Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

79. Una élite vengativa

Cuando pensábamos que finalmente habíamos acabado con los Croolers, emergen unos aún más peligrosos que los anteriores: más ágiles y con una habilidad excepcional para camuflarse en cualquier entorno. Ni siquiera sabemos cuántos son, pero ahora sabemos que sí existen y que las advertencias de Trox eran ciertas. Es muy probable que también sea verdad que los Tiakamitas son descendientes de la raza de Yowta y que están al borde de la extinción frente a esta temible amenaza. Los Croolers, sin importar en qué planeta se desarrollen, mantienen una esencia común: son seres de espíritus ruines, capaces de exterminar a una raza entera para alcanzar sus objetivos, que claramente son convertirse en la única especie predominante en el planeta.

Me desconcierta ver a Ashtaria en la camilla, inconsciente. Todo esto es culpa de los Croolers. Su herida fue profunda, pero por suerte no afectó órganos vitales. Perdió mucha sangre, y por eso le ha costado despertar.

De repente, alguien toca la puerta de la habitación. Neefar la abre y frente a ella aparece Rauzet.

—Hola, Neefar —saluda Rauzet.

—Hola —responde Neefar, visiblemente preocupada.

Estamos en el centro médico que Rauzet dirige, y era de esperar que él apareciera en algún momento. Rauzet pasa a un lado de Neefar y se dirige a donde está acostada Ashtaria.

—Así que nuestra batalla contra los Croolers no ha terminado —observa Rauzet al fijar sus ojos en Ashtaria.

—Se está iniciando una segunda guerra —respondo, sentado en el sofá junto a la camilla, con el rostro agachado y lleno de ira—. Esta vez no es por el oro, sino por el Zenfrex.

—¿Cómo es que los Croolers se enteraron de los beneficios del Zenfrex? —pregunta Rauzet.

—Creo que hay un Crooler infiltrado en la élite —respondo.

—Durante la última reunión se decidió buscar el Zenfrex en el almacén —añade Neefar mientras echa un vistazo a una de las máquinas conectadas a su paciente—. Seguro que aquel Crooler nos siguió hasta allí, y no creo que haya ido solo. Es muy probable que ahora todos los Croolers sepan dónde está el almacén.

—Klea y Kimku ya están custodiando el almacén —digo—. Tendremos que turnarnos cada… —Me detengo en seco al notar que el cuerpo de Ashtaria ha desaparecido.

Neefar corre hacia la camilla, buscando a Ashtaria, y luego voltea hacia mí con una expresión angustiada y niega con la cabeza.

La puerta aún no se ha abierto, lo que significa que Ashtaria no ha salido de la habitación.

—Ashtaria, sé que aún estás aquí —digo, levantándome del sofá y observando a mi alrededor.

—Ashtaria, no cometas una locura. Espera a que ideemos un plan, por favor —suplica Neefar, que conoce bien la impulsividad de Ashtaria.

—Su habilidad para volverse invisible es increíble —observa Rauzet, perplejo, mientras se queda al lado de la camilla.

—Déjanos verte, Asht… —Me quejo al sentir una pequeña cortada en mi brazo.

—¡¿Qué…?! —Neefar también se queja al recibir una cortada, parece que Ashtaria está buscando sangre verde.

—¡Ashtaria, por favor, no me cortes! —Rauzet suplica, con el rostro asustado, pero su sangre roja también termina deslizándose sobre su brazo.

La puerta de la habitación se abre de golpe, y todos dentro de la habitación gritamos:

—¡Ashtaria!

Salimos rápidamente de la habitación y la vemos en el pasillo. Ashtaria voltea la mirada y sus ojos se encuentran con los míos. Utilizo mi poder y corro a gran velocidad hacia ella, pero antes de que pueda alcanzarla, logra hacerse invisible y escapar.

—¡Mierda!

—¡Seguramente va a buscar a los demás miembros de la élite! —dice Rauzet.

Salgo corriendo del centro médico y, al salir al exterior, intento ubicarla en los alrededores del asentamiento, pero es en vano, no hay rastro de ella.

Activo mi sistema de transmisión e intento comunicarme con la élite, pero antes de que pueda hacerlo, Neefar llega a mi lado y me detiene agarrándome del brazo.

—¡No lo hagas! Si informas a todos los miembros de la élite, podrías poner a Ashtaria en peligro. El Crooler podría prepararse para enfrentarse a ella, empeorando su situación. Dejemos que termine lo que está intentando hacer. Confío en que puede hacerlo.

Confiar en Ashtaria… es lo que ella siempre ha esperado de mí, y creo que ha llegado el momento de hacerlo.

De repente, a lo lejos, junto al almacén de oro, vemos a Brawn corriendo hacia nosotros, aparentemente la nueva víctima de Ashtaria, con un hilo de sangre roja escurriendo por su brazo.

—¡Rauzet! —grita Brawn mientras se acerca.

—Un sospechoso menos… —murmura Neefar.

Brawn se detiene frente a Rauzet, intentando recuperar el aliento antes de hablar.

—No me diga —Rauzet sonríe de medio lado—. ¿Te acaba de atacar una fuerza invisible?

Brawn muestra asombro al ver las cortadas en nuestros brazos y me mira con una expresión intrigada, esperando una explicación.

—No te preocupes, fue Ashtaria.

—¿Y por qué nos ataca? No lo entiendo…

—Ella está tratando de encontrar al Crooler infiltrado en la élite…

—¡¿Un Crooler infiltrado?! —exclama Brawn.

—Sí, esa es la única explicación para el interés de los Croolers en el almacén de Zenfrex.

—No entiendo… ¡¿Los croolers aún existen?!

Todos le asentimos con un «Sí».

—Brawn, déjame ver tu herida —dice Neefar, acercándose para examinarla—. ¡Vaya! Ashtaria se desahogó contigo. Tu herida es bastante profunda.

Rauzet se pone al lado de Neefar y también examina la herida, y yo, impulsado por la curiosidad, me acerco para verlo más de cerca.

Es cierto, Ashtaria no se contuvo con Brawn.

—Hay que coser tu herida. Ven conmigo al centro médico —le dice Rauzet, y Brawn asiente de inmediato.

En el momento en que Brawn y Rauzet entran al centro médico, escuchamos un estruendo proveniente del almacén de oro.

—¡Debe ser ella! —grita Neefar e inmediatamente fija su mirada en Rauzet—. Rauzet, encárgate de Brawn, iré con Kiharu —ordena y enseguida sale corriendo hacia el almacén. Yo la adelanto usando mi velocidad.




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