Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

39. Huyendo de dos chicas

Si Ashtaria no me acepta no puedo continuar con esto, sería como adentrarme en un enorme agujero negro para terminar atrapado eternamente con un amor no correspondido. Necesito arrancármela de la mente y del corazón, por más complicado que resulte debo hacerlo, y aceptar que ella no está dispuesta a amarme, su amor por Handul se lo impide.

Debo hallar la forma de seguir adelante, de encontrar la paz que tanto anhelo. Quizás, al liberar mi corazón de esta carga, logre comprender mis sentimientos hacia Neefar. Necesito tiempo para reflexionar, para curar las heridas que este amor ha dejado. Solo así podré descubrir si lo que siento por Neefar es verdadero o simplemente una distracción para mitigar la falta de atención que Ashtaria siempre dejaba en mí.
Al mirar por la ventana, mis ojos capturan el primer planeta de este sistema planetario. Un orbe azul se vislumbra a lo lejos, uno que, por su distancia al sol, debe ser extremadamente frío. La nave ha reducido su velocidad para que la tripulación pueda apreciar cada detalle. Aprovecho este momento para ocupar mi mente, registrando cada característica del planeta en mi tableta digital, intentando distraerme de los tumultuosos pensamientos que me aquejan.

Sumido en mi tarea de registrar cada detalle del planeta en mi tableta digital, paso un buen rato absorto en los datos. La actividad me brinda una tregua momentánea de mis pensamientos y emociones. Un rato después, el sonido familiar de la puerta deslizándose me saca de mi concentración. Supongo que es Ashtaria regresando, pero al girar, veo a Klea entrando, mostrando un rostro de disgusto y desconcierto.

—¿Qué ha pasado con Ashtaria? —es lo primero que dice al entrar.

Me siento extrañado. Conociendo a Ashtaria, no me parece posible que haya comentado nuestra reciente discusión a Klea.

—¿Pasado de qué? —le pregunto, intentando esconder mi confusión.

—Ashtaria llamó a mi habitación y pidió hablar conmigo —explica Klea, todavía mostrando signos de molestia—. Estaba molesta y hasta un poco triste. Es extraño, considerando que la última vez que hablamos, ambas sonreíamos y nos agradecíamos por salvarnos la vida mutuamente.

—¿Y qué te dijo?

—Me preguntó si yo estaba enamorada de ti —responde Klea, cruzándose de brazos.

Suelto un par de risas, entendiendo por dónde va el asunto. Y es que todo encaja. Ashtaria ha malinterpretado la situación, creyendo que la chica de la élite de la que podría estar enamorado es Klea, sin sospechar de Neefar.

—¿Enamorada de mí? —repito, incrédulo—. ¿Y qué le respondiste?

—Estaba en shock, no sabía qué decir. No sabía qué responder —admite Klea, aún con una expresión perpleja.

Intento romper la tensión con una broma.

—¿No sabías qué responder porque no comprendes tus sentimientos? ¿O porque realmente me amas? —digo, esbozando una sonrisa burlona.

Klea responde en el mismo tono jocoso.

—Fue Ashtaria quien pidió que no jugara con tus sentimientos, que tú podrías estar enamorado de mí —dice, riendo ligeramente.

La risa de Klea se desvanece mientras continúa:

—Le respondí que no estoy enamorada de ti, que solo es atracción. Se lo dije para no dejar mal todos esos coqueteos que hacíamos para darle celos a ella. No te ilusiones, ¿eh?

No puedo evitar reír, ella me acompaña con sus risas.

Klea se sienta sobre mi cama, y yo me siento a su lado. La miro, y parece querer seguir hablando. Mientras tanto, la nave continúa su viaje aumentando su velocidad luz.

—¿Por qué Ashtaria cree que tú estás enamorado de mí? —pregunta Klea, mirándome con curiosidad—. Ambos sabemos que a quien amas es a ella. Y ella lo sabe también.

—Le dije que ya no siento mucho por ella, que la estoy superando —respondo, con un suspiro pesado.

—Ok... Y supuso que ya no la amas porque estás enamorado de mí.

Klea no sabe de mis recientes sentimientos por Neefar, y es mejor así, que no sepa nada.

—Sí, es así —admito, encogiéndome de hombros.

—Comprendo, le dimos motivos para pensar así.

—Sí... La verdad es que ya quiero rendirme con ella, por eso le dije eso —agrego, con una mueca de resignación.

—Sabes, pienso que es buena idea. Ya deberías fijar tu atención en otra chica.

—¿Otra chica?

—Aquí en la nave hay miles de mujeres hermosas, debe gustarte alguna.

—Pues sí, pero no quiero utilizar a alguien solo para olvidar a otra persona, eso es algo cruel. Prefiero olvidarla estando solo.

—No es que tengas que obligarte a estar con otra persona, ve conociendo, y tal vez así puedas volver a enamorarte —sugiere Klea, apretando mis manos con suavidad.

—No es así de simple —digo, sacudiendo la cabeza.

—Lo sé, solo intenta darte otra oportunidad —dice con un tono suave y alentador, sin soltarme las manos. En ese momento, a mi mente solo llega un nombre... Neefar—... ¿Por qué esa sonrisa tan pendeja? —pregunta, con una sonrisa burlona.

—¿Qué cosas dices? Mis sonrisas son lo más sensual del universo —replico, tratando de mantener el tono ligero.

Klea se echa a reír con una mezcla de discreción y cizaña.

—Son las mismas sonrisas pendejas que le lanzas a mi amiga —señala, guiñándome un ojo.

—¿Ah?

—Algo pasa entre ustedes. Lo sé.

—¿De qué hablas? —pregunto, intentando desviar la conversación.

—Neefar y tú... —un brillo de emoción en sus ojos.

—Tenemos una linda amistad, ¿qué más podría pasar?

—Pues, por la forma en la que la mirabas en la nave crooler, parecía que... —comenta, levantando una ceja inquisitiva.

—¡No! No inventes cosas —digo, riendo nerviosamente.

Klea vuelve a reír.

—¡Te has puesto rojo! —se burla, dándome un ligero golpe en el hombro.

Ahora entiendo lo que siente Neefar; es horrible que te tiren tu nerviosismo en la cara.

—Neefar es mi amiga, Klea. Solo eso —respondo, porque es la verdad, es lo que somos ahora mismo. No quiero contarle la otra parte de la verdad, porque corro el riesgo de que Klea le comente algo a Neefar. Hay que admitir que esta chica suele soltar la lengua con facilidad.




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