Yo soy Susana

Capítulo 16

Rodrigo se sentó y apoyo sus codos en la barra, quería olvidar... no pensar más en ella.

Bebió tanto que perdió la noción del tiempo y de todo, la luz del día se filtraba por la ventana, abrió un ojo y lo cerró rápidamente por el fuerte dolor de cabeza, giró su cuerpo de costado y se golpeó con un mueble, eso lo hizo abrir los ojos rápidamente, se encontró con una mesa de noche que no era la de su habitación, se sentó en la cama y miró alrededor ¿dónde rayos estaba?

La puerta se abre y entra una mujer con una toalla enrollada en su cabeza y su cuerpo envuelto en una bata de baño.

—Por fin despertaste —ella abrió la puerta de su closet y comenzó a buscar ropa, sin pensarlo se quito la bata de baño, dejando su cuerpo desnudo, él estaba confundido —No puedo desayunar contigo, tal como quedamos anoche, surgió una reunión de emergencia en el trabajo, así que debo irme, puedes dormir un rato más y luego te marchas.

—¿Quién eres? —ella se terminó de subir la falda y miró a Rodrigo —¿Cómo llegué aquí?

—Nos conocimos anoche, soy Sara, asegúraste que no estabas tan borracho y veniste a pasar la noche conmigo.

—¿Tú y yo...—ella rueda los ojos y se coloca la blusa de seda, camina al tocador y se sienta, sus ojos miraban a Rodrigo a través del espejo, él la habia cautivado en el bar, ella llegó con el corazón roto, había descubierto que de la persona de quien se sentía atraída realmente sólo la estaba usando para su beneficio en el trabajo, Rodrigo la habia visto llorar y se había acercado, le había levantado la barbilla para verla a los ojos y decirle que nadie valía la pena para hacer llorar a una mujer tan bella, se giró rápidamente hacia él, apoyando su brazo en el respaldo de la silla de su tocador.

—¿Realmente no recuerdas nada?—él negó, a sus ojos no se les escapo la mueca de desilusión de Sara —Debí imaginarlo.

—¿Pasa algo? —se levanta de la cama y se da cuenta que está totalmente desnudo, ella no deja de recorrer con su mirada el cuerpo de Rodrigo, que le causó tanto placer —Dime Sara —estaba buscando su ropa interior en las sábanas revueltas.

—Anoche me dijiste que me ibas a ayudar, me acompañarias a todas las cenas a las que debo asistir en el trabajo en lo que resta del año.

Él terminó de subirse el pantalón, se giró hacia ella.

—¿Porqué te dije eso?

—Por lo que te comenté del hombre que estoy enamorada, sólo me estaba usando para robar mis ideas y luego presentarlas como propias, me prometiste por Susana... si ese fue el nombre que mencionaste, que me ibas a ayudar para que este hombre no creyera que me tiene comiendo de la palma de su mano.

Él no dijo nada, se daba cuenta que ella no mentía, no conocía a Susana y le había repetido la promesa que le hizo borracho.

—Pero si no estas de acuerdo, no te preocupes Rodrigo.

Él se acercó a ella, le gustó su cabello negro que le llegaba a los hombros, sus ojos grandes y negros, tomó su mano y la acuno entre sus manos.

—Si yo te lo prometí... lo cumpliré. Me das el número de tu móvil, nos pondremos de acuerdo para las cenas que te acompañaré —la soltó y se giró para terminar de vestirse e irse, pero se detuvo —Supongo nos protegimos.

—Si, no te preocupes, lo hicimos.

Asintió y termino de vestirse, no le iba a fallar a Sara, si se lo prometio estando borracho debió de verla muy afectada por lo que le había hecho el tipo de su trabajo, se despidió después de haber guardado su número y salió de la habitación sin mirar atrás.

*****

—Supongo desea hablar con mi padre sobre la boda —Enricco miró a Melany y luego sonrió un poco forzado..

—He venido a saludar a tu padre, estoy llegando de Italia.

Melany se levantó de la silla donde estaba observando a las mujeres del servicio que estaban limpiando los ventanales.

—Están en el comedor —él asintió y paso junto a ella —¿No cree que esta pasando mucho tiempo para la boda con Vicenzo?

El se detuvo, ella era una mujer muy bonita, la conocía desde que nació, le tenía mucho aprecio, no quería lastimarla, pero debía ser honesto con ella.

—Melany, no obligare a Vicenzo a casarse.

—Pero le hizo una promesa a papá, por que le salvo la vida.

—Y la cumplí, mi hijo se presentó a la boda, tristemente Susana no llegó por el accidente. Si mi hijo decide casarse, lo hará con la mujer que elija.

Ella quiso gritarle a Enricco, casi se mordió la lengua para contener su furia, le sonrió con dificultad y se hizo a un lado pata que él siguiera su camino. Era un hombre estúpido que se negaba a cumplir la promesa que le hizo a su padre, debía encontrar una manera para casarse con Vicenzo, si no era a las buenas sería a las malas.

*****

—Hoy no hemos podido hablar ¿te parece si almorzamos juntos? —Eva levanta la mirada, Vicenzo esta en el umbral de la puerta de su oficina con una gran sonrisa en su rostro, ella por momentos se olvidaba que él había tratado de matarla, se quedaba sin aliento contemplandolo.

—Está bien —se puso de pie y busco su bolso rápidamente, aliso su falda, y camino hacia él, le encantaba ver como él la recorria con la mirada... sabía que la deseaba.

Una vez estuvo frente a él, coloco sus manos en su pecho, lo miró a los ojos y se puso de puntillas para tocar sus labios con los suyos, se sintió molesta por que su corazón se aceleró como caballo desbocado cuesta abajo.

Las orbes de Vicenzo se oscurecieron, sintió sus manos rodear su cintura y pegarla más a él, se besaron con pasión, ella se aparato bruscamente como castigo hacia ella misma por estar disfrutando del beso con su enemigo.

—Vamonos —lucho con todas sus fuerzas para que la voz le saliera fría e indiferente y  no temblorosa como estaba ella en este momento.

Odiaba sentirse afectada por el hombre que pagó para que la mataran, necesitaba poner distancia por unos días de Vicenzo, para volver a ponerse la armadura y esta vez no quitársela, debía destruir a Vicenzo.



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En el texto hay: odio dolor, venganza amor

Editado: 26.12.2022

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