Y todo inició con una mentira

Andrea


Después de 10 minutos aproximadamente, alguien tocó el timbre de la casa, Margaret, la empleada doméstica acudió rápidamente a abrir la puerta. Frente a ella se encontraba una chica alta, delgada, con la cabellera negra atada en una coleta alta, los ojos verde claro, traía puesto un hermoso vestido negro y un abrigo rojo.  Sí, esa chica era Andrea Horowitz.
–Buenas noches Margo–dijo ella con una voz dulce.
–Buenas noches señorita Andrea, bienvenida– respondio Margaret
–muchas gracias Margo, ¿Ian ya está aquí?–preguntó Andrea
—si señorita, el acaba de llegar
–Ah Gracias...
–Bienvenida Andrea– Interrumpió la señora Allen.
–oh, señora Allen, buenas noches– dijo Andrea besándole la mejilla.
–buenas noches, Andrea.– responde la señora Allen devolviéndole el beso a la chica. 
–Andrea, hola, bienvenida– dijo Hanna alegre
–Hola Hanna que gusto verte– responde Andrea alegremente, también besándole la mejilla–¿Dónde está Ian? ¿Porque no ha venido a saludarme?– Pregunta Andrea, haciendo una expresión de tristeza.
– Él bajará pronto, fué a cambiarse de ropa.– Responde Hanna
– entonces esperaré aquí hasta que baje a saludarme.–dice Andrea con un tono y una expresión de burla.
–que graciosa eres– dice la señora Allen– pero creo que es mejor ir al comedor, la cena ya está lista.
– está bien señora Allen– responde Andrea.
Después de un momento, Ian baja las escaleras apresurado llegando al gran comedor donde ya se encontraban las tres mujeres tomando asiento. Cuando Andrea mira a Ian sonríe Automáticamente
–¡Ian!– grita Andrea emocionada, parándose rápidamente de la silla y corriendo hacia donde él se encontraba. 
– Hola Andrea– dice Ian sonriendo y dándole un abrazo— ¡que gusto verte.!
– Por supuesto, ¡a qué hombre no le daría gusto ver a su prometida!– dice Andrea abrazando a Ian del cuello. Cuando ella pronuncia esas palabras, al chico se le borra la sonrisa del rostro.
–¿Que pasa?–Pregunta Andrea sabiendo que había incomodado a Ian.
–Nada, solo vamos a cenar–le responde.
Ellos toman asiento y empiezan a cenar en absoluto silencio, ese silencio era incómodo, Andrea quería iniciar una plática pero no encontraba ningun tema de conversación. Eso era extraño pues ella siempre tenía una forma de crear un ambiente agradable. Pero por esa ocasión su mente estaba sin ideas.
"tal vez es porque estoy muy emocionada por el cumpleaños de Ian, o porque acabo de hacerlo enojar. No lo sé, pero  mi cerebro está apagado ¡¿Que me pasa?! Esté silencio me va a matar" pensaba Andrea. Afortunadamente Hanna, quién también se sentía incomoda comenzó una conversación.
–¿Cómo está tu papá Andrea? Me enteré que estaba enfermo–preguntó
–Si, le había dado un resfrío, debió ser porque no se cubrió bien, últimamente ha estado haciendo mucho frío, pero ya se encuentra bien. Afortunadamente no fue nada grave.– Dice Andrea 
–Me alegro mucho,–le responde Hanna– ¿Tú cómo has estado?hace mucho tiempo que no te veía. Aunque por lo que veo debes estar bien ¿No?.
– así es Hanna, me encuentro perfectamente bien– responde  ella con una sonrisa nerviosa, sabía que Hanna se quedaría sin preguntas y el silencio volvería a reinar en el comedor. Y así fué, después de unos minutos terminaron de cenar, también la tortura terminó,  se levantaron todos de la mesa y se dirigieron a la sala. Estando ahí Andrea le pidió a Margo que le trajera su bolso. Una vez que ella tiene el bolso en sus manos saca un regalo y se lo entrega a Ian. 
–feilz cumpleaños Ian– dice ella un poco nerviosa. 
–Gracias– le responde Ian sin mucho interés.  Hanna y la señora Allen se miraban un poco preocupadas, no era conveniente para ellos que Ian y Andrea rompieran su compromiso, así que la señora Allen interfiere diciendo
–Ian, ¿ni siquiera le darás un abrazo a Andrea?,  Después de todo se tomó la molestia de venir a pasar tu cumpleaños con nosotros.
Ian le lanza una mirada intimidante a La señora Allen, pero minutos después accede y abraza a Andrea.
– Discúlpame Andrea.  Gracias por tomarte un tiempo para mí, y gracias por el regalo. –Dice Ian
– No te preocupes Ian, y de nada.– responde Andrea un poco desanimada. 
–Creo que deberíamos platicar, hace mucho tiempo que no nos veíamos, debes tener demasiadas cosas que contar¿No?– dice Hanna mirando a Andrea.
– De echo, creo que ya debería irme, son las 11 de la noche, mi papá debe estar preocupado, seguro que se desvelará esperándome, y no quiero que haga eso.–Dice Andrea –¡Ah casi lo olvido!, Toma Ian esto es de parte de él, no pudo venir pero quiso regalarte algo.–  le dice a Ian sacando una cajita de su bolso y entregándosela.
–Dile a tu padre que se lo agradezco mucho– Responde 
–Que lástima supongo que platicaremos después.–Dice Hanna.
–Así será Hanna. Nos vemos luego señora Allen.– Responde Andrea alzando una mano  y dirijiendose a la puerta donde la esperaba Margaret para entregarle su abrigo.
–Hasta luego Andrea.–dicen los tres.
Una vez que Andrea sale de la casa la señora Allen voltea a ver a Ian enojada
–¡¿Que tratabas de hacer estúpido?! Sabes que la paciencia de todos los humanos tiene un límite y Andrea no es la excepción, ella se puede cansar de tus desaires y cancelaría el compromiso, eso no nos conviene. Trata de ser más amable, sé que no te quieres casar con ella, pero por lo menos no te enojes cuando menciona su matrimonio, ya deberías haberlo aceptado– dice la señora Allen alterada.
–sabes que no quiero casarme con Andrea pero aún así acepté el compromiso, solo para que el señor Horowitz nos dé sus acciones de la empresa, ¡Ya hice suficiente ¿No crees?!. Cuando Andrea menciona nuestro compromiso siento como si me fuera a casar con mi hermana. Yo nunca sentí algo por ella, solo la quiero como una amiga. – dice Ian molesto, él sube las escaleras, se dirije enojado a su habitación y cierra la puerta de golpe.
–Mamá...–dice Hanna 
–¡Cállate no hables! Ya estoy molesta no me hagas enojar más–la interrumpe la señora Allen. 




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