Esa noche no pude dormir absolutamente nada, me quede en el sillón leyendo, y la ultima hora que vi fueron las 5:51am, luego de eso desperté tras las caricias de Christian a las ocho y un poco más, lo salude sin más y luego nos alistamos para la Universidad.
Hoy volvía al trabajo y no podía estar más feliz de ver a Noah y a Lion. Sentir el olor a las galletas recién horneadas me parecía satisfactorio.
-¡Hola, mi niña hermosa! – Su abrazo a arreglado cualquier mal que tenía en mi corazón – Mira que bella estas. El verano hizo de ti una chica más hermosa de lo que ya eras. ¿Cómo va tu inicio de año?
-Excelente. ¿Qué tal sus vacaciones? ¿Y el señor Smith?
-Increíbles, el sol y la playa es el mejor ambiente para relajarse. Pero el trabajo continuo, Lion está decorando, ve ayudarlo y luego arreglaremos las vitrinas.
Me quito la mochila y antes de ponerme el delantal reviso mi teléfono.
Kara: ¿Cuándo podemos hablar? Necesito una amiga.
Debbie: Iré después el trabajo.
Guardo el móvil y me dispongo a ayudar a mi compañero.
Horneando sirviendo café y postres finalmente el día laborar ha terminado, con mi rostro y cabello cubierto de haría y polvo de hornear, cantando con Lion y molestando un poco a Noah. Nunca creí que el trabajo sería divertido.
-..Tienes que verla, es increíble todo lo que la medicina puede hacer. – se refiere a Grey´s Anatomy. Hemos salido de la pastelería. – Te llevaré.
-No, no quiero molestar.
-Está bien, cielo, súbete. – sonrío hacia Noah y me subo de copiloto.
El camino ha ido genial, muy corto para mi gusto.
-Ustedes dos son muy ruidosos. – se queja Noah mientras Lion le baja el volumen a la radio – pero debo admitir que tienen gustos muy buenos por la música, y similares.
-Claro, soy el creador de ese maravilloso playlist. – carcajeo mientras me giro hacia Noah. – Te ves bien, Debbie.
-Gracias, tú también te ves genial. Genio de las playlist. Nos vemos mañana, buenas noches y gracias por el aventón. – Noah me lanza un beso mientras le hago de la mano alejándome del auto.
Camino por el pasillo en silencio hasta llegar a la puerta, toco dos veces, pero nadie contesta, giro la perilla abriéndola despacio de no encontrar a Kara en una mala posición. Pero al asomar mi cabeza la habitación está completamente vacía.
-…! Mierda, tienes que estar bromeando! ¡Ella no puede estar aquí! – Hay un silencio donde su respiración se oye como la de un toro – No…- escucho su voz quebrarse. – Tengo miedo de ella, no sabes lo que esa mujer es capaz de hacer…- avanzo hacia la puerta – Tiene mucho poder en su mano, maldito el día en que nos hicimos su amigos. – sus ojos rojos y llenos de lágrimas me miran con la boca ligeramente abierta. – Adiós. – cuelga y corre a abrazarme.
-No quería escuchar a hurtadillas. – froto su espalda. - ¿Todo está bien?
-No. Tengo pesadillas por lo que hice, y ahora…ahora ella está de vuelta.
-¿Quién?
-El demonio, el diablo de zapatos caros. – ella se aleja – No sentí nada ese día. Pero…me remueve la conciencia Debbie. Yo creo en Dios, pero no soy fiel a la iglesia, pero creo en la ira de él, y sé que me va a castigar por haber cometido este pecado. – niego.
-Para estar bien contigo, debes estar primero bien con Dios. Ve a la iglesia, con gusto te acompaño, arrodíllate frente a él y pide perdón, eso no te volverá más débil o tonta, créeme, funciona.
-Sí, sí, gracias…- se limpia las lágrimas. – Entonces… ¿te mudaras? – abro la boca para contestar, pero mi teléfono vibra sacándome del apuro.
-Hola. – me alejo un poco de Kara – ¿Qué tal ha ido el trabajo?
-Sí, tengo que hacer unas horas extras. ¿Estarás bien?
-Sí, sí. ¿Has comido ya?
-Sí, tengo que irme…nos vemos. – cuelga. Suspiro un poco decepcionada, porque sé que me está mintiendo, lo sé.
-¡Esta aquí, la perra loca esa…- Kyle deja de gritar mientras se detiene en el umbrala tomar aire.
-Por qué respiras así. – él mira a Kara y luego a mí con nerviosismo.
-Hola…Bebé….- respira - ¿Qué haces por aquí? Digo no es que sea un…- mira a Kara.
-¿Qué ocurre? – me mira Kara de soslayo.
-Quiere que nos reunamos, ahora, en el bar del viejo Mike. – no me mira. – No puedes…venir, lo siento, bebé.
-¿Por qué no? Y….jamás he oído hablar de ese lugar.
-Es mejor que no vengas. – me dice Kara. – Quédate, es mejor.
-¿Cuándo te refieres a todos? Es a todos, todos, incluyendo a Christian. – ninguno responde.
Me cruzo el cinturón y lo abrocho mientras Kara y Kyle se acerca renegando por mi presencia no deseada, pero si Christian estará allí debe ser un motivo grande.