Yo Sin Ti... ©

Capitulo 34

El fin de semana ha pasado casi sin darme cuenta y otra semana ha comenzado, pero no uno cualquiera... Hoy es el día en el que le diré a William lo que tantos años le he estado ocultando. Trato de no pensar mucho en como lo tomará, solo esperar el momento y que no reaccione de mala manera. Llevará su tiempo para que asimile lo que sucede, lo peor es que me rompa el corazón al decirme que ya no me quiere en su vida... Me repito lo mismo una y otra vez, pero ese lado negativo siempre está latente en mí.

 

Me encuentro desayunando con la familia Jones, sus padres son agradables que extrañaré de su grata compañía, su cariño que trasmiten y el agradecimiento que su hijo ha vuelto por la fuerza de su amor. Pienso en esas frases y mi corazón se encoge al saber que no los veré a menudo como me he acostumbrado en los últimos meses. En el que pensarán cuando se enteren que les he escondido algo tan importante como mi salud, cuando me dijeron que confiara en ellos. Sé que les llevará tiempo asimilar al igual que su hijo... Pero por cosas de la vida, tengo miedo de las reacciones y lo que menos quiero es que me tengan lástima.

 

Se hace la hora de retirarnos y me despido de los señores Jones, que me miran sorprendidos. William tiene el ceño fruncido por la manera de despedirme, lo que es de esperarse que me mirase de esa manera. Salimos de la casa en camino hacia donde se encuentra aparcado su R8. Me acompaña al lugar del copiloto, abre la puerta para que me ubique y la cierra. Hace el mismo trayecto hacia el lado del conductor.

 

- ¿Estás bien?- me pregunta ya adentro.

 

- Si lo estoy, ¿Por qué lo preguntas?- lo miro con el ceño fruncido.

 

- Te has comportado un poco extraña, estás distraída y ni siquiera me has dado mi beso matutino.- hace puchero.

 

Me hizo recordar cuando me invitaba a Starbucks por las tardes y me negaba con el pretexto de cuidar a mis hermanos, lo que recibía a cambio era ese mismo gesto hasta convencerme. Su expresión me dejaba sin aliento, pensando en que algún día esos labios se unirían a los míos... En una frase simple, ese gesto me derretía con solo mirarlo. Las ganas de besarle cada vez que lo hacía fue más difícil con el tiempo y caer en la tentación fue una misión casi imposible. Y después de tanto tiempo, me animo a quitarle ese gesto con un beso... Un apasionado beso hasta quitarnos el aliento y que sienta esa sensación que produce en mí.

 

- No sabes los años que he soñado con besar ese lindo gesto...- le digo con la voz entrecortada- Las veces que he detenido el maldito impulso de hacer esto.- lo beso de nuevo.

 

- No sabes lo feliz que me pones al oír tus palabras... Pensé que me querías como un amigo.- susurra en mi oído, haciendo que la sangre deje de fluir- Mi beso matutino ha llegado tarde, pero seguro.- se aleja y sonríe.

 

Pone en marcha el vehículo y nos encaminamos hacia la empresa de mi padre, lo cual se me hace eterno. En todo el camino he estado sumida en mis pensamientos, por más que haya intentado de quitarlo en mi mente, no pude. Tengo que calmar el nerviosismo que se notaba a la vista de William que me miraba de reojo a cada segundo.

 

- A la noche podemos cenar fuera de casa...- rompo el silencio una vez que estaciona fuera del edificio- Claro, si tú me invitas.- giro mi cuerpo hacia él y sonrío.

 

- No es mala idea...- toma mi mano besando los nudillos- Señorita Davis, ¿Me haría el honor de cenar conmigo esta noche? Solo tú, yo y las estrellas ¿Qué le parece?

 

- Me encantaría... Me encantaría cenar con usted, señor Jones.- me río y le doy un beso en su mejilla. Doy un paso hacia afuera del coche- Te veo en la tarde.- uno sus labios a los suyos y salgo de la misma.

 

Ahora si doy mis primeros pasos hacia el edificio, recibiendo saludos del personal de seguridad y otros empleados de la misma. A los pocos minutos me encuentro con mi padre y comenzamos a trabajar.

 

Después de aquel incidente, mi trabajo es más liviano a la que me habían asignado... Según sus palabras, no recordaba que al llevar horas sin descansar me percutía en los desmayos. Una persona que la mayor parte de día está ocupada, es común que se le pase ese pequeño detalle, si es que lo puedo llamar así. No puedo enojarme con él, es mi padre, pasamos cosas buenas y malas juntos. Ha estado conmigo cuando más lo he necesitado... Ha renunciado a su puesto para ayudar a mi madre a encontrar el problema que yo les describía a ellos, lo cual se han desesperado.

 

 

El mediodía ha llegado como si de una maratón se tratase, la mañana ha sido más tranquila de lo normal pero a la vez entretenido. Por un lado, extraño el trabajo en la que me desempeñaba aunque es un gran peso de la que me he sacado de encima. Sin duda no estoy en forma para estar a cargo de que ocupa mi padre en un futuro lejano. Benjamin será el ideal en tomar ese lugar, un verdadero líder para la empresa. Esa presión que me ejercía a mí misma de ocupar ese lugar de la familia. Solo sé que no estoy hecha para dirigir o liderar algo tan grande como el estudio jurídico más importante de la ciudad.



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Editado: 09.04.2018

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