Yo soy Susana

Capítulo 4

Federico dejo su pluma en su escritorio y paso una vez más su mano por su cabello, las acciones seguían en Grupo Santiago, su abogado había revisado minuciosamente el testamento de Susana y no podían impugnarlo.

Ya había pasado dos meses desde la lectura del testamento y hasta este momento no sabían quién era Eva Pandora.

Susana

—Listo, la vida de Eva Pandora ya fue creada —entregó una memoria la cual Susana conecto a su computadora, vio la serie de fotos desde una niña hasta la actualidad de Eva, sonrió al ver los apuntes que le estaba entregando Rodrigo —Las contraseñas de tus redes.

—Ha valido la pena cada centavo que se ha pagado—levantó la licencia de conducir, el pasaporte, los documentos de identidad.

—Los diplomas ya están listos también, te graduaste de las mejores universidades.

—Eso hice realmente —Rodrigo asintio y desvio la mirada, aún no se acostumbraba a esa mirada. 

—Los correos que te enviabas con...

Ella solto una carcajada 

—Dilo Rodrigo, los correos que me enviaba con Susana. No olvides que ella está muerta, ya no existe —sonrió con dureza —Notarás el cambio cuando este rostro se desinflame y sane, ya no verás a Susana, no, me verás a mi, a Eva.

Rodrigo asintio y camino por la sala, era difícil acostumbrarse a una mujer distinta en la misma que él admiraba y amaba, está mujer no era ni el rastro de Susana. 

—¿Qué pasará cuando te vengues?

Ella se encogió de hombros y siguió revisando los documentos que estaban sobre su escritorio.

—Mis padres no me lo perdonarán, haber dejado que creyeran que mori, pero es una verdad a medias, por que esa mujer tonta, ya no existe, realmente Susana Santiago murió ese día en ese accidente y nació Eva Pandora.

Él suspiro y corrió a la puerta cuando sonó el timbre, sonrió al recibir el pedido, al irse el hombre, se giró y sonrió ya que muy Eva Pandora podía ser ahora, pero su afición por la repostería dulce no había acabado.

Vicenzo 

Enricco enarco una ceja y su hijo se cruzo de brazos.

—Es bonita —Vicenzo resoplo al ver la foto que le mostró su padre.

—No me casaré con ella, al morir Susana el pacto se terminó.

—Federico es un buen hombre y estoy seguro también crío a una buena hija como a Susanita, aún no puedo creer lo que pasó, es una pérdida lamentable, estoy seguro hubieras sido muy feliz con ella. Melany puede ser una buena esposa también 

Vicenzo se puso de pie

—El cuerpo de mi prometida aún está... —Enricco lo interrumpe.

—Fue cremada, no quise decirte ya que te negaste a salir de la casa de la montaña, al parecer su cuerpo quedó demasiado destrozado y no hubo otra opción que cremarla.

Vicenzo desvio la mirada mientras hacía puños sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón.

—Susana acaba de morir, no me casaré con su hermana.

—Puedes esperar el año de luto y casarte con Melany.

—Cuando hiciste la promesa era una niño, ahora no, y no permitiré que arregles una boda como si fuera un niño, no me casaré con Melany... ni con nadie por el momento.

—Cualquiera pensaría que te afecto la muerte de Susana, que te niegas a casarte, pero no la conociste, no te diste a la tarea de disfrutar el tiempo con tu prometida.

Vicenzo no respondió, sólo se giró y salió de la sala de estar de su padre, había volado a la villa de los Salvatore para evitar que su padre diera su palabra nuevamente y lo comprometiera con Melany.

—¿Ya te vas?—con molestia miró a su madrastra, la que le llevaba pocos años, ella vestía... no, ella casi no vestía, el traje de baño de dos piezas no dejaba nada a la imaginación, una vez más se preguntó que rayos había pasado con su padre que se había casado con esta mujer.

—Si —sintió como ella pasó su brazo por el de él y se movió con molestia.

—Deberías pasar con nosotros unos días, casi no vienes a Italia y cuando lo haces solo es por un momento.

—Ya no me apetece estar en la villa —Lorenza se acerco más, pero Vicenzo se solto de su agarre y siguió su camino.

Ella dio una patada en el suelo y se cruzo de brazos, por supuesto que iba a caer, Vicenzo sería suyo, ese hombre que la volvía loca desde que lo conoció sería totalmente suyo, se había casado con Enricco solo por estar cerca de su hijo, el padre no estaba nada mal, un hombre muy guapo e impresionante, pero Vicenzo lo era más, cuando se entregaba a Enricco podía hacer de cuenta que era con Vicenzo ya que él parecido entre padre e hijo era impresionante.

Sonrió por qué su miedo de que le perteneciera a la mojigata de Susana Santiago ya no existía, Vicenzo seguía soltero y así iba a permanecer.

Seis meses después

La sesión comenzó, todo el comité de la dirección del Grupo Santiago, recibió con agrado a su nuevo miembro Vicenzo Salvatore, eran ideas frescas para la empresa.

Vicenzo era como su padre, todo lo que tocaba se convertía en oro, hizo su presentación y esta fue bien recibida, era reconfortante que no sólo el petróleo era su fuerte, también lo era el Marketing. Su empresa vendería y atraerian más clientes.

Era una pena que el otro miembro que se iba a unir ese día, ya no estuviera en este mundo, Susana Santiago se había preparado para ocupar la presidencia del Grupo Santiago junto a su esposo.

La presentación de Vicenzo llegó a su fin, la aplaudieron ya que iban por buen camino hacia la era digital, la hija menor de Federico estaba sonriendo, se esperaba que ella recibiera el puesto de su hermana, pero aún no había ninguna comunicación de parte de la presidencia.

Los aplausos cesaron cuando vieron subir en la tarima a una mujer pequeña con su cabellera negra y larga, totalmente sedosa, llevaba un vestido negro con detalles rojos en los puños de sus mangas, en su cuello, un pequeño sombrerito negro con una malla en su rostro, pero todos estaban sorprendidos cuando tomó el micrófono, pero no habló ya que todos los presentes, incluyendo a Federico Santiago que se puso de pie y la miraba atónito.



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En el texto hay: odio dolor, venganza amor

Editado: 26.12.2022

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