El cielo está despejado, sin nubes a la vista, y la brisa, libre y despreocupada, no choca con nosotros. La estrella radiante en el cielo nos incomoda un poco con su intenso resplandor, pero aquí, en la cima de las escalinatas del Dominio Élite, la élite se ha reunido para rendir homenaje a Polh, quien fue asesinado por Trox ayer.
Mis compañeros están tras de mí, ya que hoy soy yo quien pronunciará las palabras, dado que ni el rey de Mikadea ni Handul están presentes. Soy el máximo rango frente a los mikadeanos que estamos en Tiakam.
—Hoy y los próximos días serán tristes para Mikadea —mi voz resuena frente al público calmado y silencioso que se encuentra bajo las escalinatas—. Hemos perdido a un miembro valioso de la Élite de Mikadea, a nuestro querido Polh, el arquitecto que construyó cada pared de nuestro planeta. Polh fue el maestro que edificó algunos de los edificios más altos y emblemáticos de Mikadea; su esencia estará presente en cada rincón de nuestro mundo, y su lucha por la seguridad de nuestro pueblo vivirá eternamente en nuestros corazones —mi mirada se dirige con nostalgia al espacio vacío en la fila que antes ocupaba Polh, entre Neefar y Kimku, su lugar—. Polh ha dejado un vacío que, de alguna manera, se sentirá en el futuro, pues fue un gran amigo, compañero y guerrero —recuerdo cuando Polh se ofreció para probar el poder de Zen.
»Mikadea se despide de ti, Polh...
»Un mikadeano leal ha perdido la vida en el cumplimiento de su deber. Dondequiera que esté su alma, siempre será recordado con la palabra ‘leal’.
Desde el fondo del asentamiento, una nave de la fuerza armada se eleva hacia el cielo azul, transportando el cuerpo sin vida de Polh hacia Mikadea, donde será colocado en la cúpula de vidrio.
Es triste que nuestra amistad haya terminado así. El deseo de poder lo cambió drásticamente. Sin embargo, atesoraré los buenos momentos que viví junto a él.
Han pasado tres horas desde que terminó la ceremonia honorífica. Ahora, en la sala de reuniones, nos encontramos todos los miembros de la élite sentados alrededor de una mesa ovalada. Estamos listos para discutir el problema en las minas. Llevamos dos órbitas trabajando con la mitad de los mineros y necesitamos recuperar la normalidad.
Recuerdo las últimas palabras de Trox antes de desaparecer: «Pueden evolucionar mi raza. Prometo no enojarme si los ponen a minar oro, solo si ustedes prometen protegerlos de los Crooler y, en especial, si me ayudan a desarrollar una tecnología que nos ayude a identificar quiénes son Crooler y quiénes no».
¿Trox quiere ser nuestro aliado? No estoy seguro. Es difícil confiar en alguien de Yowta, especialmente cuando los Crooler ya no existen para nosotros. Trox nos pide que protejamos a su raza y que lo ayudemos con algo que ya no tiene sentido. Esto me deja en duda, pero acepto su condición porque necesitamos a los tikamitas y recuperar el ritmo en las minas.
Mi mirada recorre los rostros de los presentes. Antes de iniciar la reunión, aclaro mi garganta.
—Ya que estamos todos, empecemos —rompo el silencio en la sala—. Los he reunido para discutir el trabajo en las minas. Como saben, hemos estado operando con solo la mitad de los mineros durante aproximadamente dos órbitas de Tiakam. Necesitamos regresar a la normalidad para alcanzar la cantidad de oro requerida.
—Si estamos aquí, es porque tienes una nueva idea, ¿verdad? —pregunta Foxer con seriedad.
—Así es —respondo—. Quiero hablarles sobre lo que Handul y yo hemos estado trabajando durante todo este tiempo. Durante dos órbitas, elaboramos un segundo plan, ya que, si no resolvíamos los problemas en las minas, tendríamos que usar otros métodos para obtener el oro necesario.
—¿Y cuál es ese segundo plan, Kiharu? —pregunta Klea.
—Vamos a colaborar con los tiakamitas. Ya tenemos el Zenfrex recolectado para su evolución. Handul trabajó en obtenerlo de los seres de bajo nivel evolutivo de Tiakam antes de irse a Mikadea.
Odio tener que mentirles, pero es la única forma de ocultar la masacre de tiakamitas. No puedo exponer a Handul sin enfrentarle personalmente. Recuerdo que lleva consigo un gran poder y podría vengarse atacando a cualquiera. Confío en que, al llegar y ver que todo está funcionando, lo aceptará, ya que se trata de la existencia de nuestro planeta.
—Entonces, ¿aquellas desapariciones de Handul eran porque él estaba recolectando el Zenfrex? —pregunta Brawn.
—¡Exactamente!
—Bueno... si dices que hay una buena cantidad de Zenfrex guardado, es porque Handul lo recolectó —agrega Foxer—. No veo otra razón para el trabajo exhaustivo.
—Por mí, está bien. Necesitamos hacer algo ya. El tiempo pasa y no logramos alcanzar las cifras —dice Kimku.
—Yo lo apruebo. Deberíamos estar evolucionándolos ahora mismo —dice Rautzel.
—Genial.
—Kiharu, puedo ayudarte a implantar el Zenfrex en los tiakamitas —me dice Ashtaria—. Necesitarás asistencia, ya que no podrás hacerlo solo.
—¿Por qué no? —le pregunta Neefar.
—Porque todos los tiakamitas aún le temen —responde Ashtaria.
—Ok, es cierto —Neefar le mira con dureza, y Ashtaria responde de la misma manera. No han tenido una buena relación durante todo este tiempo, y ahora entiendo el por qué —... Yo también estaré al pendiente del proceso de evolución, para asegurarme de que no surjan anomalías que puedan arruinarlo todo.
—Tienes razón, Neefar —Rautzel le sonríe—. Yo podría ayudarte con las revisiones y análisis de los tiakamitas.
—Te necesito controlando el centro médico, Rautzel —le digo—. Neefar puede encargarse de los análisis sin problemas. Confío en que ella puede hacerlo sola.
—Son muchos tiakamitas para que ella los analice sola.
—Conozco la capacidad de Neefar. Estoy seguro de que puede manejarlo.
—La urgencia está en garantizar que los tiakamitas no se enfermen o se conviertan en bestias. Ella necesitará ayuda.