Capítulo 1 - El primer día de Zehra (Editado)

Era el primer día de trabajo de Zehra y los nervios le hacían cosquillas en el estómago, como si tuviera mariposas en él.

El día de la entrevista, durante el camino hacia ella, el taxista que la llevaba hacia la mansión, le proporcionó algunos detalles sobre la familia a la que iba a servir. Le contó que se trataba de una de las familias más prestigiosas de la ciudad y que la esposa del hacendado, había desaparecido, dejándolo solo con su hija pequeña después de marcharse con su amante. Tiempo después, el amante apareció muerto en circunstancias misteriosas y a la mujer nunca la volvieron a ver. Los rumores, en la ciudad, merodeaban por ella diciendo que Amir, el poderoso y enigmático cabeza de la familia, se había encargado de enviar a ambos al otro mundo, pero su influencia era tal que nadie se atrevía a investigar más allá. Además de eso, se decía que las niñeras contratadas para la pequeña Hassad, no solían durar mucho en la casa.

A pesar de los rumores que el taxista había compartido en su trayecto hacia la mansión, no disuade a Zehra de su objetivo, pues la oportunidad de empleo era demasiado buena para dejarla pasar y ella, realmente necesitaba el empleo. Después de una entrevista tensa y cargada de expectativas, había conseguido el puesto y estaba lista para comenzar su nueva vida al día siguiente.

Al llegar a la mansión, fue recibida por la señora Nuray, la madre del renombrado hacendado Amir Hassad. Nuray, con su porte elegante y sonrisa cálida, le dio la bienvenida.

– Bienvenida, querida. – dijo, Nuray.

– Gracias, señora. – respondió Zehra.

– Acompáñame a la cocina, te presentaré a tus compañeras de trabajo. No solo cuidarás de Hilda; aquí todos hacemos de todo un poco. En tu tiempo libre, ayudarás en la cocina a las compañeras que te presentaré a continuación.

– De acuerdo, señora. No hay problema. – respondió Zehra.

Al llegar a la cocina, un lugar cálido y bullicioso con el aroma de especias y pan recién horneados, las jóvenes que estaban allí detuvieron sus actividades y se giraron hacia ellas, reflejando una gran curiosidad en sus ojos. Sabían que una nueva compañera de trabajo llegaría a la mansión y que sería, principalmente, la niñera de la señorita Hilda.

– Buenos días, chicas. – dijo Nuray con autoridad, pero sin perder la calidez en su voz. – Les presento a Zehra, su nueva compañera de trabajo. Será la nueva niñera de Hilda y en su tiempo libre les ayudará en la cocina. Espero que se lleven bien.

Una joven de aproximadamente su edad, con una sonrisa que irradiaba simpatía, se le acercó y dijo:

– Bienvenida. Mi nombre es Zaida, ella es Jenna. – indicó mirando a una joven a su lado. – Y ella es Yalisa. – señaló la joven, a otra chica que estaba más alejada de ellas y con una expresión severa. – Es la ama de llaves.

– Es un gusto conocerlas. – respondió Zehra, intentando esconder sus nervios detrás de una sonrisa.

Luego de la presentación, Nuray se retiró y Yalisa, mirándola con desdén, comentó:

– Otra nueva niñera. Vamos a ver cuánto dura.

– Yalisa, no empieces. – intervino Zaida, poniendo los ojos en blanco. – Zehra, no le hagas caso, es así con todas.

Molesta por el comentario de Zaida, Yalisa se fue sin decir una palabra más. Cuando Zehra quedó a solas con sus nuevas compañeras, se acercó a ellas y dijo:

– Sé porqué lo dijo. Lo escuché en el pueblo. – dijo afligida, aún sin conocer la verdadera razón por la que las niñeras duraban poco.

– Esas mujeres fueron expulsadas de la casa porque en lugar de cuidar de Hilda, trataban de conquistar al señor Amir. – explicó Zaida con desprecio, eligiendo sus palabras con cuidado.

– Es bueno que me lo hayas dicho. – dijo Zehra con alivio. – Al menos ahora estoy menos temerosa de que me echen. Realmente necesito este trabajo.

– Eso es bueno. – respondió Zaida con una sonrisa de complicidad. – Aquí hay mucho trabajo, pero también buenas personas.

Después de esa pequeña charla, Zehra decidió ayudarles en la cocina hasta que la señora Nuray la llamó para presentarla a Hilda. Mientras se dirigía hacia la sala de estar, su corazón latía con fuerza. Por primera vez conocería a Hilda. ¿Le caería bien a la niña? ¿Podría ganarse su confianza y cariño? Esperaba en Allah que sí.