padre nos había abandonado hace 3 años y se había ido a pasar una vida placentera con alguna puta de las calles. Total, esta era mi vida y tenía que aceptarla.
Nunca supe que mi destino iba a cambiar, y de una manera poco agradable.
Salí de mi habitación un tanto enfadado, en parte porque ayer había perdido una partida de League of leguends y en parte porque me habían baneado la cuenta porque según los putos administradores era un flamer. Ya saben, el típico niño rata que insulta a su equipo por no hacer bien las cosas, y esas estupideces usuales típicas de algunos gamers que juegan en línea.
Mi madre me miro con un cierto atisbo de desaprobación, me levanto la mirada y me miro a los ojos con su típica mirada desaprobatoria.
-- Te la has pasado toda la noche jugando. ¿No es así?
Me miro nuevamente a los ojos con esa mirada iracunda y molesta típica de las madres cuando sus hijos se la pasaron de amanecida.
-- Carajo, siempre estas con esa maquina
-- Pero que tiene de malo. Además…
Mi madre me corto con una mirada furiosa y luego me indico de qué hablaríamos después, me entrego una moneda de un sol y me ordeno ir a comprar el pan como todas las mañanas. Y entonces con una mirada llena de ira salí de mi casa. Sin embargo me asegure de que no se notara. Cuando salí la primera que me saludo fue la vecina, una mujer de 26 años, guapa si es que me lo preguntan, le alce la mano y le di mi mejor sonrisa, y hasta ahí es mi contacto con una mujer. ¿Que quieren que les diga? Se me conocía por no tener mucha fama entre las mujeres, se me consideraba el tipo más nervioso al momento de hablar con una mujer. Tenía las palabras en mi boca, pero no sabía expresarlas cuando llegaba el momento, de todas maneras, ya nada de eso importa.
Atravesé la pista y me choque con un hombre de terno. Debía medir como 1.70 metros de altura, trastabille y me detuve para pedirle perdón, el hombre me miro y me lanzo un insulto. Yo simplemente lo mire con desaprobación. Como mi hermosa madre decía:
“Cuando alguien te insulte, tu solo ignora. Veras que solo el bochorno será para él”.
Ciertamente eso no funcionaba en el colegio. En el colegio o aprendías a tener labia, o todos los días sería una tortura infinita.
Después de haber pasado las dos cuadras queme había indicado mi madre, me encontré con la tienda “La Rosita” que en mi mente le llamaba la gran basura. En primer lugar porque la señora que atendía era una desgraciada con sus clientes y en segundo lugar porque a la persona que más odiaba era a mí. Debía ser porque una vez golpee con fuerza a su perro, pero eso tenía su justificación.
Verán, la señora Rosa tenía un pitbull en su puerta, y bueno, cierto día un chico que no soportaba perros de tal calibre se acercó, el perro lo olfateo y acto seguido empezó a atacarlo y a morderle el brazo izquierdo…. El resto de la historia no me da ganas de contarlo. Por qué me da flojera, y por qué la verdad, soy muy vago para eso. En resumen, ese chico fui yo, el joven que le saco la mismísima mierda a un pitbull. ¿Tienen idea de lo que es andar en la calle con el pantalón desgarrado hasta el trasero? ¿Qué la gente te vea y tengas que pasar toda la vergüenza? Lo dudo, porque seguramente todos ustedes tuvieron una vida de putisima madre.