✭✭✭✭✭
La punzada en mi cabeza hace que abra los ojos de forma lenta, tomando tiempo incluso para recordar cómo mover mi cuerpo. Cuando por fin logró ver todo con claridad, me doy cuenta que me encuentro en una habitación, muy refinada, observó todo con detalle. Es una habitación con mucho espacio, más que los departamentos donde solía quedarme antes de conocer a los “raritos”, por las paredes de madera pude deducir que estábamos en una cabaña, muy bien equipada. La cama era grande, sus sabanas suaves y de color beige con blanco, las almohadas muy cómodas, a unos dos metros justo enfrente de la cama tenía a la altura perfecta un gran televisor y debajo de este una mesita de madera larga donde había ropa.
Al levantarme note que el suelo estaba cubierto por alfombra, de ambos lados de la cama había dos mesas de noche y la de mi lado derecho encontre a Rubi, solo al verlo me lance a revisar que mi aparato estuviera sin ningún rasguño y así fue, al lado de este estaba mi mochila con las pocas cosas que llevaba. Me dirigí hacia la mesa donde estaba la ropa y al tomar la primera prenda note que cada detalle era fino y justamente de mi talla, al terminar de ver todo note que había una nota a lado que decía:
Espero sean de tu agrado y estilo, la ropa es muy cómoda y somos de la misma complexión así que espero te quede. Te estaremos esperando abajo en la sala con comida, Alex y Thomas.
Thomas…
Trato de pensar en alguna persona que conozca con ese nombre y mi cerebro dice que no. Decido tomar la ropa y buscar un baño para ducharme, al abrir la puerta de lado izquierdo me encuentro con lo que más bien parece un palacio en vez de un baño. Una tina grande y preparada está esperando a que la use para quitarme la suciedad del bosque….
Y es ahí donde una punzada ataca mi cabeza, trayendo recuerdos de lo sucedido hace no sé cuánto tiempo. Como puedo intento dejar a un lado eso y comienzo a desvestirme para tomar una ducha. Una vez lista y con mejor olor del que tuve por horas, reviso como me quedo la ropa que dejó Alex, qué consiste en un jean azul oscuro, botas que me llegan a la rodilla con una suela alta que me hacen parecer militar, una blusa blanca muy sencilla, y por último un abrigo largo y de color café oscuro que cubre los suficiente del frío.
Tomo mis cosas, incluyendo a mi Rubi, y decido salir de la habitación. Lo primero que veo al salir es un pasillo que lleva a otras dos puertas, posibles habitaciones, y a un lado las escaleras. Decido no husmear y voy directo a las escaleras mientras veo por encima las pinturas y fotografías colgadas en las paredes, todas son antiguas pero conforme voy avanzando se ven de mejor calidad y más actuales, eso… hasta que llegó al final de las escaleras y veo la última fotografía.
Una familia típica, dos parejas, una de ancianos y otra de dos jóvenes y esta misma cargando a dos bebés. Estoy a punto de girarme hasta que regresó la vista y noto que reconozco a los jóvenes… mi madre y mi padre… biológico, otra punzada hace que regrese al peor momento en el que Alex me dijo que ese señor era nuestro padre.
-¡Florence! Que bueno que por fin despier… oh- giró para encontrarme con el señor que dice ser verdadero mi padre. No digo una sola palabra.- Es lo que tenía planeado contarte desde que nos reunimos con Alex.
-¿Cuánto tiempo estuve dormida?- es lo único que sale de mi boca.
-Casi un día entero, tuvimos que sedarte porque despertaste demasiado alterada y comenzaste arrojar cosas y casi electrocutas a Alex y a mis hombres.- Mi sorpresa es grande, pues no recuerdo absolutamente nada.
-¿De dónde rayos conseguí Taser?- preguntó.
-Florence, no teníamos ningún arma cerca, lo que menos nos quedó del ataque fueron las armas- quedó muda.- Fuiste tú.
El silencio nos inunda hasta que me doy cuenta que nos vemos directamente a los ojos. Sus ojos son del mismo tono que los míos, la forma de su nariz idéntica a la mía y la de Alex, el tono de piel, color de cabello. Mi shock lo hace mover la boca por unos segundos, tal vez pensando qué decir o cómo sacarme de mi trance.
-Ven conmigo, debo explicarte muchas cosas a ti y a Alex, aunque no lo creas, lo que ella sabe solo se limita a saber que son hermanas y son mis hijas- analizar cada palabra que dice se me hace difícil y no tengo idea de que responder y parece leer mis pensamientos- No debes responder ahora, aun hay mucho que explicar y entre esas cosas entran tus… ya sabes, ¿dones?¿poderes? no sé cómo llamarlo realmente, solo, sigueme.
Se gira y comienza a caminar, lo sigo hasta llegar a una sala sencilla pero con pequeños detalles que te hacen pensar, ¿dónde compro todo? y más que todo, ¿cómo hacen para que no se dañen por el tan bipolar clima del bosque?
-¿y Alex?- pregunto, pues esperaba verla sentada esperando.
-Afuera, controlando unas cosas- respondió mi padre, sigue siendo extraño llamarlo de ese modo, así sea solo en mi cabeza.- Puedes acercarte a la venta, se ve perfectamente gran parte del bosque,- avanzó hacia una gran ventana decorada con cortinas blancas, a lado de esta hay una puerta que lleva hacia un camino pedregoso que se va perdiendo entre los árboles- aunque no sugiero que salgas, Alex, digamos que está un poco frustrada- asiento y solo me abstengo a ver desde la ventana.
Doy una vista rápida a todo lo exterior hasta que encuentro la silueta de Alex, un poco lejana, solo está girando y viendo todo lo que le rodea, el viento le alborota el cabello cobrizo haciendo que esto parezca una escena de película. Es entonces que luego de minutos parada observándola me replanteo si estar aquí es un error o simplemente casualidad, me preguntó si… haber conocido a los chicos fue bueno o malo, si tener el conocimiento de todo lo extraño que este mundo puede tener puede ser una salida de mi corta vida. ¿Todo este cambio tenía que ser necesario?