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Creo que nunca había visto a mi madre llorar tanto. Ella era joven en comparación a otras cuando se enteró que estaba embarazada de mí. Recuerdo tener once años, estar sentada junto a ella con los ojos llenos de lágrimas sin entender por qué todos tenían un padre y yo no, era muy pequeña, pero en el fondo sabía que había algo más de lo que mi madre me había decidido contar. Años más tarde la confronté y fue entonces cuando me contó toda la verdad.
— Tu padre y yo nos conocimos durante el verano – comenzó. – era un día precioso y yo había acabado de entrar a mi primer año de universidad, estaba estudiando gastronomía, quería ser chef. – podía ver la verdadera felicidad en sus ojos. – Era una chica de un pueblo pequeño y era la primera vez que llegaba a Seúl, no tenía mucho dinero, no conocía a nadie y mis padres tan solo me habían dado unos 100.000 ₩ para que hiciera lo que pudiera con eso, es decir, comer, encontrar un trabajo y un lugar donde quedarme. – la miré atónita al escucharla decir eso. – Pero no fui tonta y traté de conseguir un dormitorio en el campus de la universidad, tenía que tener un buen promedio de entrada así que no hubo mucho problema, todo iba bien y mejoró cuando conocí a tu padre, era un chico genial, era gracioso, inteligente, muy atractivo, pero el ya estaba a punto de graduarse de la universidad. Comenzamos a salir en su ultimo y mi segundo año de universidad, lo amaba él era perfecto, así que el día de su graduación fuimos con unos amigos, tomamos y sucedieron muchas cosas. Cuatro meses más tarde me enteré que estaba embarazada de ti y tu padre ya se había regresado a su país. Jamás llamó, ni contestó ninguna de mis intentos de llamarlo. No sabía que hacer, apenas tenía diecinueve años y no me podía dar el lujo de regresar a casa con un bebé y menos de un extranjero, tus abuelos jamás lo aceptarían, así que mentí, mentí por un largo tiempo a mis padres, les decía que todo iba genial y que me faltaba poco para terminar la carrera, ellos cada mes se volvían más insistentes en cuanto a ese tema y preguntaban por que demoraba tanto. A ese punto ya tenía unos seis meses de embarazo, ya no podía trabajar, me cansaba mucho y había decidido suspender la carrera. Pasé momentos de extrema felicidad sola en mi habitación contigo y momentos realmente difíciles rodeada de ojos curiosos y comentarios lastimeros de personas que no entendían que era lo que sucedía.
Nunca olvidaré el rostro de mi madre cuando me vio embarazada por primera vez. Mi hermana menor Lana recién había llegado a Seúl por su primer año de universidad, mis padres creyeron que era una buena idea visitarme y darme una sorpresa, pero estoy segura que los sorprendidos fueron ellos. Ese mismo día por la mañana rompí fuente y me llevaron de emergencia al hospital, me pidieron unos números de familiares y pues llamaron a tus abuelos, sus rostros de decepción y tristeza, jamás los vi más tristes en toda su vida. No los volví a ver más luego de eso.
— ¿Allí te conociste con la madre de Jungkook? – esta asintió.
— Ella era un poco mayor que yo, pero nos volvimos amigas rápidamente y mucho más por que nuestros bebés habían nacido en fechas muy similares. Nos ayudaron de maneras increíbles, a veces ella cuidaba de ti y Jungkook o yo lo hacía, eran la familia que nunca tuve, ellos me dieron el apoyo que yo necesitaba.
Unos años más tarde fue la primera vez que vi a mi padre, yo me veía igual que él, mi cabello, mis facciones, mi tono de pies, el color de mis ojos. Los de mi madre era negro profundo, pero los míos eran miel, mi madre tenía piel pálida y cabello liso azabache, yo tenía el cabello castaño y ondulado y mi piel tenía un ligero bronceado, lo único que compartíamos eran los ojos rasgados y el sentido del humor tonto. Mi madre era mi hogar y el que decía ser mi padre el un extraño.
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No estaba molesta, no la odiaba, ni siquiera la culpaba por lo que estaba haciendo, pero verla sufrir durante todo este tiempo por la falta que ese hombre nos hizo no era algo que quería volver a ver. Le pregunté todo sobre él y por que la estaba buscando ahora entonces ella me explicó que el quería pedirme que lo visitara durante el verano, que sentía que debía verme, pero yo simplemente me negué.
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— Hola – saludé al entrar por la puerta de vidrio. Un silencio ensordecedor me recibió. Solo logré ver a Kim en el mostrador como siempre. Busqué a la enana, pero no había rastro de ella.
— No ha llegado – escuché a Kim hablar. Este se dio cuenta que buscaba a Sun-mi. - Dijo que se retrasaría un poco. – asentí. Me crucé del lado el mostrador. Acomodé mi mochila en un lugar que no incomodara y me senté en el banquillo que estaba junto a Kim.
— ¿Qué haces? - pregunté al verlo escribir unos números. Este se veía concentrado.