Capítulo II

Cuando RM regreso a su casa a las afueras de la ciudad tuvo la sensación de que el lugar se sentía más vacío que cuando se había ido y eso que siempre había vivido solo. Esa soledad que lo acompañaba incluso en medio de los grandes conciertos parecía haberse apoderado de toda la construcción. Esa soledad era helada, casi tanto como la muerte, se sentía en el aire, pero también como parte del ambiente. Sus muebles, cubiertos por una ligera capa de polvo se sentían fríos al tacto y su propia piel que poco calor podía acumular era incapaz de transmitirle calidez alguna.

La noche era joven aun cuando sintió que un ligero mareo le invadía, llevaba un largo tiempo sin comer y necesitaba energía por lo que en la oscuridad atravesó el gran salón principal y se dirigió hasta la cocina, su nevera contenía algunas bolsas de Rh amablemente donadas en el pasado y que ahora eran parte de su dieta, con tal facilidad de comida había evitado salir a casar en varios meses, quizá años. El tiempo era relativo para alguien que había vivido tantos años y los días pasaban casi todos de igual manera.

En una fina copa de cristal sirvió el contenido de aquella bolsa y sin si quiera esperar se la llevo a la boca bebiendo la mitad de esta pese a sus impulsos por dejarla vacía, aún tenía esa extraña sensación en el estómago de querer saciarse de dos o tres personas sin importar que, pero llevaba tanto tiempo “sobrio” que algo parecido a la culpa le impedía ejecutar tales actos, no, no era culpa, era más bien la lógica racionalidad de saber que ya no era un desconocido, ahora tenía miles de ojos que lo vigilarían y juzgarían si su impecable hoja de vida que más bien permanecía en blanco se manchaba con sangre.

Relamiendo sus labios y saboreando aquel añejo sabor llevo la copa consigo hasta su salón, en la mesa de centro aquel viejo libro le esperaba y tomando asiento en uno de los sillones junto a una de las ventanas se dispuso a leer, pasando paginas entre sorbos de su copa. Después de todo leer y aprender siempre funcionaban como distractor útil de sus primitivos instintos. Sin embargo, la lectura pronto pareció lejana y las ultimas gotas de sangre amargas, teniendo el pensamiento recurrente de ese aroma, no solo su dulce olor sino la mera sensación que le había estremecido todo el cuerpo, algo que no había experimentado en años había regresado con violencia, como gritando y exclamando en su interior para hacerse sentir, incapaz de ser ignorado.

RM dejo el libro sobre el brazo de su sillón y levanto la mirada hacía la luna que resplandecía en luna llena. Ser un vampiro nunca le había causado conflicto alguno, al contrario, quizá sus conflictos comenzaron cuando descubrió que los humanos vivían de forma diferente. Para un vampiro de nacimiento cosas como la “humanidad” y las “emociones” eran cosas desconocidas, que con el tiempo podían o no cultivarse si es que se tenía una crianza más libre.

RM siempre quiso tener su balanza equilibrada, entre su instinto y su raciocinio, pero en noches como esa aquello se iba a la mierda, y no quedaba otra cosa que abrirle paso y no estorbar para evitar las consecuencias.

Jungkook salto del sillón cuando al terminar de publicar las fotos de esa noche y actualizar las novedades en twitter el anuncio de un fanmeet con RM se había presentado. El veintisiete de Julio en una zona exclusiva se realizaría el evento, con la diferencia de que para este evento en particular no había álbum alguno que promocionar, de echo RM había regresado de una gira bastante larga por lo que era extraño que en lugar de descansar y prepararse para sacar más música decidiera hacer un evento así se agotador. Como fanático Jungkook estaba feliz de si quiera tener la oportunidad de verlo en una oportunidad así de intima, pero como persona se preocupaba de que a lo mejor el rapero estuviera siendo explotado por la agencia.

De todos modos, el comunicado aun no contaba con mucha información, más que el lugar y la fecha.

@Euphoria_Jeon

«¡Nos vemos pronto! Estoy ansioso.»

Jungkook comento la publicación y salió de la plataforma. Esa noche muchos acontecimientos comenzaron a hilarse sin que esté o alguien más pudiera percibirlo.

(...)

A la mañana siguiente Jungkook despertó antes de lo usual, el cielo apenas estaba aclarando cuando sus ojos se abrieron parpadeando varias veces y revisando todo a su alrededor como si sintiera la necesidad de comprobar que estaba en su habitación y todo seguía igual que la noche anterior.

Ese día en particular las clases en su horario habían quedado para por la tarde, teniendo una única materia de cuatro horas, por lo que no tenía mucho sentido levantarse así de temprano por su cuenta. Su acción inmediata tras ser consciente de su entorno fue estirar el brazo hacía un lado, en la mesita de noche su celular estaba casi al borde, tan pronto lo palpo lo agarro con firmeza y lo acerco a su rostro. En cuanto la pantalla bloqueada se ilumino sus ojos adormilados se entrecerraron lo suficiente para no recibir todo el brillo, pero a penas abiertos para ver la hora; 5:05am.

La siguiente cosa que sus dedos alcanzaron fue el par de audífonos que también dejaba sobre la mesita de noche. En un ejercicio automático los conecto, se los puso y entro a su biblioteca de música eligiendo una de las canciones de RM, todo con los ojos entreabiertos hasta el momento en que la música inundo sus oídos, allí sus ojos se cerraron y se dejaron llevar por esa característica voz.

Es increíble como una persona a quien no se conoce, quien no lo conoce a uno, puede llegar a ser parte tan activa de su vida, y es que RM estaba con Jungkook desde hacía muchos años ya, su música lo había acompañado en muchos momentos de su vida, sin contar todas las veces que lo llevaba consigo en el pensamiento. RM estaba consigo en todas partes. Es increíble esa clase de conexión que se crea al conectar sentimientos y pensamientos a distancia, poder simpatizar con el otro y sentir que él dolor ajeno es el propio y viceversa, quizá esa es la magia de la música y la razón por la que Jungkook estudiaba con tanta diligencia.