Salgo de mi casa llendo hasta el auto, me subo y comienzo a manejar.
Los sucesos del los días anteriores llegan a mi.
Aleister y yo no hablamos, todos en su grupo de amigos de seguro piensan que estando peleados, hasta Sara me preguntó el hecho de que ya no estuviera con ellos.
Pero hoy decidí que volveré a hablarle.
Llegó a la universidad y noto que él sigue en su coche.
Me bajo del mío y sin previo aviso me subo al copiloto.
— Mi padre murió en un accidente de auto cuando tenía 7 años, el fue a trabajar y nunca regreso, ese día no pude despedirme ya que no me desperté a la hora que comúnmente me levantaba, estaba en la escuela cuando me llamaron a dirección para decirme que mi padre había muerto.
Le digo sin verlo a la cara, sé que me esta viendo porque siento su pesada mirada en mi.
— Mi hermana, era mi melliza, ella estaba perdidamente enamorada de un chico, él no la valoro, solo jugó con ella y sus sentimientos, la uso, y después la desecho como una bolsa de basura, tenía 16, cuando tomo todas esas pastillas, yo era su pilar, yo estuve cada vez que ella lloraba por la culpa de él, no sabes lo que es sentir el no poder hacer nada, solo darle tu hombro para que derrame cada lágrima.
— Lo siento - le digo.
— Siento lo de tu padre.
— ¿Estamos bien? - le pregunto viéndolo a los ojos.
— Estamos bien. - dice con una sonrisa.
Noto que derrama una lágrima y pongo mi mano en su cachete quitandola.
— Gracias por decirme. - le digo.
— No es nada.
— Tengo que preguntar, ¿Esa persona de la que se enamoró tu hermana es Aaron?
— Si.
— Se hará tarde....
— Lo sé - dice con la mirada en cada facción de mi cara.
— Eres hermosa.
— Cada vez subes más mi ego.
Sonríe.
— No me molesta hacerlo.
Sonrío.
— Nos tenemos que ir, ya comenzará la primera clase.
— Por primera vez quieres llegar temprano.
Quito mi mano de su cara, me bajo del auto y él me sigue.
Caminamos juntos, tomados de la mano, siento un cosquilleo en todo el cuerpo.
Solo él te está ayudando. Todo es fingido.
Me digo.
— Las aguas se calmaron - dice Marco al vernos juntos.
Sara parece no entender y él le explica.
— Es que ya están juntos, o sea que sus problemas ya no son problemas, ¿Capisci?.
["Entiendes" en Italiano]
— Te extrañé, le preguntaba a Aleister que porque no estaba aquí y solo decía un "no quiero hablar de eso".
— Eso no se dice Sara - la regaña Aleister.
— Ups - dice con arrepentimiento fingido.
— Hola Jungs - dice llegando María muy felizmente hasta que me ve.
["Chicos" en alemán]
— Ya están juntos... De nuevo - dice ella con una molestia muy notable.
— ¿Es alemán? - pregunta Alex.
— ¿Qué? - pregunta ella.
— Lo que estabas hablando, son dijiste "hola chicos" en alemán.
— Aah si.. estoy aprendiendo.
— Tienes buena pronunciación, pero no tan buena.
— Soy la mejor de mi curso.
— No me imagino como estarán los demás - dice el en voz baja aunque todos logrando escucharlo perfectamente.
— Bueno, tengo algo muy bueno que decirles. - dice Sara.
— Te escuchamos - dice Marco atento.
— Están invitados a la galería de arte de mi tía y no pueden faltar.
— Bien, pero ¿Cuando es?
— Es este sábado.
— Hoy es viernes, que bonito día para invitarnos.
— Esque algunas personas no van a poder ir... - Aleister la interrumpe.
— Es decir que somos la segunda opción, yo soy plato de primera mesa, no al revés.
— ¿Plato de primera mesa? - pregunta Marco.
— Si, siempre primera opción.
— No importa irás y punto.
— No iré, tengo cosas que hacer.
— Madeleine te convenserá ¿Cierto Mad?
— Claro, no te preocupes, nosotros si vamos a ir - le respondo con una sonrisa.
— Gracias - chilló emocionada.
— Pueden traer a un acompañante, entre más mejor.
— Yo iré con otra persona. - dice María viendo directamente a Aleister.
Aquí hay algo.
— Me tengo que ir, ya comenzará la clase. - le digo en un susurro a mi novio.
— De acuerdo, iré a la galería pero tú me darás algo a cambio.
— Si lo que digas.
Sin percatarme me da un casto beso en los labios.
— Para aparentar. - dice.
Solo de doy una sonrisa antes de comenzar a caminar rápido para llegar a la clase.
Entro al aula y lo bueno es que no han comenzado.
Me siento en un asiento, saco el celular del bolsillo, comienzo a jugar Candy Crush.
Pierdo dos veces, me enojo y lo apagó. Nunca me alcanzan los movimientos.
El profesor llega y la clase comienza.
Anoto lo que creo que es importante y pongo atención.
Cuando termina salgo de ese lugar y me encamino al la cafetería.
Muero de hambre.
Llegó, compró unas galletas y una leche con chocolate.
— Eso te vuelve gorda. - escucho como alguien me dice eso.
— ¿Te pregunté?
— Solo estoy dando mi opinión.
— ¿Te pedí tu opinión?
Allison.
— Como que estás muy a la defensiva ¿No?
— Siempre he sido así - miento — Que no lo hayas notado no es mi problema.
— Mad.. Mad.. siempre con esa cara de amargada.
— ¿Cuando terminaremos de juzgarme? - le pregunto con burla.
— Tú sabías eso.
— ¿Saber qué?
— No te hagas la estúpida.
— Solo no logro entender tus palabras, iluminaé y dime qué es lo que sé. - le digo burlonamente.
— Sabías que me gustaba.
— ¿Quién? Por dios, da la información completa. - digo irritada.
— Yo te dije que me gustaba Aleister.
Me rio para mis adentros.
— Tú sabías que él era mi novio.
— Pero te acostaste con Aleister cuando estabas con Aaron.
La mentira.
— ¿Crees que me importa el que te guste?
— Debería.
— Eres una maldita perra.