Yildizim está bien no estar bien

Capítulo 27~ Fin de semana con los abuelos

Han pasado casi dos meses desde que salí de vacaciones y todo este tiempo ha sido como una montaña rusa, en donde unas semanas me he sentido muy bien y en otras no me quiero ni parar de mi cama.

He resentido la ausencia de los chicos pues a pesar de que hablamos seguido por mensajes, extraño verlos y platicar presencialmente, salir algún lado o solo ir a pasar el rato en casa de Fred y reír hasta mas no poder.

Por otro lado, con el que obviamente tengo más comunicación es con Peter, aunque ha estado un poco ocupado con lo de la universidad y es entendible pues en dos semanas entra.

Justamente mañana es el cumpleaños de Lucas, el hermano de Peter, hace unos días me platico que le harían una gran fiesta a la cual me ha invitado al igual que también ha invitado a mi hermano menor, por eso mismo es que desde hoy me iré a casa de mis abuelos para pasar tiempo con ellos y con mi hermano, pues sus padres tenían otro compromiso hoy en la noche en donde no podían llevar a niños, por lo que le han pedido a mis abuelos que cuiden a Robert y si pueden que lo lleven mañana a la fiesta, lo que ellos no sabrán es que en realidad seré yo quien lo lleve.

Tomo la pequeña maleta donde lleve lo necesario para mañana y el regalo para Lucas, bajo las escaleras y reviso que Cato haya comido y para dejarle un poco más de comida, aunque la vecina ya está enterada de que saldré y se ha ofrecido a checarlo las horas en que no estaré en la casa.

Entro a la cocina y lo encuentro acostado en el suelo, cuando me mira se acerca lentamente a mí, se ve algo desanimado, algo inusual en el que siempre es muy juguetón.

  • ¿Qué te sucede? —digo siendo yo la que se agache para estar a su altura, se ve raro y eso me asusta. —¿estás bien? —pregunto sabiendo que no obtendré ninguna respuesta, aun así, le sigo hablando—Claris vendrá verte más tarde, pórtate bien vale, regresare mañana.

El ruido del claxon me hace levantarme y ver por la ventana, es mi abuelo quien ha llegado por mí, por lo que echo la comida y el agua en las bandejas correspondientes.

  • Ya me voy—le digo agachándome para darle un beso y así es como veo una mirada cansada trayéndome un mal presentimiento, que aumenta cuando se regresa al sitio en donde estaba antes y se vuelve a echar. A pesar de eso me digo a mi misma que tal vez solo este cansado de las caminatas mañaneras que hemos dado estos últimos días.

Al llegar a la casa de mis abuelos, Robert sale corriendo de algún lugar del jardín para ir a saludarme.

  • Dana —grita emocionado. —al fin llegas, abuela está preparando la comida, ¿quieres jugar conmigo mientras tanto? —me dice mientras que le doy un fuerte abrazo y una sonrisa se escapa de mi rostro al escucharlo hablar.
  • ¿Y si mejor jugamos después de la comida? —la sonrisa que tenia se le desaparece poco a poco.
  • Pero me voy aburrir.
  • Claro que no, podemos ayudarle a la abuela con la comida, es divertido.
  • Mi madre no piensa igual, además que nunca me dejar acercarme a la cocina, le pone de mal humor, tal vez abuela sea igual.
  • Claro que no, a ella le alegrara que le ayudemos, anda ven vamos.
  • Vale. —responde nuevamente con una sonrisa en su rostro.

 

Cuando terminamos de ayudarle a mi abuela, Robert va por mi abuelo para que venga a comer, mientras tanto yo termino de poner la mesa y mi abuela comienza a servir la comida y la limonada que hemos hecho mi hermano y yo.

Comenzamos a comer y mis abuelos comienzan una conversación entre los cuatro y en la que como es de costumbre digamos que discuten de una manera sana y divertida porque muy ene fondo sabemos que solo están bro3wmeando con lo que dicen y es aquellos momentos que me sacan una sonrisa, me hace feliz que a pesar de tanto tiempo sigan juntos y sobre todo se lleven así de bien. El visitarlos lo podría describir como un momento en que sé que no faltarán las risas y al mismo tiempo un momento de sentimentalismo, porque ellos al igual que mi tía y su familia eran como un curita en mi corazón.

 

Cuando terminamos de comer y de limpiar la cocina, pasamos a la sala en donde jugamos un juego de mesa que ha sacado Robert, mientras al mismo tiempo vemos un poco de televisión y ya más tarde es que decidimos salir al jardín en donde mi hermano menor y yo jugamos con un balón, mientras que mi abuela riega sus plantas y mi abuelo le hace compañía sentado en una de las sillas que se encuentran ahí en el jardín.

Al finalizar el día Robert queda completamente cansado por lo que se va dormir después de que salió de ducharse, por mi parte me quedo revisando mi teléfono, encontrándome solamente con un mensaje de la madre de Peter.

Hola, mañana si vienes a la fiesta, ¿cierto?

Si.

Respondo después de un largo rato de pensar en la respuesta pues a pesar de que con Peter hemos estado hablando un poco por mensaje, no nos hemos visto en un mes y la última semana hemos estado muy distantes por lo que no se si todo entre nosotros este bien y si sea correcto ir, aun así, he dicho que si porque le he prometido a Lucas de que iría al igual que le prometí a mi hermano que lo llevaría a la fiesta.

Me doy un baño y después de eso decido bajar por un vaso de agua, al llegar a la sala me encuentro con mis abuelos que están viendo la televisión por lo que decido quedarme un rato con ellos y no es hasta después de dos horas que decido subir a descansar.

 

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Peter

Después de tanta espera por parte de Lucas hoy se llegó su fiesta de cumpleaños, por la mañana muy temprano comenzaron a traer todo lo de decoración y los juegos que mi hermano ha pedido. En estos momentos me encuentro ayudándole a mi madre acomodando bien la mesa de snack, mientras ella recibe a los primeros invitados, algunos solo van y dejan a los niños y otros padres si se quedan a la fiesta. Termino de hacer mi tarea y me adentro en la casa en donde me encuentro a mi hermano menor.

  • ¿Dónde está nuestra madre?
  • Está en la cocina revisando algo de la comida, me ha pedido que me quede al pendiente por si llega alguien, pero quiero ir a jugar con mis amigos. —dice algo molesto.
  • Esto es parte de ser el anfitrión de la fiesta.
  • Lo sé, pero es muy aburrido.
  • Te entiendo, anda ve al jardín yo hare guardia. —le digo viendo como una sonrisa se dibuja en su rostro.
  • Gracias. —dice antes de salir corriendo y justo cuando creo que se ha ido, regresa a preguntarme algo—¿sabes si Dana ya viene? —escuchar ese nombre hace que me quede sin palabras, hace tanto que no la veo que la extraño demasiado, aun así, tuve que mantener distancia por algunas razones.
  • No creo que venga. —le digo justo cuando el timbre se escucha.
  • Debe ser ella. —dice Lucas emocionado—los esperare en el jardín en lo que ustedes hablan antes. —dice antes de salir nuevamente corriendo.




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