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La gente corría a mi alrededor como si realmente estuviesen llegando tarde a algún lado y fuesen castigados

por ello. Y yo solo observaba aquello , desde una esquina, como una niña pequeña que le tenía miedo a lo

que la gente mayor hacía, porque no sabía realmente si sería capaz de hacerlo tan bien como ellos.

De una sola cosa estaba segura y es que me había tocado una oficina con una vista realmente envidiable,

ni en mil vidas pensé que me tocaría una igual. Realmente a los principiantes, a los nuevos, les hacían

pasar por mil cosas , justamente por ser los...nuevos..Los recién llegados. Quienes eran vistos como

una presa fácil y personas débiles.

Pero en el poco tiempo que llevaba aquí, amablemente había dado a entender que era una persona con

actitud y carácter , en especial para trabajar en un lugar como este.

Después de todo , por este edificio pasaban millones de modelos famosas, quienes eran capaces de disparar

rayos mortales con una mirada y si no adquiria una personalidad similar a la suya , sería tan solo una víctima 

más de sus egos.

Una chica que era un o dos años más joven que yo se acercó a mi escritorio con una gran cantidad de 

carpetas en sus brazos.

-Soy Mila, tu nueva "jefa", aunque en realidad soy la asistente , de la asistente, de la asistente , de la jefa-

sonrió un poco avergonzada de su título.

La miré con mis ojos entrecerrados intentando intimidarla . Esperaba que funcionara.

-Estás intentando decirme que eres tan solo una más de nosotras, pero solo quieres decirme que eres

mi "jefa" para asustarme . Verdad?

Asintió tímida.

-No tienes que fingir conmigo.

-Debo.Para eso me han enviado. Para atemorizar a la nueva.Pero en realidad yo venia con la esperanza de

encontrar en tí algo más que una aspirante a colega. Esta es una industria y un mundo muy cruel y no es tan

sencillo encontrar a alguien verdadero. Sé que hace poco que nos conocemos, pero me preguntaba, si

durante el almuerzo te gustaría sentarte conmigo...

Un silencio incómodo reinó en aquel pequeño lugar.

-Qué digo-pasó nerviosamente una mano por su rubio cabello.-Sueno como si aún estuviese en la

preparatoria y rogaba que las populares me dejaran sentarme con ellas.

Sabía que debía ir cuidadosamente, que las apariencias engañaban y que ella podía no ser tan sincera

como quería sonar , pero,en este momento no estaba en condiciones de juzgar a las personas por su

apariencia o por sus palabras.

-Claro que sí-le sonreí amablemente .

Una gran sonrisa atravesó su rostro , haciéndola luciar aún más joven de lo que ya era. Y de alguna manera

aquello también me reconfortó a mí.

 

 



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En el texto hay: drama, amor, tóxicos

Editado: 18.09.2020

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