Y ahora ¿qué digo? #2

7*** Cierta chica y cierto beso...

Sentir los labios de Jason sobre los de ella le causó una descarga eléctrica en todo su cuerpo. Una deliciosa descarga que le recorrió de pies a cabeza e hizo que el vello de sus brazos se erizara.

Al principio, el permitió que Penny llevara el compás del beso, que dictara el ritmo. Así que por algunos segundos fue un beso bastante calmado, pero luego él tomó el control y, paradójicamente, todo se descontroló. Su cuerpo la aprisionó contra la puerta y sus manos mágicamente estuvieron en todos lados. Era tan... potente que a Penny se le dificultaba respirar con claridad.

Sin pensarlo, enredó sus dedos en el pelo de Jason y se fundió con él de tal forma que era difícil definir donde empezaba un cuerpo y terminaba en otro.

A su cabeza solo acudían tres palabras: dulce, delicioso y apasionado. Penny sentía que podía derretirse allí mismo y aquella sensación se incrementó cuando la lengua de Jason invadió su boca sin el más mínimo pudor, llevándola al borde de la locura.

Una de sus manos –ella ni siquiera podía decir cual, con exactitud- se posó en su cintura acariciando suavemente la piel debajo de su camiseta; dejando un rastro de calor allí donde tocaba.

Unos segundos después, o tal vez algunos minutos, él se apartó un poco de ella. Lo suficiente para que los labios dejaran de estar unidos, pero no tanto como para que Penny pudiera seguir percibiendo el calor que emanaba su piel. Jason inclinó un poco la cabeza hasta que su boca quedó muy cerca de la oreja de ella.

—Fue un placer acompañarte al cine y cenar contigo. Y sobre todo fue un placer besarte, chica linda, espero que se repita.

Jason se despidió de ella por última vez con un asentimiento de cabeza y ella le respondió igual. Pero solo cuando él leve temblor de su cuerpo desapareció, fue que pudo procesar sus palabras. 

Acababa de besar a Jason Davis. Acababa de besarlo y él le había dicho que esperaba que se repitiera.

¡Oh por todos los cielos! Tenía que contarle a Allison.

Tan pronto como cerró la puerta del departamento, tomó su teléfono y le marcó a su amiga, que no tardó en contestarle.

—¿Ya terminó tu cena, Penny presumida?

—¡Y de qué forma! —dijo sin poder ocultar se emoción.

—¡Oh, por Dios, Penny! ¿Te acostaste con él?

—¡Claro que no! —se apresuró a aclarar— Pero me besó, bueno... yo lo besé, nos besamos y fue... explosivo, en el buen sentido.

—Ay, por todo lo sagrado. Tienes que darme detalles. ¿Cómo besa? ¿Fue dulce o apasionado? ¿Te tocó el trasero?

—¡Allison! Cálmate, déjame a mí lo de estar histérica.

—De acuerdo, perfecto... Pero ¡Oh, por Dios! Tienes que tráelo a mi fiesta, Penny.

¡Oh, joder! Ahí iba de nuevo. Penny tendría que idear una lista de excusas para darle a Allyson cada vez que mencionaba su fiesta de cumpleaños, porque evidentemente, ignorarla no funcionaba.

—Ally...

—No. Allyson nada. Esta es la ocasión perfecta para presentarme a tu nuevo... amigo. ¿Puedes, por favor, olvidarte de Owen un momento y pensar en nosotras? Es un club nocturno, enorme y oscuro, hay un 85% de probabilidades de que no se vean en toda la noche y, si sucede, puedes restregarle a Jason Davis en la cara al idiota de mi hermano.

—No creo que sea buena idea.

—Yo nunca faltaría a tu cumpleaños, Penny. Eres mi mejor amiga.

Ay no. Ahora iba la fase del chantaje emocional.

Cada vez que hablaban de aquel tema, Allyson pasaba por varias etapas. Primero: primero por la insistencia, luego el chantaje, tras esta las amenazas y al final, fingía que no la había escuchado para volver a repetir el ciclo.

—Allyson, en serio, tu no entiendes...

—Lo que si entiendo —volvió a interrumpirla —es que te golpearé si el viernes en la noche no te veo en mi fiesta, Penny Henderson. Te golpearé y ya nunca más serás mi mejor amiga. —Sí, justo ahí, las amenazas— Ahora te sugiero que llames a ese sensual adonis que te trae loca y lo invites a mi fiesta... y por favor, no me hables hasta el viernes.

Penny se quedó helada al notar que su amiga le había colgado. ¡Peor aún! se había saltado una fase importante de su ciclo. Algo estaba mal.

Se quedó mirando su teléfono unos segundos. No tenía idea de qué hacer con él; si volver a llamar a su amiga, llamar a Jason o simplemente romperlo en pedacitos para evitar la loca tentación.

Porque lo estaba considerando.

Estaba considerando la idea de llamar a Jason Davis para invitarlo a la fiesta. Por primera vez en la vida creía fervientemente que las amenazas de Allyson eran reales. No quería perder a su mejor amiga –su única amiga- por un imbécil como Owen.

Penny conocía un montón de chicas, con las que podía ir a una fiesta, de compras o a estudiar; pero Ally era su única amiga real y ahora estaba enojada con ella, Penny ni siquiera era capaz de recordar cual había sido la última vez que eso había sucedido.

No sabía cuál de las dos había llegado más lejos; si su amiga por amenazarla de aquella forma tan infantil, o ella, que la había llevado hasta ese punto.



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Editado: 23.04.2018

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