Yurio Wa Maid Desu Ka?

Capítulo 1: El chico Maid. Gatita En Problemas

 

 

El olor a café inundaba el aire. Las voces de los comensales se mezclaban perfectamente con el ambiente. Las Maids, bien vestidas con sus uniformes, iban de un lado a otro atendiendo a los clientes con amabilidad; entre esas amables mujeres que atendían, se encontraba un chico no muy amable.

Sí, como leyeron, un chico. Ese chico es Yuri Plisetsky; que por obra del destino, terminó trabajando allí, tomando el lugar de una mujer para no perder su empleo.

Pidió ser llamado Yura, ya que no quería ser llamado por su nombre real. Era demasiado vergonzoso que lo usaran para referirse a un artículo femenino, así que creyó que era mejor usar ese apodo. Aparte de que sonaba más femenino, haciendo más fácil su actuación.

-Ah, Yura-san, bebé. ¿Podrías darme el especial de hoy? –Dijo un hombre a la "chica" de cabellos rubios, dándole una mirada de arriba a abajo—

Yuri estaba a punto de gritarle sus cuatro cosas a aquel viejo verde, frunciendo el ceño y abriendo la boca para decir algo. Pero fue callado por la mirada intensa de Yuko. Quien le gritó en un susurro.

-Yura. Sé amable. Sonríe. –Señaló con sus dedos una sonrisa en su rostro. Yuri asintió desganado—

Respiró hondo y habló lo más amable posible. –Claro, amo. El especial de hoy es café latte de vainilla y Muffins de chocolate con un toque de amor— Lo dijo de una manera que pareciera que hubiera brillos alrededor de él, haciendo una leve reverencia.

-Aaaaah~, Yura-san. Eres tan mona. –Dijo el señor fascinado por el chico— Tráeme el especial, por favor.

-En un momento se lo traigo, –Viejo verde— amo.

Dicho eso se fue a buscar el pedido de aquel desagradable hombre.

Esto ya se le estaba haciendo difícil. Soportar a clientes como él le complicaba toda la treta. En repetidas ocasiones tenía que aguantar cosas como "Lindura", "Gatita" ó "Claro, si te incluye a ti". Las ganas de golpearlos y gritarles eran demasiado tentadoras, pero la mirada de Yuko y el terror a perder su empleo esfumaban todo impulso.

A decir verdad, valía la pena, ya que este trabajo tenía una buena paga, que iba por encima del sueldo mínimo japonés. No podía darse el lujo de perderlo por un simple arranque de ira. Aunque bien merecido para esos tipos.

Ya habían pasado dos semanas desde que fue contratado. En poco tiempo, como supuso el Señor Nikiforov, ya se había vuelto el centro de atención por su "refrescante" personalidad.

La mayoría de los clientes que llegaban pedían ser atendidos por la "Refrescante Rubia". Su fuerte personalidad había llamado la atención de más de uno. Era ruda, pero linda a los ojos de ellos.

Y era cierto. Cuando no la piropeaban, era la camarera que mejor atendía a los comensales. Todo aquel que ella trataba, quedaba satisfecho a sus servicios.

Nada mal para un chico ¿No?  

-Su orden, amo. –Le trajo lo pedido al señor de antes, y se retiró a la bodega a relajarse un momento en su descanso—

Suspiró pesadamente. –Aaagh, esto se está haciendo más difícil de lo que creí. Esos depravados. Aunque no los culpo por ceder a mis encantos—Se llevó el cabello hacia atrás. Moviendo con estilo su melena rubia. – ¡Ja! Si tan sólo supieran. –Rió con ironía— Sólo espero que nadie se entere...

La voz de Yuko interrumpió su charla consigo mismo. –¡Yura! ¿Dónde estás?—

-¡Voy! –Se apresuró a ir donde Yuko, odiaba verla enojada—

Ellos se habían vuelto muy cercanos desde que Yuri comenzó a trabajar, ya hasta lo nombraba a secas.

-¿Qué pasó Yuko? –Preguntó Yuri extrañado, ya que estaba en su descanso—

-Lo siento Yura, pero ¿Puedes atender a ese señor de ahí? Todas están en su descanso, y él no viene muy a menudo.

-¿No puede venir después? ¿Acaso es tan importante? –Le extrañaba que tuviera que dejar su descanso para atenderlo a él—

-¿Qué? ¿Acaso no sabes quién es? –Preguntó como si fuera lo más obvio del mundo, y él fuera un completo ignorante. Negó con la cabeza— ¡Es el Señor Katsuki!

-... –Se quedó en silencio, aquel nombre no le sonaba—

-Sólo ve a tenderlo, después te explico. No vaya a ser que se vaya.

-...Vale. –Susurró amargamente. Le daba igual quien fuera, le es muy molesto que interrumpieran su descanso—

Se acercó al comensal con paso lento. En serio que le valía si lo dejaba esperando o no.

-Buenas tardes amo, ¿Puedo tomar su orden...? –El comensal levantó su vista del teléfono. Sus ojos chocolate se unieron con los del ruso. Su cabello azabache peinado hacia atrás le daba un aire de superioridad. Sus grandes lentes azules enmarcaban a la perfección aquellos ojos de los cuales no quería despegar la vista. Los rasgos de su cara eran asiáticos, probablemente era de la región. Era bien parecido. Su mirada amable era relajante. Era tan...—



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En el texto hay: comedia, yurionice, yuyuu

Editado: 12.05.2018

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