Me gustaba la sensación de relajación que sentía cuando flotaba en las cálidas aguas del lago que estaba cerca de la casa de los abuelos, ama ir a visitarlos en verano, eran mis momentos libres. Siempre que iba me bañaba durante horas en el ese lago, flotaba mientras cerraba mis ojos y me relajaba.
Aquí es donde quisiera vivir por siempre.
Pero entonces el despertador sonó eufóricamente y tuve que salirme del sueño tan relajante que tenia, extendí mi mano y lo apague de inmediato, hundí mi rostro en la almohada sintiendo el olor a perfume que me ha dejado enamorada.
Me volteo y miro el techo, no hay nada de especial, es un techo común y corriente.
Hoy es mi segundo día, tengo todo planificado. Con el dinero que Cole me ha dejado puedo movilizarme más rápido hacia el centro comercial y hacer varias compras ya que no conozco San Diego, por lo que no debo alejarme mucho de la Universidad.
Recojo mi cabello en una larga coleta y me aprieto bien el moño para que no se resbale, me he puesto un overol negro de falda, una camisa blanca básica y unos tenis blanco, me coloco mi mochila de espalda y me dispongo a salir, pero la puerta se abre antes de que coloque mi mano en la cerradura. Lo miro por unos segundos, pero el rompe la conexión e ingresa sin saludar.
-¿Dónde esta, Kara? – me pregunta. Parece desesperado, tiene mucho afán y hoy puedo apreciar sus brazos, el izquierdo tiene tatuajes de todo tipo, mientras que el derecho solo tiene una serpiente tatuada. - ¿Eres sorda o algo?
-No lo se, ella no volvió. Y en primer lugar deberías saludar tu y yo no dormimos juntos, y aun así.
-No te preocupes, pronto lo haremos. – abro la boca para responderle, pero el simplemente se acerca a la mesa de noche de Kara, abre un cajón y se lleva una cajetilla de cigarrillos, abandona la habitación y cierra la puerta consigo.
Salgo de la habitación cerrándola con llave, empiezo a caminar hacia la salida, es un poco incomodar ver a las chicas en los pasillos, he visto a algunas desnudas en la ducha, creo que esto es único malo de vivir en una residencia, no tienes mucha privacidad. Supongo que me acostumbrare y dentro de unas meses se volverá algo tan rutinario y ni le prestare mucha atención.
-¿Deborah King? - me detengo en seco y me giro rápidamente - ¡Debbie! – ella se lanza sobre mi abrazándome fuerte, su cabello huelo a crema para peinar, no puedo evitar tocar su cabello gris platino, es tan bonito y sedoso – Debbie, soy yo, Zoe Johnson, tu ex vecina.
Frunzo el ceño mientras la miro cuidadosamente tratando de recordar quien es ella.
-Nuestras ventanas coincidían y pegábamos papelitos en la ventana para conversar – me lanzo hacia ella y la abrazo fuerte.
-Zoe, te extrañe mucho, un día desapareciste y otra familia ocupo tu casa. ¿A dónde fuiste? ¡Por que no escribiste! – intento no llorar – No puedo creer que estés aquí, conmigo.
-Lo lamento, todo fue tan repentino, mi madre se caso con otro hombre y nos vinimos a vivir a San Diego, todo paso muy rápido que no me dio tiempo de decírtelo, lo lamento. Pero, la vida nos ha juntado nuevamente y no voy a escapar, mi madre se ha separado finalmente, odia al hijo de ese sujeto, pero bueno. ¿A dónde vas?
-Necesito comprar algunas cosas para la habitación, puedes venir si no tienes nada que hacer – ella sonríe ampliamente.
-Y tengo un auto – me muestra las llaves – Bienvenida al tour oficial de la ciudad de San Diego e Universidad, su guía es Zoe Johnson, mantenga sus pertenencias cerca suyo, gracias. – ella me presta su brazo y le sujeto con delicadeza.
-Que hermoso tu cabello. – Me dice mientras avanzamos.
-Gracias, tu también has cambiado muchísimo, te ves bellísima. ¿Qué estudias? – pregunto mientras salimos de la residencia.
-Turismo y hostelería. – me dice alegre - ¿Qué tal lo he hecho? – levanta las cejas de forma divertida.
Esta es la Zoe que conocí, tan alegre y coqueta, siempre fue así, irradiaba tanta felicidad que no había día que no me riera con ella, la hecha mucho de menos, ahora no me sentiré tan sola o fuera de lugar, tengo una amiga y pienso conservarla por toda el resto de la universidad e incluso más.
Fue tan normal hablar con ella, me sentía como en casa, me ayudo a escoger algunas cosas para la habitación y aunque esto suene muy interesado, me alegra saber que ella tiene auto, me facilita un poco las cosas con las compras y el cargar mis cosas.
-...Así que le dije que no vendría a una residencia, las duchas son asquerosas, entonces mi madre me dijo: consigue un trabajo, no te seguiré pagando el tratamiento para el cabello. Entonces esta mañana que te encontré había venido de la cafetería del campus, donde insistí mucho en que me dieran trabajo y al final aceptaron, creo que los arte, no lo se. – carcajeo mientras desempaco las bolsas y ella coje el cesto de ropa con dos bolsas dentro, no compre mucho por que no quería cargar tantas cosas, y no quería que Zoe cargara tantas cosas por mi. - ¿No tienes trabajo?
-Por ahora no, quiero acostumbrarme a la universidad y cuando sepa que podre ser responsable con los estudios y el trabajo, entonces buscare trabajo, de todos modos mi madre dijo que me ayudaría hasta que conseguirá un trabajo y que no me presione.