Banxu estaba tan profundamente dormida que ni siquiera estaba soñando, pero sin razón aparente, abrió los ojos, como si alguien la hubiera llamado, aun sin escuchar nada. La poca luz que daba la hoguera casi extinta iluminaba una sombra encima de ella. Enfocó sus ojos y sintió un escalofrío de muerte, encima de ella estaba una mujer muy pálida, vistiendo una bata grisácea de tela capitoneada, observándola con un gesto de odio. Ella reaccionó estirando sus manos para aventarla, pero sus manos traspasaron por el aire. Se sentó, y ya no vio a nadie.
―¿Qué pasó? ―Bosthi se respingó al escucharla ahogar un grito.
―Había… había… una mujer encima de mí.
―¿Una mujer? ―Bosthi encendió una lámpara, ella jadeaba.
―Un fantasma.
―¿El fantasma de Uthe?
―No. Esta era una mujer muy delgada, desaliñada y con ojeras, me observaba con tanto odio que pensé que me iba a atacar. ―Banxu llevó su mano a su pecho tratando de calmarse. Bosthi mordió sus labios.
―Hay una leyenda entre los tuki, nunca pensé que fuera cierta.
―¿Qué leyenda?
―Después de que me contaste de la réplica de esta isla, hablé con Yich, le dije de lo que me hablaste y de cómo mi hermano evitó entrar en los edificios cuando estaba poseído. Yich me dijo que cada edificación de los mboho que se replica en el Hemi es considerada tabí para ellos, los creen lugares malditos y procuran mantenerse alejados ¿por qué crees que cerca de los pueblos no hay un solo edificio?
―En efecto, allá no hay una sola edificación.
―Es porque sus aldeas siempre son construidas lejos de las edificaciones replicadas ―Bosthi continuó―, su leyenda dice que todo tiene un positivo y un negativo. Nosotros necesitamos que los sacerdotes bendigan todas las estructuras o de lo contrario no duran, es porque las almas corruptas tratan de invadir y habitar cada una de esas estructuras, pero, al estar protegidas por las almas puras, el mal entonces pasa por el centro de la luna y viene a parar al lado negativo de esa estructura, el lado que aparece en el Hemi.
―¿Quieres decir que esa mujer era el fantasma de un alma corrupta?
―Tú eres la sacerdotisa, debes saber más al respecto.
―Se dice que en el más allá ―dijo Banxu―, los mboho que fueron capaces de atraer un zuthu y nunca se arrepintieron son absorbidos hacia un mundo sin retorno, lleno de dolor y tristeza. Algunos evitan cruzar para no enfrentar ese terrible destino, se quedan como fantasmas en los edificios. Por eso debemos bendecirlos, para exorcizar a esas almas, pero nunca me detuve a pensar a dónde se irían luego de exorcizarlas.
―Si la leyenda de los tuki es cierta, creo que estamos en un muy mal...
Pero fue interrumpido, unas voces se escuchaban muy cerca de la sala, ruidos de pasos y débiles llantos. Bosthi se levantó, tomó la lámpara y pidió a Banxu seguirlo.
―¿Qué crees que haces?
―Quiero saber de una vez por toda quién demonios está en este lugar, pero no te dejaré sola.
―¿Vas a enfrentar a los fantasmas de gente diabólica?
―Tengo un zuthu dentro, si quieren ponerse rudos, simplemente dejaré que ese zuthu emane de mí y los ponga en su lugar. Sé que crees que siempre estaba de malas, pero nunca me has visto realmente enfadado, cuando me enfado, mi cuerpo se transforma en oso, aunque no haya conjunción de lunas.
―¿La ira hace despertar a Uxjua?
―Trato de no dejar que eso pase, la ira hace que pierda el control, y me puedo volver tan peligroso como Hojai. Pero por protegerte, soy capaz de lo que sea.
―¿Por… protegerme? ―Banxu vio al agrónomo sonrojarse, pero él evadió su mirada y echó a caminar.
Las voces venían de todo el castillo. Era difícil decidir a dónde dirigirse. Banxu concentró su mirada en la escalinata que daba a la sala de astronomía. Escuchaba gritos de dolor y un llanto desgarrador.
―Creo que escucho una… ¿Banxu? ¿A dónde vas?
―¿No lo escuchas? ―dijo ella―, alguien está gritando... sea quien sea, está sufriendo terriblemente.
Lentamente caminaron hacia el observatorio, el llanto se hacía más y más fuerte. Continuaron caminando en la oscuridad hasta llegar a la sala abierta en el último piso.
―¡Por favor, basta, detente! ―el llanto era de un hombre―. ¡Te lo suplico, no lo hagas!
―¿Quién está en ese lugar? ―Banxu temblaba de arriba abajo, se quedó paralizada a un lado de la puerta, de algún modo reconocía esas súplicas. Bosthi tomó el picaporte con cuidado y en seguida abrió de golpe.
El llanto cesó, entraron, pero no había nadie en ese lugar. Banxu caminó detrás de él, temblorosa, Bosthi llegó hasta la balaustrada desde donde observó el cielo oscuro lleno de estrellas.
―Sea lo que sea, se fue en cuanto llegamos.
―Creo que… estaba siendo víctima de una tortura especialmente cruel ―dijo Banxu sobando instintivamente su vientre.
―Quizá sea lo que los… ¿Banxu? ―Banxu estuvo a punto de caer, Bosthi apenas logró sostenerla para evitarlo ― ¿Qué es lo que…?
Los ojos desorbitados de Banxu observaban justo a las espaldas de Bosthi, ella apretó aún más su vientre. Bosthi volteó de inmediato y lo que vio casi lo hace desfallecer, había un hombre de avanzada edad, de tonos tan opacos que se notaba en gris, casi sin color, con sus ropas rasgadas y llenas de sangre, su vientre estaba abierto con todas sus entrañas expuestas.
―¡No mates a mi bebé, por favor! ―chillaba el espectro.
―¡Toke! ―exclamó Banxu casi sin aliento.
―¡Ya no puedo más, por favor, ayúdenme! ¡Me está abriendo el vientre!
―¿Él es Toke? ―preguntó Bosthi con un gesto de asco e ira.
El fantasma dejó salir un alarido de terror y dolor al momento que su vientre estalló y sus entrañas salieron regándose en el piso, Banxu apretó aún más su vientre dejando salir un grito de horror, entonces el fantasma se concentró en ella, se levantó con sus entrañas colgando de su herida y caminó hacia ella, su rictus de dolor se transformó en uno de ira.