Z

La noche de los muertos

Z-Day 56. 1:22

—¿Cómo cuánto llevamos caminando boludo? — Preguntó Mateo.

—No tengo ni idea, pero me estoy cansando de esta exploración. Encima el Humvee se quedó sin combustible y ya no hay más en las calles. Las chicas se quedaron allá, comoditas durmiendo en esta fría noche de otoño.

—¿Estuviste leyendo o simplemente es la noche la que te hace hablar así? — Rió Mateo.

—Jaja. No sé, pero... ¿Acaso eso es humo? — Preguntó atónito Dario.

—Parece ser que sí. La última vez que ví humo y supervivientes fue cuando se quemó la mansión del padre de Leila.

—¿Y si vamos a ver que onda? — Preguntó Dario.

—Ya fue. Vamos, pero tengamos cuidado. Todavía tengo que ver una vez más a Erika — Dijo Mateo frunciendo el ceño.

—Si, si. Vamos. — Dijo Dario ignorandolo.

Sant comienza a escribir luego de tocar el frío suelo de la sala...

—¡SANT LEVÁNTATE! — Gritó John interrumpiendo mi plácido sueño en el apocalipsis.

—¿¡Qué te pasa John!? — Dije gritando.

—Se está quemando el campamento. — Me respondió Ian mientras salía de la tienda de campaña.

—¿What the fuck?

—Sí Sant, levántate y deja de imitarme. — Dijo John siguiendo a Ian.

Me levanté de aquel saco que llamaba cama y me dirigí a ayudar a apagar la llama que perturbaba aquella tranquilidad en la que caímos. Tanto Jeremías, como John, Ian, Zoe, Mike y yo, intentamos ayudar pero ni siquiera nuestros intentos combinados con la ayuda de todos los demás y dos chicos más jóvenes que yo fueron suficiente como para acabar con aquella llama que se extendía para, poco a poco, atraer a la horda de la cual habíamos escapado. Al fin de unos treinta minutos, dimos por perdido el caso y decidimos irnos de allí lo antes posible, es decir, antes de que la horda y Altamirano nos encuentren. Comenzamos a caminar hacia un Humvee, los chicos nos dijeron que vinieron en él y que iban hacia el bloque Z. Ellos no tenían idea de los bloques y decidieron guiarnos hacia ese auto si le dabamos gasolina.

—Es una pena que solamente tengamos un bidón de gasolina para ellos, los demás se prendieron fuego... — Lamentó John.

—Sí, es una pena. — Replicó uno de los chicos, dijo que se llamaba Mateo.

—Igual Mateo, no dudes que los vamos a ayudar. Nos dirigimos hacia el lugar por donde ustedes venían. — Dije.

—¿Hacia allá? Allá está plagado de zombies e hijos de puta que disparan antes de preguntar, no les recomiendo ir para allá. — Dijo el otro joven, se llamaba Dario.

—Bueno, ya vamos a ver qué hacemos. — Dije mientras me dirigía a hablar con Mike.

—Creo saber lo que vas a decir, imbécil. — Atacó Vince que parecía recién volver.

—Según Vince, allá está plagado de zombies y supongo que Mateo te lo dijo.— Dijo Mike.

—Ya... Aunque no es una buena idea en lo más mínimo, creo que volver al bloque Z es una mala... — Fui interrumpido.

—Me da igual que pienses, — Dijo Vince — vamos a ir al bloque Z de cualquier forma. — Agregó Vince.

—Okey, ¡Come on! — Le siguió John.

—Qué más da. — Agregó sin mucho interés Daniel.

—¿Desanimado, esteroides? — Burló Vince.

—Desanimada va a parecer tu sonrisa después de la golpiza que te voy a dar, plagas como vos suelen ser peor que los zombies en un bloque.

—Bueno, calmense y vamos al infierno. — Interveni.

—Te acompaño mi buen amigo. — Dijo John.

—¿Te crees el jefe de nuevo o quieres golpe? — Amenazó Vince.

—Acá él que jode a Sant soy yo, solo yo. — Acotó Frank.

—Nunca pensé que diría esto, pero Frank intenta ''defender'' a alguien. Bastante extraño. — Dijo Gabe suavemente.

—Callense todos, nos van a terminar comiendo los zombies si no nos movemos. — Paró la discusión Daniel.

—Bah, al fin y al cabo yo dije de ir hacia allá. — Dijo Vince sin meticular, ni hacer otro movimiento que no sea caminar hacia el bloque Z.

Al cabo de un día, llegamos a las afueras del bloque. Todo seguía igual, incluso, los gemidos pidiendo ayuda de los zombies ya no se escuchaban, como si de una emboscada planeada se tratase. Ignoramos totalmente este hecho y acampamos fuera de la ciudad. Mateo y Dario anteriormente buscaron a sus amigas y un perro de talla pequeña.

Parecía que iba a ser una noche tranquila hasta que el primer zombie apareció. No tenía brazos y tenía la boca cosida, era obra de Dark o de Altamirano, alguno de los dos nos envió ese zombie silencioso para lograr aterrorizar o simplemente alterar a aquellos que estábamos en ese improvisado campamento. Recuerdo que para ese momento, a los nuevos no le habíamos contado de aquella extraña mutación que algún día fue algo parecido a un amigo y que llamábamos Altamirano, o de aquel gran humanoide de color negro que podía cambiar su cuerpo a gusto, Dark, un increíble mutante o un experimento militar que escapó luego del apocalipsis zombie. Fusilamos al cadáver caminante y comenzó la discusión nuevamente.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.