Capítulo VI
Por una ventana se asoma la lucidez de paula, aquella señora de mente cansada, de ojos ahondados por no dormir durante días, mirada fija y perdida.
Los doctores le hablan y Paula no hace contacto visual con nadie, no reacciona solo está sumergida en sus pensamientos cual bañera llena de agua con espuma, tratando de tocarlos pero se deshacen en el aire.
Aquellos pensamientos que hacen conexión con su niñez en el campo con su abuela, trillando arroz y limpiando los largos caminos de tierra. Momentos de juego con sus hermanos en casa de su madre , hasta que llegaba su padre y la golpeaba, allí sus pensamientos se hacen como espuma transparentes y explotan en el aire.
Comienza a caer lágrimas de los ojos de paula , inicia el llanto espontaneo y fuerte, se reflejan los gritos fuertes. Los gritos que estremecen el centro de atención, donde todas las pacientes que residen allí se despiertan y también comienzan a gritar.
Se hace necesario realizar contención mecánica al señora paula, ya que nuevamente destroza con fuerza descomunal todo los espacios del lugar.
La situación se vuelve incontrolable, los especialistas que laboran en el lugar no encuentran explicación a tal conducta que no se calma con medicamentos, realizan reuniones constantes para tratar el caso clínico y llegan a un punto en común:
“Hay que trasladar a la señora paula a un centro de máxima seguridad”.
Aun no reúne los elementos suficientes para llegar a esa conclusión y proceder, se debe evaluar y seguir tratando con más énfasis en las atenciones individuales para explorar que hay en esa mente trastornada.
En la mente de Paula, habían voces que le indicaban que hacer , le daban ordenes , controlaban sus esfínteres, dirigían sus movimientos. Representaba una lucha de poder en aquel bosque nublado por arboles y ramas entrelazadas, caminos que llevaban a otros caminos.
Paula solo quería salir de ese bosque encumbrado y cruzar la línea de nuevo a la cordura a la esencia de una sola voz, de una sola dirección, de una sola imagen, de una sola orden.
Cada grito de paula representaba el desespero por querer salir de aquel agujero, de aquel camino que la llevaba a otro sin encontrar salida; ella imploraba retroceder a la línea que un día no debió cruzar.
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Editado: 20.10.2020