Mi padre es escéptico en cosas paranormales, pero también se asustaría si estuviera en la misma situación.
Pasaron veinte o treinta minutos cuando los cargadores terminaron de re hubicar a los animales en sus hábitats y por la misma hospitalidad de los guardias de Chapultepec, los demás se quedaron a cenar más café y pan.
Sin mucho que hacer mi padre notó que el chófer se había calmado por fin, con la seguridad de que esto lo olvidaría por la mañana.
Eran las dos de la madrugada y el chófer junto a los transportistas tenian que regresar a León, ya que el camino era largo; por fin se despidieron y aún les esperaba una larga jornada.
Por mera curiosidad, en uno de sus recorridos, mi padre fue al área de los primates a revisar que cosa hacía a este orangután tan anormal como lo describía el chófer.
— "Un orangután de Borneo" — Pensó, y sí, sus facciones se ven muy expresivas pero a mí padre no le causó intriga alguna.
Diría que los días transcurrieron sin más pero toda la actividad suele ser en las jornadas nocturnas de mi padre. El resto de la semana se habían reportado, objetos encontrados, retardos, problemas con el mantenimiento del zoológico y el bosque de Chapultepec, siempre acompañados por el sonido de muchos animales a toda hora o por lo menos los que alcanzarán a escuchar.
Un año había transcurrido, por lo mismo había rotación de personal y todas las renuncias eran por la misma razón:
La paga no era suficiente y todos operaban en malas condiciones; pero la que es y será la gota que derramó el vaso fue aquella madrugada en la qué mi padre por fin sintió el miedo que sintió el chófer de León.
Uno de los empleados que tenía un par de meses que se había incorporado al cuerpo de veladores se había quitado la vida cerca del área de los primates.
El zoológico se había llenado de paramédicos, la policía y los animales... Completamente locos.
Los investigadores hablaron con cada uno del cuerpo de vigilancia para descartar cualquier sospecha de un homicidio y las únicas conclusiones fueron qué se había quitado la vida por problemas familiares y económicos, ya que no se encontró indicio que tuviera problemas con la delincuencia.
Mi padre dijo que nunca tuvo la oportunidad de entablar conversación con el difunto compañero, más que un saludo, conocer sus nombres entre sí y algunos comentarios sobre él pero mi padre sabía que no era mucha coincidencia que esté hombre de una buena familia, se haya quitado la vida casi enfrente del habitad dónde vive aquel orangután...
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