—Ren... es Alix —repitió por enésima vez en la línea—. Necesitamos sabes si estás bien y a salvo. Una tormenta se acerca... —Ryan la miraba expectante desde su posición en el sofá, tratando de obtener el calor suficiente para no sufrir daños tras estar afuera por más de una hora— estamos muy preocupados... sí escuchas este mensaje, haznos saber si estás bien.
—Es extraño. Él nunca se desaparece sin avisar. —Alix no podía pensar más allá de sus deducciones. El sentido se le nublaba cuando se trataba de Ren. Ryan, quien era el más centrado, se mantenía en silencio—. ¿Acaso tú sabes algo que nosotros no? —inquirió Ashley, entrecerrando los ojos hacia él.
—Pues si... él me había comentado que... estaba saliendo con alguien desde hace meses.
—¿¡Qué!? —Alix sintió su corazón hundirse tras la declaración.
«No podía ser cierto»
Ren estaba... ¿Enamorado de ella?
Ahora todo se tomaba dudoso, y aunque intentaba objetar, las palabras se estancaban en la garganta.
—Fue bastante vago al respecto, inclusive jamás volvió a mencionarlo. Simplemente ahora tuve ese pensamiento. Talvez... quiera pasar más tiempo con ella. —Ryan miró por la ventana, antes de centrarse en Alix—. Él no está atado a nosotros, Ali. No podemos exigirle estar aquí, si decide estar con su novia.
Mentiras.
—¡Pues a mí sí me lo prometió! —exclamó.
No haría un escándalo con su sobrina cerca, pero tenía sus propios argumentos, y nada de lo que Ryan decía tenía sentido.
Ren cumplía sus promesas.
«¿Acaso me lo imaginé todo?»
Alix se tragó el nudo en su garganta, y antes de poder ser detenida, camino por el pasillo y busco su abrigo. Al abrir la puerta, sintió lo fuerte que eran los vientos, señal de que, por la noche, la tormenta sería aún más fuerte.
Sus botas se hundían en la nieve tras cada paso, y tras caminar algunos metros, se detuvo para tomar aliento. La casa a la cuál iría, estaba al final de la colonia. Sus luces coloridas y el inconfundible aroma la hacían única, e inconfundible.
Se detuvo en la entrada, viendo las luces parpadear desde adentro. Se encamino, y tras una exhalación de aire, tocó el timbre de la casa. En espera de que, cualquiera de los padres de Ren, abriera la puerta.
Lo que no espero, es ver al mismísimo protagonista de sus deseos frente a ella.
—¿Ren? —el nombre de su amigo salió como una pregunta, aunque nunca podía confundirlo.
Era él.
¿Por qué no contestaba sus llamadas?
—¿Qué haces a esta hora afuera, Alix? —su tono de voz era distante, alejado de la expresión alegre que se reflejaban en aquellos orbes azules.
Alix se aclaró la garganta. —Ryan y yo estábamos preocupados por ti. No contestabas a nuestras llamadas, y pensábamos que...
—Remington, amor ¿Quién es?
Alix se quedó en silencio, mirando a una desconocida abrazarse a Ren con total confianza. Acción que ni siquiera ella tenía el atrevimiento de hacer.
«Por qué solos somos amigos»
—Ella es Alix Rodríguez, vive un par de casas más adelante. —¿Ni siquiera el título de amiga? Precia que la presentaba como una desconocida, y no como una parte importante de su vida.
—Si, te escuché mencionarlo de pasada. —comentó la mujer, extendiendo su mano—. Soy Lara, la prometida de Ren.
—¿Pro-Prometida? —Alix se ahogó con sus palabras.
Esa palaba era aún más grande que ser novios. Tener una prometida involucraba una boda próxima. Se interpretaba como una pareja que no solo llevaba días de conocerse, si no, tiempo de sobra para conocerse y tomar una decisión como esa.
—Si, nos casaremos en primavera. —como si reafirmara las dudas de Alix, Lara agrego otro pequeño detalle, sin dejar de sonreír, mientras que Alix sentía como el mundo se desmoronaba frente a sus ojos. Por inercia, trato de ver un anillo en el dedo de la chica, pero con los guantes puestos, no podía saberlo.
—Hace frío, es mejor que entres y me esperes. —Ren intervino, sin dejar de mirar a Alix.
—Te espero, amor. —Lara beso la mejilla de Ren—. Feliz navidad, Alix. Espero verte de nuevo.
Alix solo sonrió de manera tensa, viendo cómo la mujer les daba la espalda y se alejaba de ellos.
—Alix. —Ren extendió su mano para tocarla, pero ella lo alejo de un manotazo.
—¡No me toques, traidor! —espetó—. De ilusa pensaba que podías haber tenido un accidente. Inclusive hice que Ryan saliera a buscarte. —quiso reír, pero sus palabras perdían ese toque de enojo y solo diana como simples murmullos—. Pensaba que éramos amigos —«y algo más»— pero ya veo que la única que cayó fuerte y duro, solo fui yo. —«y la única que se enamoró» con ese pensamiento, soltó una carcajada—. Y yo que pensaba declararme —musitó con amargura, levantando la vista para mirarlo. O le importaba decir eso, ya no. Porque la amistad que tenían se había desmoronado en un chasquido de dedos—. Este será nuestro último encuentro, Ren. No quiero que te cruces por nuestra casa, las puertas están cerradas para los traidores y mentirosos.
Alix se dio la vuelta, y aunque tenía la pequeña esperanza de que Ren la llamara para aclarar las cosas, simplemente obtuvo silencio, y luego de eso, una puerta cerrarse con fuerza.