Dana
Eran pasada de las dos de la mañana, cuando mi teléfono comenzó a sonar y estaba tan cómoda. Con Peter acostados en el césped viendo el cielo alumbrado por la luz de las estrellas y la luna que preferí no contestar, sin embargo, la persona marco nuevamente por lo que me vi obligada a revisar de quien era pues era extraño que alguien me llamara aun viendo la hora que era. Lo más extraño fue ver el nombre que aparecía en la pantalla.
“Baba”: “Papa”
Me lo pensé por unos segundos el sí responder o simplemente colgar y apagar el teléfono, sin embargo, era algo que no podía hacer a pesar de que el me lo había hecho varias veces yo no podía hacerlo así que termine por contestar.
Había colgado y por mi parte me había quedado en shock, pues hace mucho tiempo que no me hablaba y hace mucho tiempo que no me hablaba de la forma en que me hablo, aunque la voz se le escuchaba diferente y para que me hablara a estas horas solo significaba una cosa, “Había tomado”.
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“Algunas veces lo positivo se puede convertir en negativo, solo es cuestión de la acción que se haga y cambie todo”
Faltaba media hora para que mi padre llegara por mi estaba demasiado nerviosa, había pasado mucho tiempo desde la última vez que lo vi y a pesar de que me dije a misma que no me emocionaría lo hice cosa que me molestaba porque algo dentro de mí me decía que saldría mal, que saldría lastimada una vez más por su culpa pero la otra parte de mi recordada las palabras de Peter, de que tal vez ahora quisiera recuperar la relación de padre-hija, tal vez después de tanto tiempo había recapacitado y quería formar parte de mi vida y el tan solo pensarlo me hacía feliz.
“Pero” estaba una vez más en mis pensamientos, tal vez y era momento de agregarlo a mi vocabulario y por primera vez la utilizaba con algo después que era algo positivo.
Después de haber dormido como por ocho horas me di una ducha, baje a comer algo y a darle de comer a Cato para luego subir a mi cuarto y comenzar a arreglarme, había optado por ponerme un pantalón de mezclilla, con una blusa entre rojo y naranja, acompañada de una chamarra de mezclilla de color negra y de calzado opte por mis converse negros, que era lo que más le iba al outifit.
Había terminado de arreglarme media hora antes por lo que tome un libro y junto con Cato bajamos a la sala para leer un poco en lo que esperaba a que mi padre llegara por mí.
Pasaron los 30 minutos y no había señales de él, aun así, espere, sabía que no llegaría a las meritas dos, pasaron otros 30 minutos y ni un mensaje o llamada de su parte, decidí esperar más tiempo, sin embargo, no hubo nada por lo que decidí llamarle, tal vez se le había presentado algún contratiempo y por eso no llegaba, llame dos veces y nada, así que llame una tercera vez y fue contestada.
Colgué y el llanto salió sin parar, tantas veces que me había dicho que no me dejaría lastimar más por él, sin embargo, al fina terminaba cediendo, porque, aunque yo para el no significara nada, el para mi si lo hacía, era mi padre y a pesar de todo el daño que me hacia lo seguía queriendo y seguía preocupándome por él. Cosa que era hora de cambiar, porque no era justo que la única dañada fuera yo y que por su culpa yo no dejara entrar a mi vida a personas que realmente valían la pena, personas que, si se preocupaban por mí, no era justo que por culpa de él yo no dejara quererme por los demás, de que no mostrara mi verdadera forma de ser por su culpa.