¿y El Plan B?

EPÍLOGO

Cuatro años después

Miro al vestido blanco que está en el maniquí, es hermoso, es de encaje y corte princesa.

- Sin duda es este. - dice la persona que está a mi lado.

- ¿Segura?

- Claro, es perfecto.

Se lo prueba y le queda como anillo al dedo.

Ella sonreí feliz y derrama unas cuantas lágrimas.

- Dios. Me casaré, aún no lo he procesado. - dice nerviosa.

Le doy una sonrisa de boca cerrada.

- Si... La boda es mañana. - le recuerdo.

- No estás ayudando mucho, Mad.

Solo río.

- ¿Tu que te pondrás? - me pregunta llendo hasta los vestidores para cambiarse.

- Aún no lo sé, pero veré que tengo.

Me ve severamente.

- Claro que no, ahora mismo iremos a buscar un vestido para ti.

Y así se resume mi tarde con Sara, buscando un vestido para su boda.

Vemos por una vitrina un vestido entallado al cuerpo color vino con una abertura en el muslo derecho.

Es muy lindo.

Ella ve lo que veo y me arrastra a la tienda.

- Quiero ese. - decir solo entra, apunta hacia el maniquí que tiene la prenda.

- No está disponible, alguien ya lo compro.

- Te doy el doble. - dice Sara.

- Lo sentimos, no se puede.

- Ya vámonos. - le digo.

- Claro que no, ¿Cuánto quieres por el? - vuelve a ofertar.

- El doble y tu bolso. - dice la chica que está detrás del mostrador.

- Hecho.

Saca todos los objetos que tiene en su bolsa y se la entrega.

- Tenga. - dice la trabajadora entregándonos una caja en la cual está el vestido.

- No tenías porque hacer eso.

- Claro que sí, tuviste que aguantarme durante meses porque no elegía mi vestido, es justo que tú tengas el que tú quieras.

Llegó al departamento que comparto con Aleister. Y lo veo sentado en la sala con el seño fruncido viendo una revista.

— ¿Qué es lo que aparece? - le pregunto tomando asiento a su lado.

— Aparece que leo terminará su relación amorosa.

— Ajá, ¿Y eso qué?

Me voltea a ver.

— Que yo soy leo, estoy en una relación y la terminaré.

— ¿Y eso que tiene que ver?

— ¿Te aburro?, ¿Te cansaste de mi?, ¿Ya no me amas? - pregunta con miedo.

Suelto una carcajada.

— Amor, eso no es verídico, aparte que tiene que diga eso una revista.

— Porque dice que Capricornio tendrá una nueva pareja y tú. - me apunta. — Eres capricornio.

Vuelvo a reír.

— Cambiando te tema, porque es obvio que no me dejaras, ¿Elegiste un vestido? - me pregunta.

— Si...

— Que bueno, quiero verlo.

Abro la caja en la cual está y lo saco.

— Es muy bonito. - dice viéndolo.

— Lo sé, hubieras visto lo que hizo Sara para obtenerlo.

Seguimos hablando sobre lo que ha pasado y demás.

Me despierto ya que alguien me tiró de la cama.

Me levanto molesta.

¿Cómo mierda me tira de la cama?

— ¡Ey! - le digo.

Él se hace el dormido pero no aguanta la risa y explota, comienza a reír muy fuerte.

— Me lo debías. - dice entre risas.

— Pero cuando yo te tire si fue un accidente. - le reclamo.

— No es bueno decir mentiras.

— No me creas.

Me largo de ahí. Hoy es el día.

Mierda.

Tenemos que estar en la iglesia a la 1:30 pm.

Veo la hora y son las 10:14 AM.

Me comienzo a bañar.

Aleister me grita desde fuera, preguntado que porque me estoy bañando tan temprano. Y no le contesto, que se joda.

Me pongo ropa cómoda, trato de salir pero alguien me topa por atrás.

— Lo siento, ¿Sí?

— Vete a la mierda, me duele la espalda por tu culpa.

Me trato de safar pero no puedo.

— Solo está jugando, ¿A dónde vas?

— Voy con unos strippers, ya sabes las personas que te bailan muy sexosamente.

¿Sexosamente?

— ¿Te puedo acompañar?

— No. Esto es de mujeres.

— Me quedó en una esquina y si quieres me tapo los ojos.

— Bien, vamos.

Me subo a mi auto y él de copiloto, doy una vuelta por la cuidad.

— ¿Estabas hablando enserio? - pregunta asombrado.

— Si, yo te dije y tú aceptaste venir. Y recuerda en un rincón y con ojos cerrados.

— Pensé que... Que era una broma.

— No, cielo, no lo es.

Me río internamente.

Doy otra pequeña vuelta a la manzana de la cuidad y Aleister muy atentamente ve hacia donde nos dirigimos.

Dejo las intrigas y entro a la tienda y él me sigue.

Busco lo que tengo que comprar y voy hasta la caja para pagarlo.

Cuando doy el dinero me voy.

— ¿Lencería? - pregunta.

— Es un día especial.

— ¿Las entrenaremos?

— Tal vez, si te portas bien, sí.

— Tengo una motivación.

Solo sonrió.

Me pongo en marcha para ir a la iglesia.

Llegamos media hora más tarde pero por lo menos llegamos.

— ¿Cuáles son mejores? - pregunta Sara solo me ve. — Azules o rojas.

— Azules.

Se va solo le digo eso.

Comenzamos a ayudar con la decoración junto a las personas que contrataron.

Las horas pasan y el lugar cada vez está agarrando más sabor.

¿Sabor? Que mierda.

Se ve mejor.

Llega el momento de irnos para arreglarnos.

Vamos a casa y nos bañamos. Me empiezo a maquillarme y peinarme. Veo que Aleister se está cambiando y solo me mira con una sonrisa coqueta.

Terminamos de arreglarnos y vemos de nuevo a la iglesia, la gente que va llenado se colocan sus lugares correspondientes.

El novio ya está en su lugar, como siempre serio.

— Voy a hablarle, que no se vea así de tosco. - dice él antes de irse con Alex.

La ceremonia comienza y Aleister toma mi mano entrelazandola con la suya.

Se dan el SÍ y proceden a besarse.

Aplaudimos felicitándolos.

Ella me lanza un beso y se lo devuelvo.

Vamos a la recepción, comienza bien y después la prima de Sara sube a dar un discurso.

Parece pasada de copas.

Mierda.

— Tengo que decir, primita, que pensaba que el noviazgo de preparatoria se acabaría en un mes, y no. Ahora están casados. Les quiero decir que les doy mis más sinceras condolencias a sus solteritas, están ahí. - apunta al suelo. — Enterradas tres metros bajo tierra. Espero que no le rompas el corazón a mi primita, no sabes las veces que vino a mi casa contándome como la viste en clase. Bueno eso era todos, felicitaciones. - termina de decir levantado su copa. — Salud por los recién casados.



#25849 en Novela romántica

En el texto hay: amor

Editado: 08.05.2021

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