Yours Decisions

Capitulo#36

Por la mañana la abuela pego un grito al cielo al no encontrarme dentro de la casa, pero fue Matt quien nos encontró dormidos en el columpio del abuelo, adoloridos por el poco espacio y la incomodidad de aquella nos levantamos.

-Me duele mucho. – no puedo evitar que los ojos se me llenen de lágrimas.

-Llevémosla al hospital – sugiere Peach.

-¿Lista? – niego hacia mi abuelo – Por favor, cielo. Solo relájate. – Christian me sujeta la mano mientras la primera lágrima cae. –Piensa en algo bonito.- cierro los ojos sintiendo las manos calientes de mi abuelo en mi cuello, empieza a masajear un poco fuerte pero soportable.

-Duele…- aprieto la mano de Christian. Dos giros rápidos y doloroso a mi cabeza hace que poco a poco me recupere, el dolor del cuello espantoso se deshace y las manos de mi abuelo abandona mi cuello. Giro un poco la cabeza con temer del dolor en mi cuello, pero ya no duele más.

-¿Y? – pregunta Matt. - ¿Duele?

-No, ya no duele. Gracias abuelo. – el hace una reverencia y se retira. La mano de Christian se acerca a mi pierna para bajar mi camisón que se ha subido un poco – Creo que me daré una corta ducha.

Fui la última en desayunar, aunque la abuela estuvo haciéndome compañía hasta que terminara. El abuelo tenía sus tareas en el campo, y ya que estaba aquí la abuela me pido que vaya con Peach a recoger los huevos del gallinero, y que luego iríamos a su huerto de fresas y a ver los caballos.

-¿Dónde está Christian? – le pregunto a Peach mientras me abrocho el overol, ella me rocía con un repelente de mosquitos. - ¡Peach!

-¿Qué? hay muchos insectos. – me dice y luego se va. Me acerco al espejo y me recojo el cabello en una cebollita y alrededor me coloco un pañuelo dejando un lasito de lado izquierdo. – Vamos. ¿Dónde están los chicos? No es justo que tengamos que ir por los huevos, yo quería ir a dar una vuelta y ver a los chicos guapos sin camisas, con el sudor recorriendo por su torso perfectamente tonificado.

-Soñar no te cuesta nada, prima. – sonrió y tomo la cesta que nos ha facilitado la abuela.

Recuerdo que hacia esto con Cole y la abuela, corríamos todo el camino hasta el gallinero, Cole sostenía las gallinas y yo tomaba los huevos. Luego corríamos a casa para que mamá los pusiera a hervir y comerlos en el desayuno.

-¿Quieres tomar a la gallina o los huevos?

-¿No hay otra opción? – niego con una sonrisa mientras ingreso al gallinero. – Tomare los huevos.

Peach ha salido literalmente llorando. Creo que no le queda la vida del campo, ella es más americana, más de la ciudad. Mientras volvemos a la casa con los diez huevos que hemos recolectados.

Al entrar a la cocina Peach se restriega las manos con jabón, niego burlona y dejo la cesta de los huevos sobre la mesa. Escucho un silbido y Peach me mira asustada, abro la puerta de rejillas saliendo de la cocina viendo a Christian y Matt montados en caballo.

-No es una motocicleta. – le digo a Christian mientras me cruzo de brazo.

-No es mejor que mi bebé. – Sonrió - ¿Quieres subir?

-¿Sabes cabalgar? – Se encoje de hombros – Supongo que no puede ser peor que la moto. – extiende su mano y la sujeto con fuerza mientras me impulso para subirme. – Si me dejas caer te mato.

Peach se subió con Matt y los cuatros nos fuimos hasta el lago dejando a los caballos bajo la sombra de los árboles. Christian se bajó primero y luego me mira, apoyo mis manos en sus hombros y él  se aferra a mi cintura ayudándome a bajar del caballo, enredo mis piernas en su cintura y lo miro con una sonrisa para luego besarlo.

-Todo un vaquero. – él se acerca y me besa nuevamente. Mi teléfono vibra en los bolsillos y aparto los labios de Christian, me bajo de su cintura y saco mi teléfono viendo el número de mi madre, con dos barreas de señal. - ¿Hola?

-Se puede saber dónde demonios estas, he estado llamando y llamándote y tienes el teléfono apagado. – suspiro y miro a Christian que por la tranquilidad del lugar los gritas traspasan el teléfono. - ¿Dónde estás?

-Texas. –Respondo – en casa de la abuela.

-¿! Que!? Deborah necesito que vengas a casa ahora mismo, tengo que salir de la ciudad para la entrega de una casa en Seattle. No puedo dejar la casa sola, hubo un robo hace poco. Por favor, ven a casa.

-¿A casa? Tú crees que es fácil tomar un vuelo, mi plan es pasar el verano aquí con Matt, Peach y…Christian.

-Deborah tu llevaste a ese muchacho a la casa de tus abuelos. Escúchame, no me cuesta tomar un vuelo e ir a traerte de….- Christian cuelga y se guarda el teléfono.

-Es verano. – Asiento – Vamos a nadar un poco.

El sol está en su punto a punto de esconderse, probablemente los abuelos estén muy preocupados, desaparecer desde la mañana, no hemos almorzado y eso es lo que más le preocupa a la abuela Mary.

Esta vez, yo me he sentado adelante y Christian detrás, pero él es quien lleva las riendas del caballo. Mientras yo disfruto del sol de las cinco de las tardes mientras mi espalda descansa en el pecho de Christian. Levanto un poco la mirada viendo el sol derretirse en sus ojos, esos ojos que fueron los primeros en enamorarme.



#103 en Joven Adulto
#2375 en Novela romántica

En el texto hay: romance, badboy, toxiclove

Editado: 27.08.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.